What if...?

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   —Y Winnifred es mi futuro.— dije. Y así fue. Aunque ni yo me lo creyera. Pensé... que Anne de verdad guardarba algún tipo de sentimientos hacia a mí. Y lo dejó bien en claro. Pero creo que solo me ilusioné.

París.

    Me casé con Winnie. Tengo que admitir que no me siento feliz, pero ella es una muy buena persona, y de mi agradado. Seremos felices en algún momento de nuestras vidas. Tendremos hijos y viviremos felices. Me pregunto como estará Anne, en Queens.

   Para mi sorpresa e interrumpiendo mis pensamientos, llega el cartero a la casa.

❁༄༄༄❁

   Me encuentro camino a París para visitar a la Tía Jo. Quedamos de que, luego de mi primera semana de clases, iría a visitarla.

    Mi primera semana fue simplemente devastadora. Lloré mares al saber que Gilbert no correspondía mis sentimientos y que ya era muy tarde para encontrarlo. El ya se había ido. Con ella. Y seguramente se habían casado. Y ella no soy yo. Pero tenía que ser fuerte y aceptar las cosas tal como son.

   Aunque no lo aguanté por mucho tiempo. Le pedí a la Tía Josephine que, le enviará mi carta a Gilbert. Le escribí que como iba todo por allá, para no quedar tan mal, porque después de todo no quería perder la amistad. Pero también... le dije mis sentimientos. Que por más que no sean correspondidos, me quería liberar.

  
   Llegué al puerto de París, con una gran multitud, gente que llegaba, gente que se iba. Entre toda es multitud vi algo reconocido. Más bien, un alguien. Un hombre de cabello negro con su usual traje, con una sonrisa. Sus ojos avellana se veían desgastados sin su brillo natural. Lo había perdido. Y no lo podía creer. De todas las cosas posibles en el mundo, lo encontró. Se encontraron.

Gilbert.

   Leí la carta de Anne. No sabía que hacer. Ella siente lo mismo. Y que no llegó a decírmelo. Una chispa que no sabía que había perdido se vuelve a prender en mí. Me quiere. Y no sabía que hacer. Estoy con Winnie y no me parecía bien dejarla sola. Le rompería el corazón. Pero tampoco quería ignorar a Anne, así que decidí salir para pensar. Le avisé a Winnifred y salí hacia el puerto.

   Este era el único lugar en el que me sentía tranquilo, por más que haya mucho bullicio por las voces de las personas. El mar me recuerda Anne. A sus ojos azules que me hipnotizaban cada vez que la veía. Luego de contar sus 64 pecas, (sí, las conté, no me pregunten como) admiraba su hermoso cabello rojizo. Sus labios eran tan parecidos a una dulce frutilla. Recordó las noches que pasó pensando en como sabrían.

   Y como si todo cuadrara a la perfección, apareció ella. Brillando como un ángel. Su luz lo encandilaba y casi lo dejaba ciego de tanta belleza. Su sonrisa desplegaba alegría por dondequiera que ella quiera. El no hizo más que quedarse parado donde estaba. Estaba inmóvil. Vio como ambos juntaban sus miradas, mientras ella tampoco se lo podía creer. El amor de su vida estaba ahí, viéndola, apreciándola.

   Anne salió del trance gracias al señor que la llamaba para ir al carruaje con sus cosas, ella le agradeció pero le dijo que le diera un momento, que tenía algo importante que hacer.

   Ella venía acercándose lentamente hacía él, emocionada por ver al amor de su vida, pero triste porque ya no era posible.

   Pero él, ya se había decidido firmemente: la quería a ella en su vida, más sabiendo que sus sentimientos eran correspondidos. Sintió fuegos artificiales en su estómago.

  —Anne.—
  —Gilbert—dijeron al mismo tiempo. Ella todavía no sabía que él había leído su carta. Pensaba que todo estaba bien; pero estaba más que bien. El muchacho se había cuestionado seriamente en la acción que iba hacer, y sus consecuencias. Sin embargo, por esta vez decidió escuchar a su corazón. La tomó por la cintura, mientras ella tenía una cara de confusión enorme.

   Tomó su mejilla y unió sus labios en un cálido beso. Anne seguía igual de confundida. No entendía porqué el muchacho la estaba besando a ella. Se suponía que estaba casado. Aunque, lo estaba disfrutando, estaba besando al hombre que tanto amó por tres benditos años.

