Capítulo 17.

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Mis amigos y yo siempre hemos sabido que Hagrid sentía una desgraciada afición por las criaturas grandes y monstruosas. Durante el curso anterior en Hogwarts había intentado criar un dragón en su pequeña cabaña de madera, y pasaría mucho tiempo antes de que pudiéramos olvidar al perro gigante de tres cabezas al que había puesto por nombre Fluffyl. Estaba segura de que si, de niño, Hagrid se enteró de que había un monstruo oculto en algún lugar del castillo, hizo lo imposible por echarle un vistazo. Seguro que le parecía inhumano haber tenido encerrado al monstruo tanto tiempo y debía pensar que el pobre tenía derecho a estirar un poco sus numerosas piernas. Podía imaginarme perfectamente a Hagrid, con trece años, intentando ponerle un collar y una correa. Pero también estaba segura de que él nunca había tenido intención de matar a nadie.

-No puede ser Hagrid -decía Hermione-. No es posible

-A lo mejor Ryddle se equivoco de culpable -continue-. A lo mejor el que atacaba a la gente era otro monstruo...

-¿Cuántos monstruos crees que puede albergar este castillo? -preguntó Ron.

-Ya sabíamos que a Hagrid lo habían expulsado -dijo Harry, apenado-. Y supongo que entonces los ataques cesaron. Si no hubiera sido así, a Ryddle no le habrían dado ningún premio.

Ron intentó verlo de otro modo.

-Ryddle me recuerda a Percy. Pero ¿por qué tuvo que delatar a Hagrid?

-El monstruo había matado a una persona, Ron -contesté.

-Y Ryddle habría tenido que volver al orfanato muggle si hubieran cerrado Hogwarts -dijo Harry-. No lo culpo por querer quedarse aquí.

Ron se mordió un labio y luego vaciló al decir:

-Tú te encontraste a Hagrid en el callejón Knockturn, ¿vedad, Harry?

-Dijo que había ido a comprar un repelente contra las babosas carnívoras -dijo Harry con presteza.

Nos quedamos en silencio. Tras una pausa prolongada, Hermione tuvo una idea elemental.

-Oigan, Hagrid es nuestro amigo ¿Por qué no vamos y le preguntamos?

-Sería una visita muy cortés -dijo Ron-. Hola, Hagrid, dinos ¿has estado últimamente dejando en libertad por el castillo a una cosa furiosa y peluda?

Al final, decidimos no decir nada a Hagrid si no había otro ataque, y como los días se sucedieron sin ni siquiera un susurro de la voz que no salía de ningún sitio, albergaba la esperanza de no tener que hablar con él sobre el motivo de su expulsión. Ya habían pasado casi cuatro meses desde que petrificaron a Justin y a Nick Casi Decapitado, y parecía que todo el mundo creía que el agresor, quienquiera que fuese, se había retirado, afortunadamente.


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Durante las vacaciones de Semana Santa, los de segundo año tuvimos algo nuevo en que pensar. Había llegado el momento de elegir optativas para el curso siguiente, decisión que al menos Hermione se tomó muy enserio.

-Podría afectar todo nuestro futuro -nos dijo, mientras repasaba minuciosamente la lista de las nuevas materias, señalándolas.

-Lo único que quiero es no tener Pociones -dijo Harry.

-Imposible -dijo Ron con tristeza-. Seguiremos con todas las materias que tenemos ahora. Si no, yo me libraría de Defensa Contra las Artes Oscuras.

-¡Pero si ésa es muy importante! -dijo Hermione, sorprendida.

-No tal como la imparte Lockhart -repuse-. Lo único que me ha enseñado es que no hay que dejar sueltos a los duendecillos.

Violet Scamander y la Cámara SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora