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· Un error ·


—Vamos estoy segura de que no fue tan malo —la pelinegra palmeó suavemente su hombro en un intento de consolarla.

Ambas se encontraban en casa de la menor. Eunha había abandonado el hogar de Eunbi rápidamente esa mañana, luego de recibir un mensaje de Yuna pidiéndole por favor que fuera a verla, no sin antes repetirle a su pareja que de seguro la broma se les había ido de las manos.

—Tendrías que haber visto su expresión, —Yuna frotaba su cara con ambas manos frustrada, —la he cagado. —Sentenció. —No me preguntes cómo, simplemente lo sé.

—En mi opinión, no es algo que no pueda solucionarse hablando —expresó, apartando la mirada durante un momento de su amiga para dirigirla a alguna otra parte de la habitación. —Pero hablando de verdad, no con expresiones ambiguas —continuó, volviendo a mirarla al sentir a la castaña volverse hacia ella. —Si lo que quieres es estar con ella simplemente ve y díselo, no es tan difícil.

—Lo dice la persona que montó un circo entero para ligarse a la chica que le gusta —la acusó en broma, recibiendo un ceño fruncido en respuesta.

—Mi situación era totalmente diferente a la tuya con Yerin y lo sabes —le recordó molesta.

—Ya, lo sé, no te alteres. Solo bromeaba —respondió, sacudiendo ambas manos frente a ella.

Eunha rodó los ojos apartando nuevamente la mirada de su amiga. Yuna imitó la acción de su amiga poco después. Dirigiendo su vista en la misma dirección que la pelinegra, para quedarse ambas contemplando un punto cualquiera de la habitación mientras que cada una se tomaba un momento para pensar.

Una se cuestionaba si debería hablarle a su amiga sobre el hecho de que toda la situación se debía a un malentendido del que la castaña no tenía forma de estar al tanto o si simplemente debería dejar que las cosas siguieran el rumbo que tenían que seguir y rogar por que todo acabara saliendo bien.  La otra repasaba la conversación con Yerin una y otra vez a la espera de encontrar el error, o al menos un indicio respecto a qué podría haber sido lo que salió mal.

Pero, por más que Yuna repasara mil veces la conversación, no lograba hallar nada que se sintiera fuera de lugar, al menos no como para generar una reacción negativa por parte de la castaña.

Ciertamente había muchas cosas que, estaba segura, podría haberlas dicho de forma más clara o mínimamente menos lamentable. Pero aún así ninguna de ellas ameritaba esa reacción.

Existía, también, la posibilidad de que la mayor se hubiera hartado ya de ella. Aunque estaba segura de poder descartar esa idea puesto a que Yerin al comienzo de la conversación parecía realmente feliz de verla.

Pero entonces, ¿qué había hecho mal esta vez? Se preguntó, al tiempo de que se recordaba a sí misma que estaba cien por ciento dispuesta a solucionarlo.

—Las flores.

—¿Eh? —Eunha de pronto retomó la conversación, sacando a la menor de su debate interno.

—A Yerin le gustan las flores —continuó, recordando una de las frases que Eunbi le había dicho a Yuna el día anterior. Pensando en que quizás podría ayudar a su amiga aún sin tener que confesarle que todo el asunto había sido planeado de antemano.

—Dime algo que no sepa —replicó la castaña, al tiempo que alzaba una ceja en dirección a su mejor amiga. —¿Qué quieres que haga con eso?

Eunha se golpeó la frente mentalmente ante lo lenta que podía llegar a ser Yuna a veces. Es que yo vivo a mi propio ritmo, solía excusarse la menor cuando ambas iban aún a la escuela primaria.

—Digo, que si a Yerin le gustan las flores, —hablaba despacio modulando cada palabra de forma clara esperando que su amiga fuera capaz de completar la idea por sí misma.

—¿Estás intentando hablar cetáceo conmigo? —Preguntó Yuna desconcertada. —Porque si es así, déjame decirte que se te da como el culo.

La pelinegra gritó frustrada sin poder creer que su amiga optara por bromear en un momento así. Sobre todo cuando era su problema el que ambas estaban tratando.

—¿Sabes qué? Renuncio.

Rápidamente se puso de pie recogiendo sus cosas dispuesta a marcharse antes de acabar gritándole a su amiga en la cara lo que realmente había sucedido.

—Eunha, espera —la castaña rápidamente se puso de pie siguiéndola todo el trayecto hasta la puerta de entrada —no te enojes, anda..

—No estoy enojada —replicó rápidamente la mayor.

—¿Y entonces?

—Solo me frustra tu lentitud.

Yuna abrió y cerró la boca varias veces antes de llevarse una mano al pecho con indignación.

—Que sepas, que me duele tu comentario —respondió haciendo uso de todo el potencial actoral que fue capaz de reunir para realmente parecer ofendida.

—Seguramente el arrepentimiento no me deje dormir —replicó con sorna la de baja estatura. —Llámame si descubres que hacer —agregó esbozando una media sonrisa.

—Lo haré —respondió la castaña imitando su expresión para cerrar la puerta, luego de que la mayor se despidiera una última vez usando su mano.



He revisado este capítulo unas dieciocho veces así como como haya algún error me voy a largar a llorar. Fin del comunicado.

He vuelto (:

Freesias [YEJU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora