Chapter 11: Camp Day 1; Retrieved

1.4K 168 24
                                    

El mundo se detuvo en ese momento.

Me dejó ahí.

Desesperado, adolorido y apenas capaz de moverme.

Lo único que pude hacer fue...

Llorar.

~~~~~~~~~~~~~~~~
Después de encontrar a Hinata, le envié un mensaje de texto al equipo para avisarles.
Dejé fuera el cómo lo había encontrado.

[Cuervos Karasuno]

Sugamama: hey, ya encontré a Hinata y volveremos pronto.

Jesús de Karasuno: Gracias a Dios. Nos vemos pronto.

Saltyshima: Gracias por que el idiota fue encontrado.

Milk Boi: ¿Está bien?

Yams: ¿Dónde estaba?

Sugamama: Está bien, estaba al otro lado de la escuela.

Dadchi: está bien, TODOS regresen al gimnasio para el entrenamiento nocturno.

[solo padres]

Sugamama: Nos saltaremos el entrenamiento nocturno, ¿está bien?

Dadchi: ¿Por qué? ¿Algo anda mal?

Sugamama: Aolo confía en mí, está todo bien Daichi.

Dadchi: Está bien. Nos vemos esta noche en las habitaciones.

Levanté la vista de mi teléfono. Vi al hombre irse alejándose sin Hinata, afortunadamente. El hombre era alto, robusto y tenía sangre en la parte inferior de la pierna. Miró hacia atrás por un breve momento, su rostro tenía una sonrisa que me dio escalofríos. Tenía miedo de ver cómo había dejado a Hinata, pero me tragué el miedo y doblé la esquina para ver una pesadilla.

—¡H-hinata!

Corrí y me arrodillé a su lado.

—Oye Hinata, ¿puedes oírme? Estoy aquí para ayudarte.

Lo tomé en mis brazos. Oh Dios, ¿qué ha hecho? Tus ojos se ven tan asustados.

—S-su-g-ga.. d -duele mucho.

Las lágrimas cayeron por sus mejillas ya manchadas.

—Está bien Hinata, estoy aquí ahora. Te llevaré de regreso al campamento.

Lo recogí al estilo nupcial.

—Voy a cuidarte, cariño.

¿Por qué lo llamé así? Bueno, por la razón que fuera, ahora se estaba relajando en mis brazos. Sus lágrimas aún seguían cayendo.

Para cuando regresé al campamento, todos ya estaban en el gimnasio para el entrenamiento nocturno. Entonces, fue fácil llevar a Hinata a nuestra habitación. Había dejado de llorar y dormía sobre mi pecho. Lo dejé en los futones, gracias a Dios que el equipo había preparado la habitación. Murmuró en voz baja antes de que sus ojos se abrieran. Los miré y la luz se había ido. El sol que siempre parecía tener estaba cubierto por nubes oscuras de miedo y tristeza.

—¿Cómo te sientes Hinata?

No dijo nada.

—Hinata, vi algo de lo que te estaba haciendo. ¿Puedes decirme qué está pasando?

Se sentó allí en silencio, mirando hacia abajo y jugueteando con la manta. Estiré mi mano el mentón de Hinata y levanté su rostro para que pudiera verle.

—Por favor, quiero ayudarte. Pero no puedo hasta que sepa lo que está pasando.

Lo observé asentir de forma lenta.

Ripperd From RealityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora