Capítulo 12 ~ Fuego

30 2 5
                                    

Capítulo 12

Una vez que Florencia estuvo dormida, Dante se unió a mí afuera en el balcón.

- ¡Vaya! Qué día más intenso – Dijo mientras se sentaba en una de las sillas vacías.

- ¿Una copa? – Asintió, así que le acerqué una copa de vino - Que bueno que pudiste venir. Estaba maravillada contigo – Le sonreí.

De verdad me había sorprendido la reacción de Florencia. Se lo había tomado mejor de lo que yo alguna vez soñé. Todo se había dado para que ella amara a Dante aún antes de saber que era su padre. Tenía mucho por lo que sentirme feliz en ése momento.

- ¿Sabes qué Alex? No hay un solo día, desde que te fuiste, en el que no haya pensado en ti. Y de pronto estás acá y, ¡tenemos una hija! Es mucho para procesar. – Bebió su copa de un sorbo.

Yo me quedé helada. No sabía que decir. ¿Me estaba diciendo que aún me quería?

- Te confieso que tenía miedo. Agradezco cómo has sido con Florencia pero lo de nosotros ya fue. Ya fuimos. – Me puse de pie para ir a la cocina por más vino cuando él se puso de pie al mismo tiempo y quedamos muy juntos.

Nuestros cuerpos estaban tan juntos que no quedaba casi ningún espacio entre nosotros. Aun así, él me tomó por la parte baja de la espalda y me acercó más a él (si es que eso era posible). Vi deseo en sus ojos y mi cabeza estaba a punto de explotar.

- ¿De verdad crees que nuestro tiempo ya fue? – Se acercó más y creí que iba a besarme.
Cerré los ojos y esperé decepcionada un beso que nunca llegó. Estaba a punto de abrirlos cuando sentí sus labios húmedos en mi cuello y un escalofrío subió por mi espalda.

Apreté fuerte sus antebrazos para no caerme y moví mi cabeza hacia atrás dándole espacio para continuar con lo que estaba haciendo. Él claramente lo tomó como una invitación y siguió devorando mi piel dirigiéndose hacia mi boca.

Cuando su lengua subía y bajaba por mi cuello, sentí su erección haciendo presión y un gemido escapó de mis labios.

Tomé su cara con ambas manos y separé sus labios con mi lengua en un beso ardiente y desesperado, como dos personas que habían esperado mucho tiempo para este momento.
Mi cuerpo reconoció al suyo inmediatamente y sentí mis piernas flaquear. Ninguno de los dos había olvidado la calidez y humedad en nuestros besos y esta vez fue su turno de gemir.

Nuestra respiración era entrecortada como si no quisiéramos detenernos ni siquiera para respirar. Como si temiéramos no tener otra oportunidad.

Otra oportunidad.

Daphne.

Mis ojos se abrieron de golpe y traté de alejarme. Él se aferraba a mí como si su vida se le fuera en ello.

- Por favor no pienses. No ahora – Me abrazó y escondió su cabeza en mi cuello.

- No puedo Dante – Le dije mientras trataba de estabilizar mi respiración.

Él aflojó su agarre y besó mi mejilla antes de separar su cuerpo del mío.

- Lo siento – Dijo él.

- No, yo lo siento. No sé qué me pasó – ¡Qué puta mentirosa! Sí sabía que había pasado, ¡el hombre me calentaba el cuerpo y el alma!

- Yo sí sé qué me pasó. Te amo y nunca quise ni pude olvidarte – Tomó mis manos.

Retiré mis manos – Lo siento Dante, no puedo. Es muy pronto y todo ha pasado demasiado rápido. –

- Eso es verdad, todo ha sido muy intenso. Como todo contigo – Bromeó.

Bajo la luna llenaWhere stories live. Discover now