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["Me vuelves demasiado loco, cayendo
siempre en tus trucos sucios; un día
dices que tomas el vuelo de la 07:30 para
irte sin regresar, y luego regresas
a mis brazos,,"]

—¡No, no puedes seguir haciendo esto! ¿Quién demonios te dijo que podías comprar un auto así como así? Un auto no es un juguete, cuesta dinero. ¿Cómo mierda vamos a pagarlo?

Bright estaba al borde de su paciencia, se apretaba el entrecejo y con el ceño fruncido y los ojos cerrados. Intentaba con desesperación que el chico entrara en razón y usara la lógica, pero Win seguía teniendo la misma expresión de despreocupación en su rostro.

—¿Siquiera me estás escuchando?

—Deja de regañarme y agradéceme, dijiste que te gustaban los autos clásicos, y yo quería un auto.—Alzó una ceja y señaló con la cabeza hacia el porche, de donde se asomaba un auto antiguo rojo.

—¿Sabes el compromiso que implica comprar un auto? ¿Cómo diablos sacaste el crédito con las deudas pendientes que tenemos?

Win rodó los ojos y se sentó en las escaleras bajo la puerta, sacó de su bolsillo una cajetilla de cigarros y le ofreció uno a Bright.

—¿No te vas a disculpar?

Le dirigió una mirada confusa.

—¿Disculparme sobre qué?

Sí, Bright estaba al borde de la locura.

—¡Win, te gastaste un crédito en un auto que, dato curioso, era totalmente innecesario!

Win dejó la expresión confundida por una lenta y burlona sonrisa en sus labios.

Sí... ¿No crees que es lo más gracioso que ha pasado en la semana?

A Win no le importaba absolutamente nada, el dinero, los gastos, y eso Bright lo sabía a la perfección. Lo había conocido en la universidad, donde él era un chico problemático e impulsivo, el típico descarado y despreocupado de sus notas. Se metía en problemas cada doce horas, y Bright terminaba siempre salvándole el pellejo, así fue como se dieron cuenta de que no podían estar sin el otro.

Ya llevaban cuatro años de relación... Pero Win no había cambiado ni un poco.

Ese asunto del auto era sólo una de las muchísimas estupideces que había hecho en la semana, impulsivo, caprichoso y lo peor; Despreocupado.

Podían quedar en bancarrota, perder la casa, no tener ni un centavo y Win seguiría sonriendo despreocupadamente como si el mundo fuera el mismo, Bright jamás había dicho nada, pero esa era una de las principales razones por las cuales lo amaba tanto.

Pero después de tantas estupideces estaba empezando a volverse loco.

De por sí Win ya lo volvía loco.

—¿Crees que soy tu esclavo para que puedas desparramar todo el dinero que ganamos?

—¡Oi! ¡Yo también trabajo, no puedes decir eso! ¿Quieres estrenar el auto?

¿En serio Win estaba escuchando?

Bright se sentó a su lado en las escaleras, parecía que estaba muerto de cansancio.

𝚂𝚝𝚊𝚗𝚍 𝚋𝚢 𝚖𝚎; ᴮʳⁱᵍʰᵗʷⁱⁿWhere stories live. Discover now