[01]

1.3K 180 56
                                    

arrival

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

arrival.

Como si las paredes y tu alrededor fueron pintados en pintura negra por completo, no podías ver nada, pero tampoco sentías el suelo bajo ti. Caías y era todo lo que sabías por el momento. El aire alzaba tu ropa, la cual suponías que era algún tipo de vestido largo, las mangas de ello volaban por todos lados. Los latidos de tu corazón aceleran en terror y adelante, caes sin el saber adónde. Tus brazos se mueven al rededor tuyo, piernas haciendo el mismo movimiento, tratando de encontrar un objeto o pared para poder sostenerte en.

Piensas desde cuando has tenido el consentimiento de que caes, ¿por cuánto tiempo has estado así? Tienes miedo del porvenir cuando estés a punto de caer, ¿que habrá o con qué harás el impacto? Tus pensamientos van de un lugar a otro a larga velocidad que no sabes cuál gustas preguntar luego. ¿Por qué estás cayendo?

¿En qué caíste?

¿Alguien te empujó o fue por torpeza?

¿Acaso tus padres te están buscando en estos precisos momentos?

Mamá... Papá... —susurras en confusión. —¿Quiénes son, quién soy, cómo me llamo? —con la inmensa curiosidad de cómo caes, no llegó a tu mente estás preguntas.

Tu cabeza comienza a pulsar en dolor mientras tratas de recordar lo que ha pasado en ese día tuyo, lo que pasó ayer, y el día antes de ayer, y lo de la semana pasada. Pero nada. No puedes recordar ni siquiera tu nombre y hace que entres en pánico; ahora estás más asustada. Sueltas un chillido y tu corazón late en rapidez, una de tus manos tiembla en nervios; la acercas a tu pecho, tu otra mano la sostiene, y comienzas a pedir piedad. Pides que sólo sea un terrible sueño del cual no puedes despertar aún. Pides a que seas capaz de recordar algo, cualquier cosa, para poder sentirte mejor.

Tus ojos abren lentamente y miras abajo, un circulo blanco —como luz al final del túnel —entra a tu vista.

Mientras caes más y más abajo, la luz se hace grande en tamaño, encandila tu vista. Pones tus manos frente tu rostro, donde eres capaz de separar tus dedos y poder ver alguna señal de lo que viene. Tu cuerpo pide que haya un colchón y personas entren gritando, celebrando por la experiencia pasada. No es hasta que cierras los ojos fuertemente con temor que la luz cubre tu alrededor por completo.

Dejas tu boca soltar un grito. El viento que pega tu piel deja de ser cálida, ahora se siente como si te hubieran puesto una trampa y un montón de nieve hubiese caído sobre tu cuerpo. Es tan fría que atraviesa por tu vestimenta, la cual ahora sabes que no es para este clima.

Thud, caes contra el suelo. Sin embargo, para tu sorpresa, es más suave de lo que pensaste; claro, un dolor por aquí y por allá en ciertas partes.

Gimes al querer levantar la cabeza, todo tu cuerpo se sentía congelado. —¿Nieve...? —murmuras para ti misma y te sientas de rodillas. Levantas tu vista al cielo y es nublado, sonríes en alivio, porque tu cuerpo no cayó sobre algo... peor. Pero, ¿de dónde caíste? Tratas de buscar en el cielo un agujero o un punto negro de donde pudiste haber provenido.

Quieres llorar. Estás sola en medio de un bosque, sin el saber de nada tuyo, o donde te encuentras; ¿qué si sale un lobo o algún otro animal? No tienes alguna arma o con qué defenderte. No sabes donde es tu hogar y quieres despertar en tu hogar. Esto es sobrenatural y lo sabes.

Te levantas con fuerzas, 'Hace demasiado frío...' Te das cuenta de lo que traes puesto: un kimono color rojo cereza, un diseño de pétalos de sakura rosa claro desde tus rodillas hasta el final del kimono, el obi de un rojo vino, el obiage es morado. Tu cabello está revuelto y por todos lados, tiene sentido ya que no hace mucho seguías cayendo de quien sabe donde. El vestido no es el estilo al cual elegirías, según de presentimiento, tienes la idea de que alguien más puso eso en ti. Te preguntas si habían hecho un peinado. No, espera, ¿qué si tú te cambiaste a esto y fue cuando caíste al agujero?

Puede ser, aún es muy temprano para dar respuestas sin confirmación.

Por ahora, intentarás conseguir ayuda de alguna persona quien pueda vivir por ahí cerca, o alguna ciudad. Esto tiene que ser una broma pesada y temes por encontrar lo que sigue. Eres una persona sin memoria, si te encuentras con un desconocido pueden tener ventaja en ti—

—¿Te encuentras bien?

Sientes tu corazón parar por un segundo y tu pecho tuerce, no sabes como hablar o respirar. La voz profunda y masculina sigue jugando en tus oídos, escuchas la nieve moverse lentamente, supones que él se está acercando a ti.

Y no quieres que lo haga. Quieres que él se quede donde estaba, al igual de que quieres darle la espalda.

No entiendes porque sientes miedo.

No entiendes porque el invierno de congeló.

El hombre, a un metro lejos de ti, se detiene y vuelve a preguntar, —¿Sabes lo que pasa a estas horas por aquí?

Tu cuerpo y mente responde con un sí pero tu boca se niega a hablar. Tu voz no sale de tu garganta y sientes que te asfixias cuando su mano tan gentil y firme se pone sobre tu hombro. Estremeces e intentas alejarte lo más posible del peligro; tus piernas no aguantaron por el frío, caes de nuevo, como la primera vez. Tu vista mira intensamente a un confundido hombre de pelo negro en una coleta baja, una vestimenta rara. No puedes decir perfectamente de como luce ya que tu cabeza pulsa, así como cuando intentaste recordar algo tuyo, te mareas con dolor. Tu respiración no se relaja.

—¡Aléjate de mí, no te acerques! —gritas después de una pelea dura contra tu garganta. El hombre toma un paso y le avientas nieve, no importa como le esté pegando o que tanto, sólo quieres alejarte de él sin razón alguna. —¡Déjame sola, lárgate de aquí!

El hombre comienza a preocuparse, ¿por qué alguien tan encantadora se encuentra tan asustada de él? Se encuentra con el sentimiento de rechazo y ofendido.

Ah, tal vez sea su espada. El hombre te mira con curiosidad antes de tomar su espada y ponerla sobre la nieve. Ahora sí, no tiene nada escalofriante sobre él, pero ¿por qué sigues temblando, mientras estás hecha bola?

No, no deberías estar cubriendo tal rostro.

El hombre vuelve a hablar, —Te puedo ayudar.

—¡No quiero tu ayuda!

Él estremece ante tu voz de nuevo.

—No te haré daño, —dice con suavidad, se comienza a acercar más a tu cuerpo asustado. —Yo... Yo sólo quiero... —estás tan asustada, tan embebida con el temor de haber visto a un hombre, que no te das cuentas de cuando el toma tus muñecas con fuerza, poniéndolas sobre tus lados.

No aguantas más, eres tan débil en esos momentos que dejas las lágrimas caer
junto con un grito antes de perder la conciencia.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 18, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

jarabe de arce ; knyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora