›4‹

190 39 33
                                    

Creyó escuchar su voz, pedía ayuda pero eso no era posible, ¿verdad?

Geonu se despertó de golpe con sudores fríos recorriendo su cuerpo y gritó de angustia, esas ataduras por todo su cuerpo le ardían. Sus labios pedían ayuda pero Heeseung solo le miraba con la cabeza ladeada, no sabía que ocurría y Jungwon que también miraba al mayor, tampoco podía ayudarle.

K llegó corriendo al escuchar los gritos, todos en la casa estaban asustados sin saber que pasaba y poco a poco los chicos se agolparon en la habitación amarilla, incluso habían desatado a Hanbin y Daniel que miraban curiosos al coreano que se encontraba atado llorando y no podía ser desatado por los movimientos bruscos que hacía.

-¿Qué te ocurre?- preguntó Heeseung empezando a preocuparse por su amigo. -Nunu, ¿estás bien?

Geonu seguía balbuceando palabras así que K miró a Jay preguntando si podía parar el tiempo pero el estadounidense apenas podía estar de pie, no sabía que ocurría porque estaba recién levantado. Entre tanto pánico, el pequeño líder intentó calmar la situación y empezó a rezar muy rápido "Calma a Geonu, dale tranquilidad, relaja su corazón, baja su fuerza" rezó y rezó sin saber si funcionaría y finalmente un resplandor amarillo rodeó el cuerpo del bendecido y de repente, su fuerza se redujo muchísimo, cayendo agotado en la cama. El mayor de todos aprovechó ese momento para desatarlo y Jungwon que no sabía qué hacer apareció con un paño de agua fría para intentar ayudar, cosa que realmente no tenía sentido, pero se acababa de despertar.

-Ta-ki, ¿dónde está Ta-ki?- preguntó Geonu una vez se había recuperado.

-No te preocupes, hyung, Ta-ki está justo a-...- fue a responder Sunoo pero rápidamente se dio cuenta de que el japonés no estaba cosa que puso les nerviosos.

K salió corriendo de la habitación y empezó a abrir puerta por puerta cada una de las que había en la casa mientras gritaba su nombre de forma desesperada.

-No está.- murmuró Jake. -La sudadera no está.

Ni-ki le dio un puñetazo en el estómago por ser ignorante y tener falta de tacto, Ta-ki no estaba y ahora le preocupaba una sudadera.

-Ta-ki no está en casa, ¿y a ti te importa una puta sudadera?- le gritó Jay. -¿Esas son tus prioridades? Imbécil...

El australiano quería empezar a llorar, no por las palabras que le había dicho su mejor amigo, tampoco era por el golpe que había recibido del otro pequeño japonés. El pulpito había desaparecido por su culpa. Se hizo bolita en medio del pasillo a punto de llorar, todo era culpa suya.

-¿Jakey?- fue a consolarlo Daniel. -¿Qué ocurre?

-Se han llevado a Ta-ki.- dijo levantando la mirada con ojos decepcionados que se dirigieron a Sunoo. -Ayer tuve una premonición, se llevaban a uno de nosotros pero no vi a quién era, llevaba la sudadera de K hyung así que la escondí para que nadie la encontrara, pero ya no está, creo que Ta-ki la cogió.- concluyó enterrando la cabeza en sus rodillas rompiendo en llanto.

El resto de los habitantes de la casa se miraron entre ellos y Jungwon soltando una risita simplemente dijo: -Hyung, puede que haya ido a caminar.

Pero Hanbin lo negó mostrando la mochilita del pequeño y sus botines. Se lo habían llevado y el pobre iba solamente con una sudadera y los pantalones de su pijama.

El mayor de los doce se desplomó cayendo al suelo llorando de forma desconsolada, se imaginaba la cara de su pulpito que siempre era tan sonriente llena de lágrimas, veía sus labios pidiendo auxilio y nadie podría ayudarle; estaba él solo en alguna parte, con personas que seguramente querrían hacerle daño y no podía protegerse él solo.

Los chicos empezaron a entrar en pánico, K era la persona con más entereza que jamás habían conocido, desde el tiempo que llevaban viviendo juntos nunca le habían visto llorar y justo ahora estaba llorando y gritando palabras con un tono agonizante y suplicante. Sintieron como el mundo se les venía encima y temieron caer, ¿qué harían ahora?

Esperaron un rato pensando que el japonés se calmaría, pero todo lo contrario; K había empezado a hiperventilar haciendo que el resto de los chicos se sintiera más ansiosos. Finalmente Heeseung tomó el control de la situación y dirigió a todos los chicos al salón, incluido K. Allí mismo colocó unas hojas de papel sobre la mesa de té, estas extrañamente tenían cosas escritas y no eran ni más ni menos que motivos por los que alguien podría querer hacerle daño a alguno de ellos, realmente actuaba como un líder.

-Lo primero es lo primero, debemos de saber cómo y dónde está Ta-ki.- sentenció Heeseung después de aclararse la voz.

-Encuéntralo.- pidió K con la voz rota mirando a Ni-ki.

-Hyung...- susurró Hanbin sorprendido por la determinación de su voz.

-Ta-ki nos necesita.

El pequeño japonés se puso de pie, en el centro del salón y cerró los ojos, hizo un movimiento como invocando a un ojo y susurró: -Muéstrame a Ta-ki.

Su mente hizo un viaje largo hasta su amigo y lo primero que vio fue sus ojos temblorosos, ninguna lágrima asomaba de ellos pero el pánico estaba presente, su pelo bailaba con un vaivén sin gravedad, ¿dónde estaba? De repente abrió la boca en un grito desgarrador que si bien no pudo oír, lo sintió y al darse cuenta, burbujas salían de su boca. Ta-ki estaba encerrado en una especie de tubo transparente lleno de agua, flotaba allí mismo perdiendo fuerzas y la simple imagen de su mejor amigo sufriendo de esa forma hizo que se derrumbara en el suelo.

Cuando Ni-ki llegó de su viaje astral un mechón de su pelo se había vuelto aún más claro, parecía rubio. Tosía como si no hubiera respirado durante un tiempo y es que realmente había sentido como su corazón había dejado de latir porque el agua se había hecho dueña de sus pulmones.

-Está llorando y se queda sin aire, está atrapado en alguna parte, pero no sé dónde, parece el interior de algo y hay demasiada agua.- habló sin fuerzas.

-Debemos salvarlo.- concluyó K asintiendo con la cabeza como si estuviera conversando consigo mismo.

El chico sapo seguía en el suelo sin poder moverse, solo llegó a hablar un poco más "Para el tiempo para él, hyung." esas fueron sus palabras, pero en el reflejo de los ojos de K se veía el miedo, no sabía cuántas personas estaban con Ta-ki, tampoco la distancia que había ni si podría detenerlos a todos y tampoco sabía si Jay aguantaría eso, su cuerpo era muy débil.

Sin que nadie pudiera hablar ni siquiera opinar, Heeseung se plantó en el centro de la sala y empezó a rezar, si K no podía hacer nada, lo haría él sin dudar, Ta-ki estaba en juego.

-Protege su alma, dale fuerzas y no dejes que el agua le afecte.- rogó a las estrellas en su rezo.

Una luz brilló desde el cuerpo del santo y una especie de esfera verde y amarilla salió de su interior, convirtiéndose en una especie de mezcla gaseosa y líquida que se dirigió a alguna parte.

Los once chicos se quedaron impresionados, era la primera vez que algo así le sucedía al chico de las bendiciones y es que, si bien anteriormente la luz se había hecho amarilla y no verde, nunca hubo una mezcla de ambas ni tampoco habían tenido una forma física.

-¿Desde cuándo puedes hacer eso?- preguntó Jake. -¿Desde cuándo puedes jugar con las habilidades personales? ¿También puedes revivir?

Heeseung se sintió un poco abrumado por las preguntas pero sonrió y negó riendo un poco.

-Puedo hacer cambios en las habilidades si eso ayuda a la persona, por ejemplo antes bajé el rendimiento físico de Geonu para que se calmara y no se hiciera daño, como si fuera una pastilla.

-Heeseung hyung, la pastilla humana.- bromeó Jay recibiendo un capón de Sunghoon.

Los once chicos se miraron con expresiones tristes y decididas, debían de salvar a Ta-ki.

-Socorro.- susurró Geonu y las miradas de los chicos se dirigieron a él. -Está pidiendo auxilio.

Sunoo se puso de pie de repente decidido, no podían quedarse tranquilos, Ta-ki era su prioridad.

PerseidasWhere stories live. Discover now