ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 2 - "ᴇʟ ᴠɪᴀᴊᴇ"

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Ya es de mañana y como siempre arrojé mi despertador al suelo.

— Levántate que en breves llega el colectivo a buscarte. — Escuché al pesado de mi padre pasar por mi puerta y diciéndome lo que ya sabía.

No contesté. Resongando me dispuse a ducharme, cepillarme los dientes y vestirme para largarme de ésta insoportable casa. Si es que así podría llamarse, le queda mejor de nombre "caos". Porque como siempre mis catorce hermanos pequeños corrían por todos lados, lloraban, reían y hacían desastres. La niñera los perseguía diciéndoles que "por favor parásen que se iban a hacer daño" y bla, bla, bla. Como odio estar aquí, ya no soporto tanto ruido y escándalo, creo que me están dando ganas de irme a esa secundaria. No me importa si me encierran allí. Teniendo a mi padre lejos me las arreglaré para escapar de ese lugar.

Desde fuera se escuchaban bocinas provenientes de un transporte. Me asomé por la ventana y ví que estaba lleno de países que vivían cerca de mis futuras tierras.

Seguidamente alguien tocó la puerta, caminé hacia ella, (esquivando los múltiples objetos que lanzaban mis hermanos), con maletas y todas mis pertenencias en mano. Al abrir ví a un viejo parado en frente de mi, iba vestido bastante elegante.

— Buenas tardes, debe ser el jóven Rusia. Me presento, mi nombre es Alfred, yo soy el encargado de cuidar a cada alumno y guiarlos. — Habló tan educadamente que casi vomito.

— Ajá... Eh... — Por un momento me perdí en mis pensamientos mirando cada detalle de ese traje pero volví a la normalidad cuando el viejo me dijo algo que no escuché. — ¿Qué?

— Le pregunté si me permitía llevarle su equipaje al vehículo, joven.

— Ah, sí. — Respondí rápidamente.

— Con su permiso. — El abuelo esbozó una sonrisa antes de tomar mis cosas y llevarlas al autobús. No estoy acostumbrado a tanta amabilidad, ya que me crié entre hijos de puta.

— ¡Me voy!, ¡El colectivo ya está aquí! — Grité esperando la respuesta de mi padre quien trataba de separar a dos de mis hermanos.

— ¿Llevas tu uniforme?, ¿Tus maletas?, ¿Tu mochila con tus cosas para la escuela? — Habló con preocupación el Soviético.

— Sí, papá, no soy un niño, tengo todo lo que necesito. — Contesté con desgano rodando mis ojos.

Ví como él se acercaba hacia mí con su mirada seria. — Espero que esta vez no te metas en problemas y puedas cursar como cualquier adolescente normal. — Se cruzó de brazos y me arrojó una mirada de decepción.

— Como sea. Me voy. — Me dí media vuelta sin decirle nada más, pero mi andar se detubo por dos fuertes brazos que me rodearon por la espalda.

Me había quedado perplejo, mi padre me estaba abrazando, no lo podía creer.

— Te amo, hijo. Estoy haciendo todo lo posible para darles una vida mejor a todos nosotros, a la familia. Espero entiendas que hago esto por tu bien, porque quiero que el día de mañana puedas vivir mejor que yo y puedas tener una vida tranquila. — Habló con su voz grave y suave. Me siento incómodo en ésta situación pero a la vez me gustó recibir aunque sea un poco de afecto de él. Hacía desde que era pequeño que no me mostraba cariño. — Si me entero de que te escapaste o te metiste en algún problema te mandaré a la escuela militar, ¿Entendido? — Me susurró al oído y cambió su tono de voz a uno más imponente haciendo que me estremeciese. Conociéndolo me esperaba la amenaza.

Cortó el abrazo y no dijo nada más, así que me dispuse a irme.

Al entrar en el colectivo pude ver muchas caras conocidas y otras no. Como esperaba estaba plagado de putos nerds.

Parecía que todos los malditos asientos estaban ocupados. Con mi carácter podría hacer que cualquiera me sediera el suyo, pero primero tenía que buscar al típico grupo de matones y quedar bien ante ellos, obviamente estarían al fondo del pasillo, típico. Al caminar veía como todos se me quedaban viendo. Paré en seco y miré al nerd que estaba a mi lado. — ¿Qué miras? — Pregunté con mirada seria pero relajada. Por suerte para mí tengo rasgos que me hacen muy intimidante como mi físico, mi altura, (soy muy alto), mi voz grave, y no quiero ser presumido pero también mi belleza, todas las mujeres mueren por mí. Soy la envidia de los chicos.

— N-Nada. — Contestó el nerd temblando y apartando la mirada.

— Tsk, eso pensé. — Seguí caminando pero ésta vez nadie se atrevía a mirarme. Me gané el miedo de todos y con miedo se gana el respeto. Con ese concepto crecí desde muy niño.

Y como dije en el fondo estaba el grupo de los chicos malos, genial. Al llegar me topé con mi antiguo grupo de maleantes. Ésto se va a poner bueno.

— Pero bueno. Miren a quien tenemos aquí. Al mismísimo Jefe. — Cruzándose de brazos sonrió y continuó hablando. — Cuanto tiempo sin verte, Rusia. Con tu desaparición pensábamos que habías muerto, eh, Jefe. — Levantó una ceja y me dirigió la mirada con esa típica sonrisa suya de "soy cool".

— No digas idioteces, Alemania. No me mata ni el diablo a mí. — Dije para luego chocar los puños con cada uno de los integrantes de mi viejo grupo y proceder a sentarme al lado del Alemán.

El viaje había comenzado más los cacareos de los nerds también. Que pesadilla.

𝐾𝑎𝑡𝑦𝑁𝑦𝑎𝑛00ᬊᬁ

❦𝔼𝕃 ℙ𝕃𝔸ℂ𝔼ℝ 𝔼ℕ 𝕃𝕆 ℙℝ𝕆ℍ𝕀𝔹𝕀𝔻𝕆❦ -【Ɍυៜαʍε】Where stories live. Discover now