Escondidos llenos de irá y furia se encuentran "las salamandras"... Una legión de hadas que buscan obtener de vuelta su tierra.
Aithne, emperatriz del reino Volcano, envía a su hija primogénita, Adara, a una misión ancestral para la salvación de su...
Se encuentra un reino oculto, un reino oscuro que intenta sobrevivir en tan tenues cavernas.
Es el reino Volcano, Dónde viven unas misteriosas y mágicas criaturas ficticias para los hombres... O al menos eso creen ellos...
Son las Salamandras, hadas de fuego que temiendo por su vida se enconden estás en lo más profundo del mundo.
Esta especie mágica preciosas, radiantes pero con una gran furia en su interior, una gran necesidad de venganza contra la humanidad que les quitó su libertad de vivir en la superficie.
Aithne, la emperatriz de Volcano se encarga de que cada Salamandra viva lo mejor posible, pero clandestinamente planea una conspiración contra quienes les hicieron tanto daño.
-Aithne, señora mía, se encuentra aquí al fin su esposo, Nuriel, señor de Volcano- -Maravilloso, puedes retirarte-
El criado se retira de aquella gran salón hecho de piedras negras y con fuego ardiendo en las paredes.
-¿A qué se debe tu llamado Señora Aithne?- -Tengo un anuncio importante que dar esta noche, y necesito que estés tu presente para estar enterado- -¡Tengo cosas muy importantes que hacer como para que me hagas perder el tiempo Aithne!- -Nunca te hago perder el tiempoNuriel, esto es importante, tiene que ver con nuestra hija-
Nuriel la mira desconcertado pero con frialdad y da unos pasos hacia Aithne.
-Mmm... ¿Que tiene que ver Adara en esto?- -A decir verdad... ¡Todo!- -¡¿Que no puedes ir al grano y ya?!- -Jaja, debes ser paciente, esta noche toda salamandra sabrá de esta dichosa noticia-
Aithne se levanta de su gran silla real con delicadeza, y se dispone a salir de aquel salón, pero Nuriel la detiene.
-¿Y mientras? ¿Que esperas que haga?- -Ajj, no se, Hospedate en algún cuarto "querido", tengo bastantes, ahora... Si me disculpas, yo si tengo cosas importantes que hacer-
Aithne sale del salón volando con sus bellas alas escarlatas, y Nuriel enojado va en busca de una recamara dónde esperar.
Enfurecido, Nuriel abre de golpe todas las puertas de las recamaras que encuentra, hasta que llegó a la última habitación, que de una patada hizo volar.
En aquella habitación se encontraba Adara, una preciosa hada de fuego, con alas coloradas, pelo rubio, ojos rojos, y piel amarillenta.
Al ver el estruendo se dirige a Nuriel.
-¡Oyes! ¡¿Que te sucede!?, ¡¿Que derecho tienes para venir y tumbarme la puerta de una patada?!- -Adara... No me fijé que está era tu habitación- -Si, lo es, y acabas de tumbar mi ¡Puerta!- -Te recuerdo, hija mía, que soy el Señor de Volcano y tengo mucho más derecho de tirar todo el reino si es que quiero-
Adara enfurecida gruñe y sale de la habitación a toda velocidad.
-¡¡¡ADARA!!!, ¡¡Vuelve aquí en este momento!!-
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