Empezar una relación con Tamaki fue lo que soñó desde que lo vio por primera vez, tras años de esfuerzo consiguió que el vergonzoso chico aceptara ser su novio, pero ahora solo había un problema.
Tamaki sufría de tanta vergüenza que ni siquiera podí...
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Miedo.
Esa era la palabra que describía a la pareja favorita de tercer año.
Hoy eran las exámenes físicos. El problema no era tanto que fueran exámenes, el problema eran sus oponentes.
Ambos miraban en silencio la pauta que decía contra quién lucharían para poder graduarse de la academia yūei.
"T/a T/n vs Amajiki Tamaki"
— ¡¿Pusieron a la pareja para enfrentarse?!
— ¡E-Eso es muy cruel!
— Mi TamaT/n...
— Lo que se podía esperar del despiadado director Nezu.
Esos eran los comentarios que se oían en el gimnasio Gamma. Las clases de tercer año "a" y "b" se quejaban con fuerza, no podían aceptar que la pareja más tierna del mundo se enfrentará a muerte para poder graduarse de una vez.
¡Era demasiado injusto para ellos!
Por un lado T/n apretó los puños y pasó saliva, nunca pensó que tendría que ocupar su poder contra su amado elfo. ¿Qué podía decirle ahora? Si estuviera deseándole suerte no sería sincera porque ella era la que quería ganar y graduarse.
Quería demostrar que la clase "b" era igual de talentosa.
Por otro lado Tamaki estaba temblando levemente, su mente solo podía crear una imagen de su director riendo macabramente mientras elegía los contrincantes.
Soltó un suspiro algo temeroso y miró a su novia, planeaba desearle suerte, pero entonces notó su postura.
Ella estaba erguida, con una mirada decidida y llena de impotencia, un aura digna de una heroína la rodeaba y eso sólo le hizo reaccionar.
Sería una burla desearle suerte. Sería burlarse de su determinación.
— D-Daré lo mejor de mí. — Elevó la voz y T/n lo miró con decisión mientras asentía.
— No pienso perder.
Ambos extendieron las manos y las estrecharon, está vez no fue un toque tierno y mucho menos un cruce de miradas amorosas. Esta vez era de competitividad, sus manos apretaban lo más fuerte posible demostrando su determinación mientras que sus ojos reflejaban admiración y cierta rivalidad.
Sí, esas eran las palabras y acciones correctas.
No importaba sí eran pareja, no podían desearse suerte sabiendo que en el fondo siempre fueron rivales al ser de diferentes clases.
