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Domingo, 1 de Septiembre

Leah

— ¡Ya, detente Louis! ¡Prometo no volver a robarme tu comida! -grité entre risas a causa de las cosquillas que me proporcionaban las manos de Louis sobre mi vientre.

Estábamos en el parque cerca de mi casa, en un día de picnic. Teníamos varios recipientes, la mayoría de ellos ya vacíos. Sándwiches, fruta picada y galletas era lo que estaba dentro de ellos antes de habérnoslo comido casi todo. Estábamos aprovechando el último día de vacaciones antes de comenzar mi penúltimo años de escuela; Louis su último.

— ¡Tu sabías que era mi chocolate favorito! -apartó sus escurridizas manos de mi persona, sentándose sobre sus tobillos e hizo pucheros. Sonreí a causa de su ternura.

— Eso es lo que sucede cuando no quieres compartir -me reí, haciéndome la inocente.

La verdadera razón por la que él no quería invitarme del chocolate restante, era porque ya me había compartido bastante de él. Se podría decir, en realidad, que yo casi lo había comido todo sola.

— ¡Te invité más de la mitad! -gritó mi gritón amigo.

— Ya, te compraré otro luego.

— Pero yo quiero uno ahora -dijo como niño pequeño.

— ¿Quieres el chocolate o no? -levanté una ceja.

— Sí, pero solo digo que quiero el mismo chocolate. Era mi favorito -asentí

— Tranquilo hombre chocolate -dije, intentando sonar graciosa, a lo que me miró con los ojos entrecerrados. Claramente eso había sonado mucho mejor en mi cabeza-. ¿Qué? -quise hacerme la tonta.

— Pero qué tonta eres, retráctate de decir esa ridiculez -se burló-. Además, sabes muy bien que no soy tan fanático del chocolate como para ponerme un sobrenombre tan estúpido como Hombre Chocolate.

— Ah, claro, pero a las zanahorias les das hasta tu... -me tapó la boca antes de que terminara la oración. Reí en su mano.

Louis odiaba que yo hablara de manera vulgar, por así decirle, pero él actúa tan divertido cuando estoy por hacerlo que me dan más ganas de hacerlo.

— Sin groserías, por favor -retiró su mano y yo reí-. Las zanahorias, por si no sabías, tontita, son más saludables que el chocolate, así que no critiques.

— Vale Lou, lo que tú digas -asentí exageradamente con una sonrisa-. Ahora, a recoger todo esto que no se arreglará solo -hizo una mueca en respuesta.

Odiamos limpiar. Es decir ¿Quién no?

Ya eran las 19:00pm y yo debía ir a casa. Mañana había clases de nuevo. Odiaba volver a clases, y esta vez, lo odiaba aún con más ganas. Es decir, ¿quién quiere que su mejor amigo se vaya? Toda mi vida estuve en el mismo instituto que Louis, verlo todos los días era normal para mí, pero luego de este año, él iría a la universidad.

Terminamos de ordenar todo, o bueno, básicamente hacer todo una bola y meterlo como sea en la cesta. Ambos decidimos no ordenar correctamente las cosas dentro de la cesta. ¿Porque ordenar algo que en poco tiempo será desordenado de nuevo? En este caso; luego debíamos sacar las cosas de la cesta para lavarlas. El mantel quedó totalmente sucio al igual que los recipientes que usamos y debíamos guardarlos para luego limpiarlos. No tiene sentido tener que guardar algo bien para que, cuando apenas lleguemos a casa, los saquemos.

Una vez todo en la cesta, caminamos haciendo bromas de todo tipo, hablando y riendo. No sé si todo lo que decía Louis era muy gracioso o era porque yo me reía de todo. Sabiendo cómo era Louis y cómo era yo, diría un poco de ambas.

Tres en Uno - Louis TomlinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora