uno.

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—No creo que él sea tan malo como dicen.

—Por favor, Izzie, él es el engendro del diablo. 

—¡Cristina! 

—¿Qué? Todos lo saben, actúa como un imbécil. —George asiente en apoyo.

—Solo necesita amigos. ¿Tú qué piensas, Olivia? —Me pregunta Izzie.

Nos encontrábamos almorzando en un pasillo del hospital cuando Izzie nos comentó que sería buena idea integrar a Alex Karev a nuestro circulo ahora que había sido asignado como interno de Miranda Bailey. No es ninguna sorpresa que el resto estuviese en  contra de ello, ya que lo único que ha hecho Karev desde que se ha unido al grupo fue hacernos pasar un mal rato en cada oportunidad que se le ha surgido. Sobre todo a George.

—Es cierto que es un imbécil. —Cristina me chocó los cinco e Izzie rodó los ojos.— Sin embargo, no está tan mal.

—No puede ser, ¿acaso él te gusta? —Pregunta Meredith. Todos me miran esperando una respuesta.

—Claro que no.

—¡Mientes! Te has sonrojado, te gusta el engendro del diablo —afirma Cristina. Meredith ríe con ella.

—¿Por qué los idiotas tienen a todas las chicas? —se pregunta George frustrado.

—¡Él no me gusta! Me voy a revisar a mis pacientes. — Debía escapar cuanto antes porque sabia que las bromas iban a continuar.

—Si, ve con tu novio. —Se burlan, por lo que les hecho el dedo del medio y me voy de allí.

Mientras voy doblando por un pasillo siento que gritan mi nombre.— ¡Olivia! —Volteo y veo que es Izzie quien me estaba llamando.— ¿Qué sucede?

—Yo solo... ¿es cierto?

—¿De qué hablas? —pregunto confundida.

—¿Te gusta Alex? —me pregunta seria y por la expresión en su rostro, lo noto. Ella está interesada en él y le preocupa mi respuesta. 

—No, él no me interesa. No te preocupes por eso.

Ella me sonríe.— Esta bien. Por favor, date una oportunidad de hablar  con él,  sé que es un buen chico. —Asiento y me da un beso en la mejilla para después  volver con los demás.

En que me metí, pensé.



Había terminado de revisar los post-operatorios de pediatría, especialidad que me había sido asignada el día de hoy, cuando siento que me jalan del brazo, introduciéndome al armario de suministros.— ¿Qué mierda? 

—Con esa boquita no deberían permitir que estés cerca de los niños —susurra en mi oído y comienza a repartir besos en mi cuello.

—Ya hablamos de esto, dijimos que nada de contacto en el hospital —reproche.

—Tú lo hiciste, no yo.

Solté un suspiro y me acerque más a él.— Los chicos no pueden enterarse, ¿lo entiendes, Karev?

—Lo sé, a tus amiguitos no les agrado.

—No es solo eso —y con cierta culpabilidad le digo:— creo que le gustas a Izzie y no quiero que sepa que algo pasó entre nosotros. 

—Lo he notado, no para de perseguirme por todos lados.

Le pego juguetonamente.— Tiene buenas intenciones.

—Yo también tengo muy buenas intenciones ahora mismo, en las cuales estas incluida y, en lo personal, no quiero pensar en los idiotas de tus amigos mientras las llevo a cabo. —Tras decir eso me alza del suelo de golpe, en respuesta suelto una risa y envuelvo su cadera con mis piernas para comenzar a besarnos, esta vez sin pensar en nadie más que nosotros.


feels good; alex karevDonde viven las historias. Descúbrelo ahora