Flores marchitadas

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—Entonces, tú eres el famoso Sunoo—pregunta la tía de Ni-ki mientras coloca un vaso con jugo en la mesa-—mi sobrino me ha hablado mucho de ti.

Cuando se estaban besando en el patio, la mujer abrió la puerta de la casa causando que se separen bruscamente y si bien no vio nada, pudo notar la tensión que emanaba de los jóvenes.

Los hizo pasar al interior y le sirvió un plato de comida a cada uno además de unas bebidas.

—Si, ¿Qué le ha contando?—preguntó el bajito sonriendo.

—No es necesario...

—Qué eres muy lindo—interrumpió la mujer a su sobrino—y ya veo que si, seguramente muchos chicos y chicas están sobre ti.

—Demasiados—se quejo el menor rodando los ojos y Sunoo se avergonzó por los comentarios.

—No es porque sea mi sobrino, pero se que él sabrá respetarte y...

—¡Tia!—le reprendió ocultando su rostro entre sus manos por la vergüenza.

—Sé que será asi—dijo Sunoo finalmente—Ni-ki es increíble.

El más alto le sonrió pues al parecer ese beso fue más allá de lo que él pensaba, creía que solo fue un impulso del mayor por calmar su llanto, pero no se nota arrepentido o avergonzado después de eso.

Después de comer, los chicos fueron a la habitación del anfitrión para avanzar con el proyecto.

Su cuarto era tal como Sunoo lo imaginaba, libros perfectamente ordenados en un estante viejo de madera, además de pequeñas macetas con diferentes plantas dándole vida al lugar.

—Me agrada tu casa—halagó el mayor sentándose en la cama- es muy acogedora.

—Gracias, intento mantenerla así—respondió sentándose a su lado—Sunnie, no se si quieres hablar al respecto, pero, bueno, hace rato, antes de que conocieras a mi tía...

-Sí, te besé y no me arrepiento- aseguro interrumpiendo al mayor- Ni-ki, he sido un idiota contigo.

-No digas eso- pide acercándose más, tomando la nuca del contrario para acercarlo a su rostro y dejando un corto beso en sus labios- Me gustas mucho Sunnie, eres hermoso.

El bajito se sonrojo y solo pudo juntar su frente con la del otro para hacerle entender que se siente igual que él, las palabras sobran cuando se pueden sentir los sentimientos.

Y es que a pesar de que Sunoo siempre intentara alejarlo, algo dentro de él lo hacía llamar la atención. Era algo más allá de lo atractivo que él mayor es, son sus atenciones y su sonrisa, esa ternura y nobleza que emanan de él son cosas que lo cautivaban.

No me gustan los hombres, siempre se repetía para reprimir esos sentimientos, pero ya no podía pelear más, es verdad que aún tiene miedo.

Pero le gusta Ni-ki, le gusta mucho.

-Me gustas tambien- por fin se atrevió a decir.

-Quisieras, ya sabes, ser mi...?

-Aún no- respondió adivinando que le pediría- solo, hay que salir y ver si funcionamos, nada más conocemos una parte del otro, pero podemos averiguarlo juntos.

-Eso me gustaría mucho- respondió tomando la barbilla del otro y acercándole para darle otro beso, pero este fue más profundo, si bien no serían novios, al menos por ahora, no sabe controlar la repentina adicción que tiene por los labios ajenos, estaba algo inseguro al inicio y creyó que Sunoo lo alejaría, pero no lo hizo, sino que rodeo su cuello para unirse más, profundizando más el beso.

Pasaron el tiempo conversando y nada más, incluso olvidaron que el objetivo principal de aquella visita era el de hacer el proyecto pero eso pasó a segundo plano cuando estaban tan entretenidos.

-Es mejor que me vaya, ya está oscureciendo- avisa Sunoo levantándose de la cama.

-Te llevo, de verdad es peligroso- advirtió tomando su abrigo y la mochila del menor.

