Capítulo tres

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Juicio

Me has regalado un libro sobre derecho muggle, lo he leído porque prometí hacerlo, muy a mi pesar.

Unirse a los inefables era separarse legalmente de muchas de las leyes para los magos comunes del país y adoptar otras, aparte de que se castigaba el revelar secretos con penas que iban desde el despido hasta que el rompimiento de la varita, ambas acompañadas con un fuerte hechizo de olvido, tenían la obligación de desobedecer al ministro si este intentaba, por medios arbitrarios, obtener alguna de las investigaciones que llevaban a cabo, así también, no se les podía interrogar frente a un jurado y aunque muchos empleados del ministerio podían reconocer a los inefables, estos bajo ningún concepto podían aparecer con rostro y nombre en una noticia del periódico en la que se mencionara que esa persona era un inefable, por ley se los debía etiquetar siempre como ciudadanos comunes.

Esas habían sido las reglas que había aceptado cuando regresó a Londres para convertirse en inefable y eran la que en este momento no le permitían testificar en el juicio más sonado del año, la audiencia de juzgamiento de Sirius Black, presunto mortifago, asesino de muggles y más fiel seguidor de Voldemort.

Este juicio era un duro golpe al ya inestable ministerio, Fudge, el antiguo ministro, había dimitido hace unos días luego de que estallara el escándalo y en su lugar se había colocado a Rufus Scrimgeour, la tarea del nuevo ministro era difícil, atemorizante para muchos, Regulus admiraba al hombre que había decidido hacerse cargo del ministerio con tal problema que se avecinaba, más aún ahora que el posible encarcelamiento de un inocente podría hacer a muchos dudar no solo de la gestión del ministro anterior sino del ministerio como institución.

Aunque su testimonio como testigo de la pelea contra Voldemort sería tomado en cuenta, Regulus no se presentaría a esa audiencia para ser interrogado, por reglamento de los inefables su testimonio debía ser tomado en una habitación separada; por un auror bajo la supervisión de dos inefables de mayor rango y un delegado del Wizengamot. Así que se mencionaría su testimonio, que era bastante simple, solo apoyaría lo que dirían los demás sobre haberlo visto llegar junto a la Orden del Fénix y luchar contra los mortífagos, su testimonio no era especialmente relevante.

El juicio se celebraría a las diez de la mañana y aunque no era necesario que fuera, había sentido el impulso de presentarse, se excusó por un par de horas de los trabajos de reconstrucción del Departamento de Misterios y se presentó en la sala de juzgamiento usando túnicas normales y fingiendo ser parte del limitado público que tendría la audiencia.

Intentó pasar desapercibido y se sentó en los últimos asientos del salón. Comenzaron a llegar los miembros del Wizengamot, así como los civiles que serían interrogados y los que solo serían parte del público, como él. La prensa no estaría presente, debido a la naturaleza delicada de este caso, el ministerio intentó tratarlo con la mayor discreción posible, había sido una de las últimas acciones desesperadas de Fudge al anunciar en todos los periódicos la detención de los mortifagos, había mencionado el nombre de Sirius Black en la lista de los criminales detenidos y hablado sobre la participación de un miembro del ministerio que había ayudado al niño que vivió, ese miembro del ministerio era por supuesto Regulus Moore, en su desesperado intento Fudge había estado a punto de publicar su nombre pero el Departamento de Misterios se lo había impedido, este intento mal logrado de reparar los daños se había venido abajo cuando Harry Potter dio una entrevista para el Quisquilloso en la que defendía a Sirius Black y expresaba su descontento con que el ministerio estuviera a punto de devolverlo a Azkaban siendo inocente. Al respecto el reincorporado director de Hogwarts lo había apoyado en una entrevista en la radio mágica con mayor audiencia hasta el momento.

La generación rotaWhere stories live. Discover now