Encuentro

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      Al despertar lo primero que siente es el peso de mantas suaves sobre su cuerpo, decide apartarlas (aún sin abrir los ojos) pero luego duda, hay algo de frío, y su zona de confort es estar debajo de estas sábanas dónde el calor se mantiene; Lentamente abre los ojos sintiéndose más despierta mirando su habitación, la ventana está abierta y luz natural se filtra. Enserio necesita algunas cortinas nuevas, aunque luego iría de compras con mamá por lo que puede esperar un poco más.

Perezosa aleja las mantas a un lado cuando acepta que no volvería a dormir por mucho que lo desee, cuando sus pies sin calcetas tocan el suelo frío siente escalofríos trepando por todo su cuerpo, aún así, se levantó a regañadientes considerándolo como una pequeña victoria personal.

Casi tropieza con una de las cajas de la mudanza sin desempacar que tiene desde hace algunos meses, mira la caja sonriendo triunfalmente mientras se dirige a la puerta del baño pensando «Hoy no tonto obstáculo». Lastimó uno de los dedos de su pie pero valió la pena si eso la ayudó a despertar del todo y mientras cepilla sus dientes (aún con los restos de sueño), lo recuerda.

Hoy es su cumpleaños.

Sonríe de oreja a oreja dejando que la crema escurra de su boca, se limpió velozmente con mucho más entusiasmo que hace segundos y al terminar, dejó todo de lado para salir corriendo de su habitación y llegar a las escaleras, casi tropieza con sus propios pies en el último escalón. Eso no sería una buena marca para su registro en su décimo primer cumpleaños, afortunadamente logra estabilizarse. No ocurre nada.

Estaba emocionada en cada fiesta de cumpleaños, después de todo. Siempre terminaría el día con sus padres devorando una porción gigante de helado en el parque...Pero este año era diferente.

Con ese pensamiento se detuvo en la sala tomándose un momento para recuperar el aire. Miró a sus padres con una inquebrantable sonrisa, los cuales tardaron unos minutos en notar su presencia, ella esperó pacientemente. Unos segundos más tarde un par de ojos la miraron en secuencia y de pronto ambos cargaban una tarta gigante de dos piezas tal como le gustaba gritando al mismo tiempo «¡Sorpresa!», soltando algunos globos y soplando silbatos como si lo llevaran prácticando toda la mañana. 

Suspiró.

Realmente ama a sus padres.

Chloe sonrió aún más si era posible hasta que sus mejillas dolieron; Corrió un último tramo está vez para abrazarlos ambos con todas sus fuerzas. Su padre John Decker maniobró la tarta entre sus manos cuando casi la arrojó al suelo para corresponderle, aunque eso era lo de menos en ese momento para ella.

—¡Gracias, gracias, gracias! —chilló de alegría dando saltos de un lugar a otro. ¿Qué? Ella aún es una niña pequeña e hiperactiva, tiene todo el derecho de ser así.

John rio dejando el postre sobre la mesa del comedor moviéndose fácilmente para buscar en la cocina algunos platos. En cambio Penélope, su madre, se agachó a la altura de su cabeza—¡Preparé tu desayuno favorito: Tostadas con huevos revueltos y algo de jamón! —declaró igualmente emocionada desordenando aun más su cabello hecho nudos con las manos—...Feliz cumpleaños.

Chloe abrió la boca sorprendida. Desde la cocina su padre silbó.

La mujer sonrió alentándola—No olvides apagar las velas —le recordó y besó su frente dejando probablemente una mancha de labial húmedo.

Chloe apartó una de las sillas del comedor tomando asiento y reclinándose sobre la mesa, tomó una pausa para cerrar los ojos deseando en su mente más cumpleaños así antes de apagar las velas.

Conociéndonos - DeckerstarWhere stories live. Discover now