3. Ενας ξένος

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3. 𝐔𝐧 𝐞𝐱𝐭𝐫𝐚𝐧̃𝐨

El rubio cabello brillaba como el oro puro ante la luz radiante del sol que se asomaba sin pena alguna entre los arboles, era la paz que se sentía en el ambiente lo que hacía que Taehyung se mantuviera quieto mientras su cuerpo estaba recostado a la orilla del lago, el agua cubría su cuerpo hasta el pecho y el aire pasaba tranquilamente despeinando sus mechones, hasta hacerlo temblar.

Disfrutaba tanto estos momentos en los que nada le importaba y nadie lo podía dañar, solo era él en su total tranquilidad, escuchando el sonido de la cascada que caía con fuerza a unos metros de él.

Sentía su cuerpo relajado con los brazos bien extendidos y las palmas de sus manos abiertas hacia abajo, ondeando en el agua provocando que esta se moviera distraídamente, sus ojos iban de un lado al otro en el cielo, pero no veían nada en particular, solo se deleitaba con los colores tan exóticos que la mañana ofrecía y observaba las nubes que pasaban y se movían con el viento hasta alejarse, a simple vista parecía calmado, ido en su propia paz, pero su mente que lentamente lo consumía, era todo lo contrario, daba vueltas y vueltas hecha un caos mientras rememoraba el día de la llegada de ese hombre extraño y lo que había pasado. Pensaba en aquel prlinegro que se había atrevido a invadir su territorio, no era el primero que lo hacían y eso Taehyung lo tenía mas que claro luego de vivir tantos años en ese lugar, pero su cabeza no procesaba el hecho de que no había podido acabar con la vida de ese ser al momento en que lo tuvo indefenso ante él, fue como si algo, una fuerza externa lo detuviera y le hiciera reconsiderarlo, él no era así.

Taehyung por su bien se había encargado de cada hombre y ser que representara una amenaza, utilizando aquella maldición que su madre tanto detestó para hacer de ellos su propia decoración inusual que adornaban uno de sus salones principales, y había pensado en hacer lo mismo con el pelinegro audaz que se adentró a su hogar sin pena alguna, pero entonces ¿por qué su cuerpo se detuvo al verlo y solo lo analizó como si contemplara algo novedosamente maravilloso? al verlo ahí derrotado, colgando y sin fuerzas, a punto de ser devorado por Karma, ¿por qué simplemente no lo obligo a abrir los ojos, como con muchos otros lo había hecho?

Soltó un suspiro agotado, mientras intentaba ya no pensar más en todo eso que lo empezaba a abrumar, ahora tenía a ese hombre recostado sobre una cama en una de sus habitaciones y no estaba tan seguro de querer acabar con su vida.

Pasó un rato más divagando en sus pensamientos sin profundizar y observando algunas aves volando alto en el cielo, tan ajenas a los intensos ojos esmeralda que las veían con envidia; envidia porque ellas podían ser libres a su manera e ir a donde quisiera. Taehyung era consiente de que, a pesar de no estar encadenado a ese lugar, él no podía darse el lujo de salir de su escondite entre las recónditas montañas y exponerse ante los humanos que representaban un peligro para él, así que su intento de libertad era limitado a el viejo templo en donde pasaba su vida entera y esa montaña enorme que ni si quiera había recorrido en su totalidad alguna vez.

El serpenteo acelerado proveniente de alguna de las serpientes, ahora no muy lejos de él, lo sacó de sus pensamientos, volteó en dirección a ella, apoyándose sobre sus codos pero no levantó la vista, solo se quedó en silencio esperando a escuchar la voz en su cabeza.

"-Taehyung...-" resonó en su cabeza con lentitud, arrastrando en ella cada sílaba.

-¿Él despertó? - Interrumpió, suponiendo que a eso se debía su presencia.

El reptil siseó en aprobación y Taehyung asintió, levantándose poco a poco, quedando desnudo ante los ojos negros del escamado animal, que poco o nada le importaba verlo de esa forma. El rubio mantenía la mirada baja mientras se alejaba del lago y se dirigía hacia el árbol que sostenía sus prendas desde una rama.

Son of Medusa 🍒 𝑲𝒐𝒐𝒌𝒗Where stories live. Discover now