Capítulo 11 Parte 2

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Sonreí cuando me impulsó hacia arriba junto a él, obligándome a colocarme a horcajadas sobre sus piernas mientras se apoyaba contra la cabecera de la cama con la espalda.

Con mucho cuidado, llevó sus dos manos a la parte baja de la sudadera y me pidió con la mirada que subiera ambos brazos para poder quitármela y así lo hice. Alzó la tela que rozó mi piel, sensible por todos lados y luego, cuando al fin estuve desnuda de la cintura para arriba, él aventó la sudadera lejos y me observó con cuidado.

—Demonios... me voy a morir aquí, Sakura. —Me reí ante su frase y luego negué entre molesta y complaciente.

—No te atrevas —susurré; apoyé las dos manos en la cabecera a los lados de su cabeza y luego acerqué mis labios a su oído—. Quiero que me toques. —Supliqué con voz suave y él me abrazó por la espalda, haciéndome caer por completo sobre él, que aún estaba sentado.

Me besó profundamente y sus labios fueron exigentes con los míos; como si no me hubiera besado antes y los dos estuviéramos ávidos de la calidez y el tacto que nos brindábamos mutuamente.

Jamás habría imaginado que podría ser así. Que podría sentirme así, como si mi mente y mi cuerpo solo existieran para poder estar de esa forma con él y con absolutamente nadie más.

Con movimientos lentos, Shaoran subió sus dos manos por mi cintura hasta llegar a mis pechos, los cuáles solo rozó y luego siguió viajando por los costados, hasta llegar a mi cuello, que tocó con dedos ligeros, pero yo, desesperada como estaba, lo obligué a bajar las dos manos para que me rodeara los pechos. Él gimió con fuerza ante el contacto directo; su excitación aumentó y lo sentí erguirse aún más debajo de mí. Shaoran acarició la piel desnuda de mis pechos y yo, por alguna razón, aunque intentaba permanecer quieta, no podía, así que comencé a moverme contra él mientras me besaba lánguidamente.

Solté el primer grito, completamente absorta y confundida, al notar que perdía el control sobre mí y mi cuerpo, cuando Shaoran dejó de besarme, me abrazó por la cintura y me elevó solo un poco para dejar uno de mis pechos a la altura de su boca y luego la abrió sobre él. Un escalofrío me recorrió cuando su aliento cálido chocó contra mi piel y sus labios apresaron el brote de carne rosada que esperaba erecto, frente a él.

—Cielos —gemí más fuerte y le rodeé la cabeza con ambos brazos para apretarlo contra mí y obligarlo a acceder a más cantidad de piel, con la boca, la lengua y los dientes. Shaoran bajó una mano a donde estaba el resorte del pantalón en mi cintura y la introdujo suavemente, provocándome una sacudida al notar la calidez de sus dedos sobre aquel lugar al que nunca creí que alguien podría acceder.

Pude oír los extraños sonidos que salían de mi propia garganta a cada caricia suya, cuando comenzó con un ritmo acompasado pero firme mientras seguía moldeando mis pechos con la boca, haciéndome arder de deseo y de un anhelo que me impulsaba a arquearme contra él. Froté mis caderas contra las suyas y el roce produjo más placer.

Comencé a darme cuenta de que mi vista se nublaba y de que no podía respirar con normalidad al momento en el que Shaoran introdujo uno de sus dedos, rompiendo ligeramente con mi concentración, y acarició con otro mi clítoris. Perdí fuerzas de inmediato y dejé caer mi frente sobre el cabello de él mientras me aferraba a la poca coherencia que me quedaba. Su dedo se deslizaba con extrema facilidad, gracias a lo excitada que estaba, adentro y afuera, de manera que no tardó en dejar pasar a dos, lo que me provocó abrirme más.

—Ya no puedo —susurré con voz entrecortada, mientras continuaba jadeando y moviéndome como por inercia contra él.

Shaoran me soltó, sacó la mano de los pantalones y luego me hizo caer hacia atrás, para dejarme acostada con él encima de mí. Sus ojos brillaban y tenía los labios ligeramente hinchados; le sonreí cuando me di cuenta de que sus manos bajaban hacia el resorte del pantalón y lo halaban hacia abajo para dejarme desnuda por completo, justo como él. Aventó el pantalón fuera de vista y entonces se recostó completamente sobre mí, dejándome sin aliento al sentir la suavidad y la fuerza de todo su cuerpo, contra el mío. Era increíble.

Prohibido enamorarseWhere stories live. Discover now