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"Día nuevo, esperanzas nuevas" diría si las mías fueran así todo el tiempo pero cada día ya no me sorprendía por la maña suerte que llevaba a rastras. Ahí estaba, patinando no tan ridícula pero de forma muy normal. Sabía que era un caso perdido para que me dieran un papel, aún así lo intenté y estaba ahí.

¡Ta-Da! — murmuré terminando aquella improvisada y ridícula rutina.
— Almma, si me gustó, gracias.
— Maravilloso ¿Sabías que han venido personas que ni siquiera sabían patinar?
— No — comencé a reír nerviosa intentando no mostrarme negativa en ello — ni siquiera lo imagino a eso.
— Incluso llegó una mujer con blusa corta y sandalias — una de las chicas de las cuatro que estaban en esa mesa decidiendo sobre quienes venían y quien quedaba o no.
— Lo recuerdo.
— Gracias Almma, te llamaremos.
— Muchas gracias — me incliné un poco, no había que hacer mala cara por algo así — Gracias por su tiempo~.

Al menos lo intenté, eso quería decirle a Kakihara cuando apareciera y reírme junto con él sobre cómo lo hice pero entre más miraba hacia el exterior esperando su presencia, no era verdad. Hasta había mirado hacia arriba como decía.

Sacudí mi cabeza intentando volver al presente y no perderme en esos buenos momentos. Diciembre no iba tan mal si solo pensaba en él ¿Acaso me aferré tan rápido a su esencia de buena suerte y espíritu noble porque la mía se había perdido en el momento más oscuro de la navidad pasada? Una pregunta que sonaba estúpido pero casi creíble para mí.

Giré regresando al mostrador y notando a mi jefa Santa maquillandose de nuevo, parecía que su amor la había convertido en alguien apegada a un espejo deseando deslumbrar a su príncipe.

Entonces ¿Salió todo bien? — pregunté intentando hacer que se desprendiera del espejo — ¿Estás lista para tu cita? — Santa volteó hacia mí y no pude contener mi cara de sorpresa por el excesivo de su maquillaje — ¡Oh no! Okey. Bueno.
— ¿Que?
— Hay que reducir el maquillaje.
— Me esforcé con esto — intentó hacer un pequeño puchero por su valentía con aquel rubor y labial. Solo parpadeo para mostrar aquellas pestañas muy postizas, cosa que daba bastante impresión sumado el maquillaje.
Él creerá que esta saliendo con una llama — bromeé quitando suave aquellas pestañas dejándola liviana de sus ojos.
Auch~.
— Te lo mereces — extendí el pañuelo para que también se quitará el labial — Ahora estás lista.. y~ ¿A dónde te llevará el señor?
— No tengo idea.
— ¿Cuál es su nombre?
— Es un nombre fácil de pronunciar.. Keisuke Ueda. Es demasiado amable y, aunque no lo creas, es de esos hombres que parecen más un conde o una príncipe que alguien tan simple — habló casi con el tono de voz de una enamorada.
Imagino que debes tenerle un tierno apodo de amor.
— Le digo Conde .
— Bueno, tu nombre es más fácil de pronunciar.
— Solo son tres letras "Ana", nada más.
— ¿Acaso no te llamas Santa?
—No idiota — negó casi riéndose de mí. Desde que trabajo con ella, siempre le dije Santa porque así se presentó ante mí — Lo uso por la tienda.
— ¿Enserio?
— Vaya tonta en creer que enserio me llamaba Santa. Pero cambiando de tema... ¿Qué tal quedé? — me sonrió esperando mi aprobación como si fuese una adolescente en su primera cita.
Muy bonita.
— Gracias, oye ¿Yese amigo tuyo que estabas viendo a través de la ventana en lugar de trabajar?
— Ahhh... Él... No se — tomé el pequeño plumero para pasarlo suave por algunos adornos — Él no tiene teléfono.
— Es de esos chicos sabios ¿Qué le pudo hacer gustado de tí?
— Yo creo que nada — murmuré intentando no mostrar interés en ello.
Tranquila Duende, ya vendrá.

Después de eso, "Ana" salió con su príncipe azul, parecían una pareja que prometía más que salir a charlar pero aún estaban empezando. Me tocó cerrar la tienda y asegurarme que todo esté en orden antes de irme, sin embargo, me quedé ahí esperando a Kakihara. No aparecía en un largo rato que llevaba ahí parada cerca de la puerta de la tienda.

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⏰ Última actualización: Oct 26, 2020 ⏰

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Una Navidad PasadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora