capítulo cuatro

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POV LUISITA

1:58 am

Ya íbamos por el tercer gintonic y me sentía como no me había sentido en mucho tiempo. Tumbada en el sofá, junto a la madre de una amiga de mi hija, hablando de miles de cosas y simplemente disfrutando del momento.

-Parece que tu marido no viene al final, no?- preguntó Amelia acercando la copa a sus labios para pegar un trago. Me reí pícaramente e imité su gesto.

-Pues parece que no, además, estamos demasiado bien ahora mismo como para que Sebas venga a interrumpirnos, verdad?- pregunté acercandome a ella. El alcohol estaba haciendo estragos en mí, ni me reconocía. Qué hacía coqueteando con una mujer a la que conozco de hace horas y además estando casada? Ya me daba igual todo... Después de las conversaciones que he tenido con Amelia me siento mucho más fuerte como para pedirle el divorcio. Pero me sentía mal por mi hija, 16 años, en plena adolescencia... Cómo podría afectarle nuestra separación?

-Oye, una cosa... Si me divorciara de Sebastián proximamente... crees que le afectaría mucho a Alba?- pregunté poniéndome seria. Incluso con un poco de temor. Amelia dejó su copa en la mesita del sofá y agarró mi mano libre entre las suyas.

-Tienes que pensar por tí, cielo. Claro que a tu hija le afectará. Igual que a todos los niños pero tienes que pensar en tu futuro y tu bienestar. Si con él no estás bien... es una opción que deberías plantearte... Y sabes de sobras que mi hija y otras amigas van a estar a su lado durante el proceso y si hace falta... Incluso yo lo estaré.- respondió con un tono muy sincero. Le sonreí, dejé la copa junto a la suya y me lancé encima de ella para darle un fuerte abrazo.

Amelia correspondió a mi abrazo y la apreté más fuerte.

8:23 am

Me desperté a causa de los rayos de sol que me llegaban directamente a los ojos, miré a mi alrededor buscando a Amelia y me entristeció no verla por ningún lado. Lo que me sorprendió fue ver el salón perfectamente recogido y sin ningún vaso o plato por medio.

Me levanté del sofá bastante perjudicada ya que ayer, si no recuerdo mal, Amelia y yo nos tomamos 2 botellas de vino y 5 gintonics... o fueron más? No lo recuerdo muy bien.

Al dirigirme a la cocina a por un vaso de agua, vi encima de la encimera justo lo que buscaba, un vaso con agua y justo al lado, una pastilla y una nota.

''Buenos días cielo, he pensado que un ibuprofeno y un vasito de agua te vendrán genial para sobrevivir en el día de hoy -A''

Sonreí al recordar la noche tan divertida y bonita que había pasado con la madre de la amiga de mi hija. Procedí a tomarme esa pastilla salvavidas y seguidamente cogí la nota entre mis manos unos segundos para leerla otra vez sonriendo y volví a dejarla encima de la encimera.

- Que mona esta chica.- pensé en voz alta. De prontó me sonó un mensaje. Me dirigí al comedor y cogí el móvil que estaba entre los cojines del sofá.

Amelia Madre Lucía: Buenos días guapa, intuyo que a estas horas ya debes estar despierta por los rayos de sol que seguramente estén entrando por la ventana de tu salón (8:32)

Amelia Madre Lucía: Ah y espero que no tengas resaca, y si no es así, seguro que el ibuprofeno que te he dejado en la cocina te salva la vida😜 (8:32)

Sonreí al leer sus mensajes, respiré profundamente y comencé a escribirle una respuesta.

Luisi: Buenos días, pensaba que nos despertaríamos juntas para desayunar, me he puesto un poco triste al ver que no estabas🥺 (8:34)

Luisi: Por cierto, no hacía falta que me recogieras todo el salón aún así te lo agradezco muchísimo❤️ Ah, y gracias por el ibuprofeno, me ha parecido un detalle muy bonito🥰 (8:35)

Al enviar el último mensaje, dejé el teléfono a un lado y me fui directa a la ducha.

9:07 am

Salí del cuarto de baño y me metí en la habitación. Justo fue en ese momento cuando escuche la puerta de casa abrirse y cerrarse rápidamente, un corto silencio y seguidamente su voz. Me llevé una sorpresa, pensaba que sería Alba.

-Luisa? Luisa? LUISA!- escuché la voz de Sebastían llamándome, no era su voz de siempre y sonaba algo enfurecido. Llegó hasta nuestra habitación, abrió la puerta de un golpe y como si de una pelea callejera se tratara, me dio un empujón y caí encima de la cama. -Me puedes explicar que coño es esto?- gritó con la nota de Amelia en la mano. Yo estaba en estado de shock por lo que acababa de pasar. Si bien Sebas nunca había sido un buen marido, jamás me había puesto una mano encima. Me quedé callada mirándole fijamente. Él se dirigió hacia mi, agarró mi brazo con fuerza para incorporarme de una sacudida y acercó su rostro al mío. Pude sentir el notable olor a alcohol que desprendía- Te estoy hablando, imbécil! Que mierda es esto y quién coño es A? Álvaro? Quizás Alejandro? Eres una... una zorra! Así que ayer me mentiste? Si que estabas con un tío follando mientras yo trabajaba para pagar este puto piso? Vaya zorra estas hecha, eres una hija de puta!- finalizó soltando mi brazo y volviendo a empujarme. Rompió la nota de Amelia en cuatro pedazos, la tiró al suelo y salió de la habitación.

En esos momentos comencé a sentir miedo, mucho miedo. Me miré el brazo ya que sentía dolor y lo vi enrojecido. Dónde había ido Sebas? Me levanté poco a poco de la cama y fui a buscar mi teléfono, necesitaba hablar con ella, no sé por qué pero sentía que solo necesitaba eso en esos momentos. Cuando llegué al comedor pude ver a Sebastián revisando mi móvil.

-Sebas, dame mi teléfono.- dije con la voz entrecortada y temblorosa por culpa del nudo que tenía en la garganta y el miedo que sentía por si leía los mensajes con Amelia y se pensaba algo que no era. Me miró y lo tiró contra la pared de detrás del sofá.

-Toma tu puto móvil. Pensaba que eras más tonta pero veo que has borrado los mensajes con tu amante. -dijo bastante enfurecido. -ahora voy a llamar a Alba y le voy a contar lo guarra que es su madre y lo que me has hecho. A ver que le parece a tu hija saber que te has follado a otro. - dijo casi escupiéndome. Menos mal que no había abierto el chat con Amelia.

Seguidamente se dirigió hacia la puerta y se fue dando un portazo. Me dejé caer en el sofá y fue justo en ese momento en el que empecé a llorar desconsoladamente. No sé cuanto tiempo estuve llorando pero cuando me quise dar cuenta, mi teléfono estaba sonando.

9:52 am

Miré de reojo la pantalla y vi reflejado el nombre de mi hermana, María. Sin pensármelo dos veces lo agarré y descolgué.

EN EL MEJOR MOMENTO (LUIMELIA)Where stories live. Discover now