Sipnosis

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1528.
Palacio de Topkapi.

Un mensajero iba corriendo por los pasillos del palacio, en sus manos llevaba una carta la cual cambiaría por completo el destino de todos los que conformaban la Gran Dinastia Otomana.

Llego hasta los aposentos de su majestad, el Sultán Süleiman pero un Agha lo detuvo.

—Debo llevarle está carta a su majestad, es sumamente urgente que él la lea —dijo firme, así como la persona que mandaba dicha carta le había dicho que actuará.

—Puedes dármela a mi y yo se la daré al Sultán —pronunció elevando una ceja.

—Es una orden directa que me han encomendado, la carta tiene que ser entregada solo en manos del Sultán —se acercó más al Agha— Es del palacio de Bursa —le susurró.

El Agha tembló, no podía ser pronunciado ese lugar si no era en los aposentos de su majestad, fue un decreto que había sido impuesto años atrás pero nadie se atrevía a cuestionar el porqué, sólo acataban las órdenes. Entró lo más rápido que pudo y se reverencio en señal de respeto ante el hombre tan poderoso que tenía en frente, la mismísima sombra de Alá en la tierra.

—¿Qué es lo que quieres Agha? —preguntó levantando su vista de su escritorio y mirándolo fijamente, esa mirada intimidaba a todos sus enemigos, no era un príncipe otomano débil que ascendió al trono, era un hombre fuerte y de carácter al cual había que temerle.

—Su majestad, un mensajero viene de Bursa —le susurró lo último como si decir ese lugar fuera uno de los mayores pecados que se pudieran cometer.

—Hazlo pasar —dijo sin más.

El mensajero se quito su espada y con la cabeza gacha en señal de sumisión entró a los aposentos.

—Acércate a mi y dame lo que tienes entre tus manos —pronunció.

El hombre a paso tembloroso se acercó a él, tendiéndole en sus manos la carta que había sido muy bien resguardada en sus manos. Sentía que un peso caía de sus hombros, su misión fue un éxito.

Su majestad leyó atentamente la carta, sin ninguna expresión en su rostro. Hace poco se había celebrado la boda de él y su concubina rusa que ahora era una sultana, su nombre paso de ser Roxelanea a Hürrem. La Haseki del Imperio Otomano.

El Sultán Süleiman golpeó con sus puños el escritorio, lo cual hizo estremecer de miedo al mensajero. El pobre hombre cuyo nombre es Adem, comenzó a rezar el Corán porque pensaba que esos serían sus últimos momentos de vida.

—Retírate —susurró su majestad molesto.

Le hizo una reverencia y salió de sus aposentos pero se quedo a un lado, escuchando todo.

—¡Traigan a Ibrahim Paşa, ahora! —grito su majestad.

A los pocos segundos llegó, gracias a Alá nadie se había percatado que ese hombre estaba escondido. Todos estaban en un alboroto, nadie entendía porque salían tantos gritos molestos de los aposentos de su majestad.

Logró escuchar algo, que hizo que una sonrisa se posara en sus labios.

—Preparate Paşa, iremos a Bursa ahora mismo.

Lo habían conseguido.


Lo siento, había tenido unos problemas con Wattpad. Pero aquí está su capítulo.

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⏰ Última actualización: May 06 ⏰

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Mükerrem SultánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora