Prólogo

628 60 21
                                    

La boda básicamente había comenzado, solo esperaban a qué llegarán los novios, todos muy atentos a su posible llegada pero disfrutando del momento.

Las chicas tomándose fotos, los chicos conversando juntos y una que otra posible parejita se hacía visible entre la multitud.

Todo era perfecto a la vista de Iruka, nada podía salir mal el día de la boda de su pequeño remolino. Estaba tan orgulloso del rubio que tenía que contener las lágrimas de felicidad que almacenaban sus ojos. Miraba con una sonrisa como todos sus pequeños estudiantes se estaban convirtiendo en verdaderos adultos. Estaba tan absorto en sus pensamientos que no sintió llegar a Kakashi.

Conversaron un momento y se anunció la llegada de los novios al pequeño jardín donde se llevaría a cabo la boda.

Todos recibieron a los novios con un gran aplauso y una sonrisa de los invitados. La boda comenzó y después de los votos e intercambio de anillos el festejo comenzó.

Los invitados se acercaban a los novios para felicitarlos, sobre todo sus amigos.
Nada podía salir mal y de eso se había encargado Kakashi.

— Kakashi-sensei.

— Eh Naruto, muchas felicidades ¿En dónde está Hinata?

— Está con sus amigas tomándose fotos— su sonrisa se agrando pasando los brazos detrás de su cabeza — pero no hablemos de mi ¿Ya pudo decirle?

— No aún no.

Naruto estaba al tanto de la relación de sus senseis. Durante el ataque de Pain a Konoha, Kakashi salvó a mucha gente pero a la que se agradeció más en salvar fue a Iruka.

Nunca lo admitió hasta ese entonces, que le atraía ese maestro carismático que era una figura paterna para muchos estudiantes de la academia.

Después de la llegada de Naruto a Konoha, siendo recibido como un héroe, Kakashi confesó su atracción a Iruka. Este solo le limito a asentir pero le dió una oportunidad a Kakashi de enamorarlo.

Y así fue, Kakashi se encargó de enamorar al sensei favorito de la academia e Iruka no se molestaba en demostrárselo al peliplata, claro en privado. Pues solo pocas personas sabían de su relación.

Así que Kakashi sintió la necesidad de ser atado a ese profesor, no solo con su relación sentimental, quería que todos supieran que ese profesor era suyo y que estaba con la mejor persona del mundo.

Con ayuda de sus amigos preparo algo sencillo y compro un anillo para pedir la mano de Iruka. Naruto le sugirió hacerlo en su boda y Kakashi acepto la idea. Solo había un pequeño problema, nunca se había confesado de esa manera a alguien. No era igual a cuando le dijo que le atraía, en ese momento no le importaba ser rechazado, pero ahora sí, tenis miedo de ser rechazado por la persona que amaba.

— Anímese Kakashi-sensei, tiene que hacerlo un día y que mejor que hoy.

— Que vergüenza ver a tu superior en esta condición.

— Jaja no esté nervioso le aseguro que Iruka-sensei no lo rechazará. El es una persona de fiar ya lo verá. Además, no tiene a quien pedirle su mano, en cambio yo, tubo que hacer circo maroma y teatro para demostrarle a la familia de Hinata que era digno de ella.

— Ni el héroe de la guerra se salva ¿Eh?

— Naruto-kun, Kakashi-sensei— la hermosa novia se inclino a su superior al llegar a la lado del que ahora era su esposo.

Conversaron un momento, Hinata también estaba al tanto de la situación, y espetaba con ansias el momento de la propuesta.

Paso la tarde y ya estaba oscureciendo. Iruka se mantuvo con Kurenai y su pequeña hija. Kakashi tenía que estar con los demás Kages. No encontraba el momento adecuado para pedir la mano del moreno. Tenía que el día de acabará y las palabras jamás salieran de su boca.

Se armó de valor y fue con Iruka, quien recién se despedia de Kurenai, pues su niña ya debía dormir.

Era el momento, Iruka y el estaban disponibles para hacer la confesión. La tarde pintaba colores increíbles y el viento hacia soplar las sakuras que dejaban caer sus pétalos al cabello del moreno. Para Kakashi no había mejor vista que esa.

Se armó de valor y sostuvo en su mano la pequeña caja con el anillo dentro y se acercó lentamente para que Iruka lo notará.

— Ey cariño — le llamo suave para no asustarlo.

— Kakashi por favor, hay mucha gente aquí — se había puesto rojo y miraba a todos lados para verificar que nadie los había oído.

— ¿Aún tienes miedo?

— No no, solo me preocupas tú y tu reputación como Hokage.

— Exactamente, soy el Hokage y puedo hacer lo que me plasca.

— Kakashi por favor, sabes que esto no lo verán bien los demás.

— Eso no me importa, mientras seas tú no me importa.

Iruka se sonrojo y en un susurro dijo "gracias"  mostrando esa linda sonrisa que lo hacía ver adorable. Si, ese era el momento.

— Iruka.

Kakashi puso una rodilla en el suelo y con la otra se apollo. Iruka abrió los ojos se sorpresa y si estaba rojo, ahora estaba mucho más rojo. Abrió la pequeña caja aterciopelada y dejo ver el anillo al que sería si prometido.

—¿Te casarías conmigo?

Todos pararon lo que hacían y miraron al par de hombres que hacían una escena romántica. Iruka no sabía que responder, más bien, si lo sabía pero no le salían las palabras.

— Por favor no me dejes en ridículo.

Iruka rio ante ese comentario y con lágrimas en los ojos y tapándose la boca con las manos asintió lentamente. Kakashi se levantó de un salto y abrazo al que ya era su prometido.

Todos aplaudieron y quien no estuviera de acuerdo se las tenía que ver con el sexto Hokage.

La noche calló al fin y los fuegos artificiales iluminaron el cielo azulada oscuro. Era una escena romántica y perfecta para la ocasión.

Las parejas se hicieron notar, abrazándose mientras contemplaban las luces en el cielo. Los recién comprometidos igual las miraban. Iruka no paraba de llorar y Kakashi limpiaba sus lágrimas y daba pequeños besos en su frente.

Si, ellos estaban seguros que su futuro sería grato y lleno de felicidad.

O eso pensaban.

Continuara…

Los años contigoWhere stories live. Discover now