  —¿P-por qué? ¿Por qué me besaste?— pregunta ella, apoyando la mano en el pecho del chico.
  —Porqué te amo, Anne, te amo desde el momento en que te conocí. No me imagino por todo lo que sufriste sabiendo que estaba con Winnie. No soy feliz con ella, yo te quiero a ti.—dijo sincerándose, mientras sonreía.
  —¿No lo dices por lástima? Porque... yo también te amo, Gilbert.—contestó revelando sus sentimientos ya no tan ocultos.—Pero, ¿Y Winnifred? ¿Por qué no está contigo?—
  —Vine a despejar mi mente, porque leí tu carta.— a Anne se le estaba por salir el corazón del pecho.—Y me alegra decirte que mis sentimientos también son correspondidos, Anne.—

   Ella quedo en un shook tan grande, que no sabía que decir. Por impulso, lo acercó y le dio otro pequeño beso.

  —Gilbert Blythe, me haces la persona más feliz del universo.
  —Y tú a mí, Anne Shirley-Cuthbert.

❁༄༄༄❁

  Luego de unos minutos hablando, diciéndose lo mucho que se amaban, tomaron sus caminos. Anne fue en dirección de la mansión de la Tía Jo, mientras que Gilbert, fue a decirle a Winnie todo lo que le pasaba. Estuvo todo el camino pensando en como decirle a una mujer que quería el divorcio; más la quería y le tenía un gran aprecio, no era la chica que él amaba.

   Gilbert entró a su hogar, llamando a la que todavíaera su esposa.

  —Winnie, ¡llegué!—dijo hablando en un tono más alto de voz.—Que suerte que te encuentro, ven, tengo que hablar contigo.—dice tomando su brazo para que ambos tomen asiento en el sofá.
  —Dime, amor, ¿cuál es tu inquietud?—a Gilbert le rompía el corazón transmitirle esto, pero ya no lo podía retener más.
  —Tengo... que decirte muchas cosas.—dijo suspirando.—Estos días, no me he estado sintiendo muy bien con respecto a mis sentimientos, Winnie. Lamento decir que... no siento lo mismo que tú. Siempre intenté ocultar mis sentimientos usándote a ti, y ahora me siento que apesto por haberte hecho tal acto. No debí hacerlo y desde un principio no darte ilusiones. Pero, me doy cuenta de lo que te hice y creo que no hay manera de que me perd...— hablaba pero fue interrumpido por ella.
  —Gilbert, deja de decir perdón, ya lo sabía.—dice ella muy tranquila; ni una lágrima, ni un rastro de enojo. Eso lo confundió mucho a él.—Desde que nos casamos ya no tienes esa luz. Tus ojos perdieron su brillo. Pensé que solo estabas estresado, pero luego de escuchar, por accidente, una conversación entre Anne y Diana en Charlottetown, me di cuenta que, yo no era la dueña de tu corazón y nunca lo sería, por más de que en ese momento no lo haya querido admitir. Que nunca sería Anne, la cuál no había hablado mucho con ella, pero sabía que era una persona de oro. Y que ella nunca te lastimaría, Gilbert. Y de estar conmigo, nunca serías tan feliz como lo serásde seguro con ella. Así que me alegra que te hayas dado cuenta, porque de todas maneras, yo te habría pedido el divorcio.—

   No sabia que decir. La chica sabía que el no era feliz. De verdad le tenía un muy lindo aprecio a Winnie, quien le enseñó a quién amar y escuchar su corazón. Le partía el alma no ser correspondido, pero alegre al saber que la chica estaba de acuerdo con que él tenga una vida llena de verdaderos sentimientos.

  —Winnie, no tengo palabras para agradecerte lo gran persona que eres. Espero que algún día encuentres esa persona que te ame como yo amo a mi Anne.—
  —Se que lo haré. Gracias por ser mi primer amor, Gilbert. Ahora, toma tus cosas antes de que llore—ella había dejado sus maletas listas porque sabría que se encontraría con Anne. Ella tenía  un corazón enorme.

   Gilbert dejó un beso en su frente, agradeciéndole por todo. Salió corriendo hacia la casa de la Tía Jo, para ver a su amada. Y como si de imanes se tratase, ella salió de la casa. Ambos se abrazaron y se juraron amor eterno para siempre. Un "Te amo" quedo marcado en sus corazones para siempre.

    Días más tarde, cuando Gilbert se fue a Toronto, prometió que le escribiría todos los días a su amada para acompañar sus días desde la distancia. Él, tenía planeado proponerle casamiento a Anne la próxima vez que la visitara. Un sentimiento de desesperación le llegó al no recordar guardar el anillo de su madre en la maleta; pero, sorprendentemente, estaba ahí. Agradeció mentalmente a Winnifred por ponerlo ahí.

   Pero más le agradeció a la vida por poner a Anne como su futura esposa.

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Hola!! Aquí les traje un qué hubiera pasado si Gilbert y Winnie se hubieran casado. Espero que les haya gustado!!💞

𝙎𝗁𝗂𝗋𝖻𝖾𝗋𝗍 𝙊𝗇𝖾-𝙎𝗁𝗈𝗍𝗌'.°•☆~Where stories live. Discover now