0 - La princesa y el dragón

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"La princesa y el dragón 

que se prometieron el mundo 

sin saber que éste se caía a pedazos"

«Había una vez una princesa que vivía en el reino Alegría y un dragón que habitaba en el reino Enfado.

Ella era venerada por su amabilidad. Él era perseguido por su reputación. Lo que la gente no sabía era que detrás de la sonrisa de ella se ocultaba la frustración y que detrás de la ira de él se hallaba el deseo de experimentar la felicidad.

Ninguno de ellos estaba destinado a conocerse, pero sus caminos se juntaron cuando el reino de las sonrisas entró en guerra con el reino de los rencores. Ella, siendo la princesa, tenía que ser protegida en la torre más alta del palacio y él, siendo un dragón, fue forzado a unirse a las tropas para pelear.

Sabían cuál era el lugar que les correspondía tomar. Aun así, no podían sentirse satisfechos porque era una vida que no habían elegido. Fueron forzados a aceptarla sin nadie que les preguntara qué les gustaría cambiar.

La princesa pasaba todos los días viendo desde su ventana cómo el fuego y las cenizas se extendían por su preciado hogar. Quería bajar y contribuir a la protección del reino, pero no le era permitido por ser demasiado peligroso.

El dragón volaba todos los días sobre la ciudad, ocasionando destrozos e incendiando los edificios que le ordenaban. No quería continuar haciéndolo, pero su general insistía en que él era una criatura creada para provocar caos.

Un día el dragón se cansó de seguir acatando órdenes y la princesa se frustró de ocultarse en su alcoba. Él huyó de su ejército y ella escapó de su castillo.

Corrieron hacia el bosque, pensando que sería el único sitio tranquilo donde no hallarían a nadie que les pidiera cumplir con un rol que no querían.

Cuando ella tropezó con él, sintió que se iba a desmayar. Durante años escuchó leyendas donde los dragones eran seres despiadados capaces de cometer cualquier crimen que se les pidiera. Habían nacido para destruir y ella no tenía arma con la cual defenderse.

Cuando él tropezó con ella, sintió que todo estaba perdido. Los comandantes le solían decir que la familia real era intocable y que podría ser encarcelado por tan solo mirarlos. Si la encontraban con él sabía que sería acusado de capturarla y no habría forma de revertir la sentencia.

Pero ella no estaba allí para delatarlo y él no estaba allí para capturarla.

Les habían enseñado a ser enemigos, pero al descubrir que tenían una motivación en común no pudieron soltarse el uno al otro. En toda guerra son necesarias las alianzas y por primera vez esa era una que habían elegido por sí mismos.

Pasaron días conociéndose y disfrutando de la libertad que nunca antes habían respirado. Estaban dispuestos a vivir de esa forma para siempre, olvidando por completo el mundo del que habían escapado.

Pero ese mundo no se había olvidado de ellos.

Los guardias del reino Alegría emprendieron una búsqueda por la princesa y el ejército del reino Enfado estaba decidido a encontrar al soldado que les faltaba. En un país en medio de una guerra, con tan pocos sitios seguros a donde ir, no demoraron en hallarlos y llevarlos a donde pertenecían.

El dragón fue castigado y acusado de traición por su propia patria. Las personas que habían prometido cuidarlo ya no tenían interés en saber de él. Lo buscaron no por necesitarlo, sino para demostrar su poder y autoridad.

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⏰ Last updated: Jan 27 ⏰

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