CAPITULO 3

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La incredulidad se apodero de ella, hace unos cinco minutos tenía la absoluta certeza de que aquel caballero la evitaría por el resto de su vida y ahora se encontraba frente a ella con una atractiva sonrisa en su rostro.

Si ese hombre seguía sonriéndole de aquella forma ella iba a meterse en grandes problemas gracias a él.

-¿Por cuánto tiempo debo esperar su respuesta my lady?-pregunto mientras la miraba fijamente con sus hermosos ojos color aceituna.

-Me sería imposible negarme my lord-Respondió mientras posaba su mano sobre la suya.

El duque la sostuvo entre sus brazos suavemente mientras la guiaba por el gran salón al compás de la música, sus manos se sentían cálidas a través de la tela del vestido de Astrid. Estaba segura que sentiría su ausencia una vez que se apartara de ella.

Afortunadamente para ella Diego inicio la conversación.

-Si no la hubiera visto tratar al barón de esa forma hace unos minutos hasta podría llegar pensar que sabe comportarse como una dama-su tono burlón la hizo enojar.

Inmediatamente su pie se posó sobre el suyo con fuerza, él se limitó a dejar salir de sus labios una pequeña carcajada.

Astrid disfruto mucho de ese sonido.

-Me temo que soy una bailarían deficiente-Afirmo.

-Hasta hace poco no lo parecía, los caballeros parecen disfrutar profundamente bailar con usted considerando que lleva la mayor parte de la velada en el salón de baile-Astrid quería carcajearse ante aquel comentario, los caballeros disfrutaba bailar con ella mientras Astrid solo rogaba que ningún cabalero se acercara pedirle un baile.

-Tal parece que ha estado prestando atención a mi persona my lord-una sonrisa burlona se hizo presente en su rostro.

-Soy el anfitrión de la esta velada, es normal que sea observador considerando la cantidad de extraños que se encuentran en mi residencia- aquella excusa era razonable hasta cierto punto, sin embargo habían ciertas fallas en su lógica.

Ella ciertamente hacia parte de esa población extraña sin embargo, no llamaba la atención lo suficiente como para que fuera consciente de donde se encontraba a lo largo de aquella extensa velada.

-Es usted un excelente anfitrión, por favor trasmítale a su prima una felicitación por su debut en sociedad de mi parte-aquellas palabras las decía honestamente.

-¿No es este también su debut my lady?-Pregunto- Es la primera vez que la veo.

-En efecto, este es mi debut -menciono restándole importancia a aquello.

La pieza de música termino.

-Lady Astrid, me gustaría hablar por un momento con usted-una voz familiar llamo su atención.

Cuando se giró en busca de esta se encontró con la imponente y atractiva figura del Marqués Saint Albans mirándola.

-Por supuesto my Lord-retorno su atención a su acompañante, realizo una pequeña reverencia y luego le regalo una sonrisa -Ha sido un verdadero placer bailar con usted duque Wellington-mientras decía aquello observo sus hermosos ojos aceituna por última vez.

Los dos caballeros compartieron miradas extrañas entre ellos antes de que Astrid diera media vuelta Y sin más saliera del salón de baile del brazo de un caballero totalmente diferente al que había compartido la pista de baile con ella hace unos minutos.

-¿Cuál es la emergencia?-pregunte.

El Marques le tendió un sobre.

-Julieth me pidió entregártelo-Algo realmente grande debía estar sucediendo.

Inicia la caza

Artemisa

La noche anterior en el pabellón les habían solicitado mantenerse atentas durante esta velada, la esposa del barón velmont había realizado el pago anticipado por una misión de rescate, ya que sospechaba que en cualquier momento su esposo podría vender a su hija por dinero en uno de los burdeles a las afueras de Londres.

Y la sospecha de la dama se había hecho realidad.

-Me tengo que ir ¿podrías informarle a mi padre que de debo ir a la tienda a atender un asunto?-Pregunto mientras caminaba hacia la entrada con el marqués a su lado.

-Por supuesto-el la detuvo por un momento y sostuvo una de sus manos entre las suyas para depositar un suave beso sobre esta-Ve con cuidando.

Astrid le regalo una sonrisa y salió apresuradamente de aquel lugar.

Diego observo desde la distancia la escena, estaba seguro de que el Marques estaba interesado en ella considerando la forma tan afectiva en que la miraba. Por su lado ella parecía tenerle confianza, le sonreía de una forma que cariñosa mientras se despedían. A él le pareció sumamente extraño que abandonará la velada sola ¿A dónde debía ir con tanta prisa?

Julieth ya se encontraba lista, estaba en el puesto del cochero con las riendas entre sus manos enguantadas, Astrid subió rápidamente a la parte trasera del carruaje y de inmediato este comenzó a moverse. Se despojó de aquel incomodo vestido y se vistió con su uniforme, le dio un golpe a la parte superior del carruaje que fue disminuyendo la velocidad hasta detenerse.

Bajo de un salto del carruaje y tomo asiento junto a Julieth para dirigirse a las afueras de Londres.

Cuando llegaron a la dirección que Artemisa les había indicado, No pudieron evitar que el disgusto se apoderara de ellas. Ese burdel era famoso por que sus visitantes eran hombres violentos que en ocasiones habían perdido los estribos lastimando gravemente a las mujeres que prestan sus servicios en él.

Astrid y Julieth ingresaron tranquilamente al establecimiento.

-¿Quiénes son ustedes?-Pregunto Madame Lorna dueña del burdel.

Empezó a estudiarlas con detenimiento y cuando su vista se poso sobre los broches dorados en forma de arco que sujetaban sus capas el color abandono su rostro, su semblante arrogante cambio e incluso su tono de voz disminuyo drásticamente.

-¿Tienen las cazadoras de artemisa algún asunto en mi humilde establecimiento?-Pregunto.

Ella sabía la respuesta a esa pregunta a esa pregunta mucho mejor que ellas.

Mientras aquello sucedía a las afueras de Londres, en la residencia del Duque Wellington la velada había terminado. Diego subió a su habitación y se recostó sobre su amplia cama, estaba cansado después de tan larga velada. El último pensamiento que paso por su mente antes de caer dormido, fue la imagen de Astrid con los pies descalzos frente a él en el jardín.



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Espero que lo disfruten tanto como yo disfrute escribiendolo.

Con Amor TEFFY.

Dios les bendiga.

//SAGA CAZADORAS DE ARTEMISA // LA MASCARA DE LA DAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora