Capítulo 4

12.1K 991 218
                                    

Alec me da una media hora para poder prepararme, aunque saber que está en todo momento tras la puerta no me ayuda mucho a tranquilizarme. Ya que, pese a ser mi secuestrador, solo puedo confiar en él. Ha sido el único que no ha intentado comerme.

Me miro en el espejo y veo que el vestido y los zapatos que me ha escogido Alec me quedan muy bien. Perfecto, diría yo. ¿Cómo tiene mejor gusto que yo?

—Fiorella, ¿estás lista? —Pregunta tocando brevemente la puerta. ¿Lo estoy? Bueno, sinceramente no tengo otra opción que estarlo, ya que no tengo otra opción que ir.

—Vamos, acabemos cuanto antes. —Repongo agarrando la mano que me ofrece. Salimos juntos y puedo ver que los pasillos están decorados de forma moderna pero sin pasarse. Los cuadros que hay colgados son algunos que sé que están desaparecidos oficialmente.

—Sabes que esto no acabará con esta reunión. A partir de que entres por esas puertas, serás una Vulturi, y mi pareja, así que espero que no intentes algo estúpido. —Dice otra vez con la voz suave, pero demandante. Aunque tengo ganas de decirle que nunca haría nada estúpido.

Aunque mi plan tiene una parte donde salgo corriendo mientras tengo los brazos en alto y grito como "¡Ayuda, policía!". Pero eso es lo más sensato que se me ha ocurrido.

Alec abre una puerta y veo la sala donde toda esa pobre gente murió frente a mis ojos. Me estremezco ante los recuerdos y paro de andar, alertando a Alec que algo va mal. Este agarra mi mejilla suavemente antes de dejar un beso sobre mis labios antes de que pueda tan si quiera reaccionar.

—¡Fiorella! —Exclama un hombre con el pelo largo y negro. —Es un placer verte de nuevo. Tengo ganas de que te unas a nosotros, estoy seguro que tienes algún e increíble don. Ah, soy Aro, y ellos son mis hermanos Marco y Caius.

Asiento sin saber que hacer, pero Alec me arrastra hasta colocarme frente a él, y Aro agarra mi mano con suavidad, cerrando los ojos y centrándose en algo. Pronto veo que está pasando mi vida ante nuestros ojos, y deleitándose en los accidentes que siempre sufro en el patio de mi casa. Me siento incomoda, así que cierro los ojos con fuerza.

Quiero que deje de hacer lo que sea que esté haciendo, está conociendo cada uno de mis secretos sin yo haberle dado permiso, así que, sin saber cómo, algo sale de mi interior y estrella a Aro contra una de las paredes más alejadas. Todos a nuestro alrededor también han salido volando.

Busco a Alec con la mirada, pero está detrás de mí sonriendo de forma complacida. Agarra mi mano de nuevo y me acerca a él, así puede abrazar mi cintura con un brazo mientras los demás vuelven a sus sitios, aunque algunos me observan de forma nada amigable.

—¡Bravísimo! —Exclama Aro, colocándose frente a mí en menos de un segundo. —Oh, querida Fiorella. Serás un excelente activo para mi Guardia.

—¿Qué es la chica? —Pregunta Caius observándome con un interés calculador. —Parece similar a Bella Cullen.

—Oh, querido Caius. Bella es un escudo defensor, Fiorella es uno ofensivo. —Dice Aro como si acabase de encontrar el Santo Grial o algo parecido. —Pero, no vamos a arrebatarte tu mortalidad ahora. Necesitas tiempo, querida joya. Te damos una semana.

—¿Una semana para qué? —Pregunto. Sé la respuesta, solo quiero que sea un error de Aro y que me dejen salir de aquí.

—Una semana para que te transformes, joya. —Dice Aro sonriendo como el gato de Alicia en el país de las maravillas.

VOLTERRA |ALEC VULTURI|Where stories live. Discover now