desapariciones#2

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En Alaska están acostumbrados a las . Cada año, alrededor de 3.000 personas se esfuman en la península, una cifra aún más llamativa si tenemos en cuenta que en ella viven 736.732 personas, según el censo del año 2014. En muchos casos, estas personas aparecen, vivas o muertas: muchos exploradores y suicidas se decantan por la soledad de dichos parajes. En otros, las condiciones naturales del Estado americano, plagado de ríos, glaciares y un frío extremo, complican la búsqueda. Casi todos sus habitantes conocen a alguien que desapareció sin dejar rastro.

El periodista Alex Tizon, premio Pulitzer por su libro '' (Houghton Mifflin) estaba visitando Alaska en enero de 2005 para investigar el "fenómeno de las personas ordinarias que desaparecen mientras hacen cosas ordinarias" cuando se topó con una de esas historias trágicas y surrealistas que nos hacen sentir vértigo sobre nuestro lugar en el mundo.

Las huellas de Rick salían de la puerta del conductor y se internaban en el bosque. Se esfumaban en una pista de aterrizaje abandonada

Su viaje le había llevado a la península de Kenai, y concretamente, a Soldotna, su ciudad más grande (por decir algo: apenas 4.000 personas viven ahí). Allí conoció a la madre de Rick Hills, Dolly, y a su pareja, Heidi, con quien tenía dos hijos. Rick había desaparecido en febrero de 2004, a los 35 años, poco después de volver a casa tras terminar un pequeño trabajo en una . Aquel día había cogido su camioneta Dodge para recoger un cheque en Anchorage, pero nunca volvió a casa.

El vehículo fue encontrado dos días después, a unos 25 kilómetros de su casa, cubierto por la . Tenía las llaves puestas, el carnet de conducir en el asiento del copiloto y 292 dólares en la guantera. Las huellas, que mostraban la inequívoca cojera de Hills, salían de la puerta del conductor y se internaban en el bosque. Estas llegaban hasta el porche de una casa a unos 400 metros, pero partían otra vez hacia una pista de aterrizaje abandonada y ahí desaparecían.

Su familia descartaba el . No tenía ningún motivo para hacerlo, y de hecho, le había preguntado a sus hijos si querían acompañarle a hacer el recado. Tampoco pensaban que hubiese perdido la vida en el bosque, porque estaba acostumbrado a vivir en la naturaleza. Aunque le gustaba irse de fiesta toda la noche, emborracharse y tomar cocaína, su mujer señalaba que ello nunca le había impedido volver a casa. Los Hills oyeron la respuesta más convincente de boca de una adivina, que les explicó que Rick había sido robado por dos hombres y que lo habían abandonado para que se congelase hasta morir. Pero que pasarían 10 años hasta que pudiesen encontrarlo.

En la primavera de 2014, un gran fuego devastó gran parte de la península de Kenai. Mientras intentaban apagarlo, los bomberos encontraron huesos humanos reducidos a cenizas, lo que complicaba la identificación del cuerpo. Estaban extendidos en un radio de cinco kilómetros cuadrados, junto a varios cuchillos de caza, un mechero, un teléfono móvil, dos monedas y dos botones. El planteaba más preguntas que respuestas resolvía. Sin embargo, cuando la historia llegó a los oídos de Dolly Hills, que vivía a apenas 32 kilómetros del lugar del hallazgo, no pudo evitar preguntarse: "¿será Rick?". No lo era

investigación creepypasta,slendermanWhere stories live. Discover now