-No te preocupes, le mandé un mensaje a mi papá, está en camino- avisó enternecido, por la preocupación del otro.

-Tengo una duda- dijo inquieto rodeando su cintura.

-¿Qué?-

-Sé que no somos novios, pero ¿Voy a poder besarte, cierto?- preguntó arqueando una ceja y Sunoo río por la acción.

-Tal vez- respondió poniéndose en puntitas dándole un beso en la comisura de los labios.

Se escuchó la bocina de un auto lo que anunciaba la llegada del padre del menor, esté solto a Ni-ki y le sonrió.

-No avanzamos nada-observó el alto-terminaremos mañana, ¿En la biblioteca está bien?.

-Mejor en mi casa-sugirió nervioso-pasaremos a dejarte aquí como ayer.

El mayor asintió sonriendo, pero notó el sutil cambio de actitud del otro, tal vez ya se llevaban bien.

Pero a Sunoo todavía parece costarle que lo vean con él, aun así piensa darle el tiempo necesario para que lo acepte con todos y no solo con sus amigos.

Ya en el día siguiente, Ni-ki corta algunas de las flores rojas de su jardín y las acomoda en un pequeño ramo.

-¿Irás a ver a tu mamá?-pregunto su tía sonriendo.

-No, son para Sunnie- informó poniéndose de pie correspondiendo la sonrisa.

-Ese niño debe agradarte mucho, son las flores que más te cuesta cuidar, solo las reservas para tu madre por eso.

-Sunnie igual es especial- asegura -espero que le gusten.

-Seguro le encantarán.

Esa mañana Ni-ki se levantó más tarde de lo normal y es que no podía dormir de solo pensar en que el chico del que ha estado detrás durante un año al fin le corresponde.

Y es que desde que Sunoo entró a esa escuela, siendo el chico nuevo llamo la atención del más alto.

No pudo tomar el autobús pero nada lo hará quitar su buen humor, entra a la escuela como todos los días, sonriendo mientras murmullos al caminar.

Siempre será el raro de las flores, pero no le interesa.

Sigue caminando hasta el baño, no ha visto al bajito y no ha podido darle su regalo por lo qué decide humedecerlas un poco para que no se marchiten.

Entra pero escucha una discusión cerca de los cubículos, intenta no darle importancia hasta que escucha la voz de alguien conocido.

-Déjame en paz-pide Sunoo.

-Lo tenías bien escondido amorcito-decia una voz sarcástica-Dime ¿Desde cuándo te has visto con el raro?.

-Te dije que me dejes, ¡Solo, es por la calificación!-mintió para que lo suelte pues lo toma del brazo-no estoy con él, solo soy amable con el raro por la calificación, es él más listo de literatura y...

-Claro, cómo digas, de haber sabido que te gustaban los hombres hace mucho te hubiera complacido para que no estés detrás de ningún fenómeno, te pude haber hecho el favor, después de todo, eres hermoso-dijo contra su odio pero no pudo terminar su acción, pues Ni-ki lo tomó de la cabeza y lo azotó contra la puerta de uno de los cubículos.

Sunoo abrió los ojos muy grandes cuándo lo notó, su agresor técnicamente cayó al instante desmayado por el dolor, al alzar la vista se encontró con unos ojos furiosos llenos de lágrimas.

-Solo por la calificación-susurro el mayor-Sun, eso es lo que soy para ti, una maldita forma de pasar una materia.

-Ni-ki, no...

-Ten-interrumpió secamente dándole el ramo de flores-felicidades, solo soy un raro para ti, un idiota que está todo el tiempo pendiente de ti, el trabajo lo termine ayer, supuse que así tendríamos más tiempo para nosotros pero tenías otros planes.

Después de eso salió del baño evitando las lágrimas, le abrió el corazón y lo invito a su vida solo para que se burlará de él.

Sunki/ El raro de las floresWhere stories live. Discover now