Flores blancas

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—Buenos días—saluda un risueño chico a la conductora del autobús escolar entregándole una rosa blanca.

—Buen día, Ni-ki—saluda cariñosamente y recibe el regalo—Anda, ve a sentarte.

Asiente y va a su lugar al lado del chico que roba sus suspiros desde que llegó.

—Buenos dias—saludo entregándole una rosa de igual modo que con la conductora.

—Hola—responde a secas recibiendo la flor de mal modo.

Ni-ki siempre carga con un ramo de cinco flores para obsequiar en el camino, sin embargo lo hace solo con las personas que él quiere o considera importantes en su vida, suelen ser en su mayoría la maestra de literatura que halaga su trabajo, la conductora del transporte escolar que siempre lo recibe con cariño, la señora que sirve la comida en la cafetería que le regala una dona de chocolates extra con su almuerzo, la maestra de matemáticas que tuvo paciencia con él y por último Sunoo, el chico del que se siente atraído desde hace un año.

El bajito por el contrario es indiferente a sus gestos, siempre trata de evitarlo pero no es que lo odie o algo por el estilo, sino que al ser el único chico al que le regala flores la gente empieza a correr el rumor de que son algo más que amigos.

Sunoo no es gay, eso lo tiene claro, por eso los rumores lo molestan demasiado, a un punto que intenta ser cortante con el menor, pero no importa que tan mal lo trate, el siempre regresa.

—¿Quieres sentarte conmigo en el almuerzo?—pregunta el más alto con ilusión.

—No—responde y se pone los audífonos para no escucharlo.

Así son todos los días desde que lo conoce, el menor no deja de insistir a pesar de las malas caras que le hace Sunoo o el resto de la gente al juzgarlo por intentar entablar una conversación con tanta insistencia con un chico.

Porque al parecer eso está mal.

Ya entran a sus clases correspondientes, listos para empezar con las actividades, no sin que antes el de la hermosa sonrisa le entregué su respectiva flor a la maestra de matemáticas que acepto gustosa.

Sunoo rueda los ojos al ver la acción y abre su libro para tratar de evitar con la mirada al que tanto lo desespera.

Así pasan el resto de la clase, un chico muriendo por un poco de atención mientras el otro reza porque lo deje en paz.

Al llegar al receso, él mayor se levanta de su asiento y prácticamente corre hacia la cafetería para encontrarse con su grupo de amigos, de este modo evitará al que considera, su acosador.

—Llegaste temprano—nota Jay viendolo tratar de normalizar su respiración—¿Todo bien?-

—Ese chico me tiene harto—dice mostrando la flor de hoy—no importa que tan cortante sea, siempre vuelve.

—Deberias hablar con él, tal vez al ver tu actitud se le quiten las ganas de ser tu amigo—responde Heeseung sorbiendo algo de jugo.

—¡Es que no entiendes! No quiero ser grosero pero ¡Ah!—grita frustrado agachando su cabeza en la mesa—es solo que me vuelve loco.

—Y tú a él, pero no de la misma forma—asegura Jay.

—Ese es precisamente el problema, a mí no me interesa, ni como amigos ni nada.

Pasaron el resto del almuerzo discutiendo, sus amigos no tienen una mala intención pero creen que está siendo injusto con Ni-ki, no sé junta con nadie a pesar del gran carisma que tiene, y es que la gente siente que si le dan un poco de atención estara sobre ellos al igual que con Sunoo.

No es que a Jay o a Heeseung les importe, al contrario, quisieran invitarlo a pasar con ellos los recesos pero no lo hacen por su amigo.

Ya en la clase de literatura, la preferida por Ni-ki así como la más odiada por el mayor, por más que se esfuerza no logra entender nada, eso sumado a que se aburre y se distrae con facilidad.

—Bien chicos, como saben el proyecto del final de curso está cerca, necesito que se junten en parejas para que logren terminarlo, recuerden que vale el cuarenta por ciento de su calificación final.

Todo el alumnado se dispone a obedecer y buscan con la mirada a sus amigos para hacer el trabajo, si bien Sunoo no es precisamente el más popular, si es bastante querido por sus compañeros.

Sin embargo, al voltear a las butacas del fondo se percata de que Ni-ki está solo, nadie se le acerca y el tampoco hace el intento por integrarse porque sabe que se burlaran de él.

Con un suspiro lleno de resignación se levanta de su asiento negando amablemente las invitaciones de sus amigos afirmando que ya tiene un compañero.

El raro de las flores no le agrada, eso intenta hacerse creer mientras se acerca más y más, solo lo hace por la calificación, Ni-ki es muy bueno en esa materia, solo eso.

Al llegar frente a él se percató que el menor ignora su presencia pues está leyendo, está tan metido en sus pensamientos que nisiquiera lo mira.

—Amm, Ni-ki—lo llama por fin y este lo mira sorprendido—¿Ya tienes pareja?—negó lentamente con la cabeza—¿Puedo hacer el trabajo contigo?

—C-claro—acepta nervioso, es la primera vez que el bajito le dice más de dos palabras juntas—¿Quieres que nos juntemos en la biblioteca?

—Mejor en mi casa, así tendremos privacidad.

—Comprendo—respondió bajando la mirada.

Sabe que Sunoo no quiere ser visto con él.

Sunki/ El raro de las floresOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz