Llegar a casa y lo primero que haces es discutir con tu madre; no es bonito. Tampoco es bonito recibir una bofetada de su parte, tal vez hay un poco de olor a cigarro en mi ropa, pero por más que expliqué de todas las formas posibles; no lo entendió.
A veces me cuestiono cómo sería su vida sin mí. Sin un hijo al que mantener, sin una carga, sin una preocupación. Pero a veces también me cuestiono por qué mi amor y gratitud por ella solamente crece, sabiendo que hay ocasiones en las que me hace sentir insignificante sin haberle dado un motivo.
Los hijos deben obedecer a sus padres.
Escucho que siempre lo dice. ¿Pero qué ocurre con nosotros? ¿Acaso está bien que suframos? ¿Está bien que seamos su desquite emocional?
Sinceramente a este paso ya no sé, ya no quiero saber nada.
Son estos momentos en los que quisiera tener alguna cosa mágica que me haga desaparecer, un libro que me lleve a otro lugar así como el de aquella película que vi hace tiempo a escondidas de mis amigos.
—Es para niñas porque es de princesas —musitó entre carcajadas y gestos de asco Christian, golpeando mi brazo en el acto—. Mejor veamos una de terror.
Esa noche no pude dormir tranquilamente. Tuve insomnio toda la noche, mi corazón saltaba al mínimo ruido que se escuchaba en el cuarto, incluso recuerdo haber prendido la luz de la pequeña lámpara para sentirme bien.
—Soy un hombre, no soy un marica —susurré, escondiendo mi cabeza entre las sábanas—. Soy un hombre.
Despejo mis memorias de ese día, tirándome a la cama luego de cerrar la puerta con seguro y lanzar la mochila a cualquier lado. ¿Estaba mal sentir miedo? ¿Acaso las emociones también rigen lo que eres?
Siento las lágrimas deslizarse por cada costado de mi rostro, el ya familiar dolor en el pecho y el cierre en mi garganta que me dificulta respirar. Mis manos se mueven por sí solas, abriéndose y rodeando mi cuello sin ejercer ninguna presión, pero mi cabeza opina lo contrario.
Nadie lo notaría. Cada día una persona muere.
¿Qué cambiaría si era yo?
Poco a poco voy apretando, teniendo una única intención. Dejar de existir. Comenzaba a dolerme la cabeza, veía manchas por todos lados, mis ojos expulsaban lágrimas a borbotones y de mis labios salían débiles suspiros que intentaba eliminar.
Solo un poco más.
No creía en las señales, en los ángeles que llegaban a tu vida para salvarte.
Pero el celular sonó indicando un nuevo mensaje.
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Recuerdo la primera vez que fui al cine con unos compañeros y efectivamente escogieron una película de terror, para ellos no, pero para mi "mejor amiga" y yo sí lo era. Al salir, por la noche, me encontré con mi crush (en ese entonces) y le conté xd. re pendeja por él.
Bebés, si tienen algún tipo de problema, no tengan miedo en pedir ayuda, así sea algo simple. Pueden contar conmigo para lo que deseen, no te aseguro que te daré la solución porque no está en mí, pero prometo escucharte (leerte).
Dije que esto está inspirado en parte por lo que he vivido hasta ahora, así que... no es bonito.
Besos♥.
