XIX

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Una melodía proveniente de un piano, voces unidas al unísono  y ese aroma...
Seguro que es sangre.
Trago fuerte y abro mis ojos...

El diseño gótico del templo en el que me encuentro me pone la piel de gallina; puedo ver en los cristales a Jesuscristo cargando la cruz y bueno, de lo qué hay a mi alrededor...me es difícil describir:

Hay muchas personas vestidas con túnicas negras y tinto.

—J...JungKook...

Ese nombre, el único que puedo pronunciar, es al único que intento llamar, ¿porqué?, ¿porqué busco refugio en mi martirio?

—D...¿dónde e...esta...estás?

Y es ahí cuando abro los ojos.

Últimamente me la vivo de sueños, me la paso perdida en lo desconocido, visitando lugares que ni siquiera sé si existen en mi subconsciente y buscando siempre a la misma y única persona que conozco desde hace diez días que me encuentro secuestrada: Jeon JungKook, ¿no podría ser peor?

—¿Pesadillas otra vez?

Y he aquí su voz grave nuevamente atormentándome desde la obscuridad de la habitación. Permanece sentado en una silla de madera, recargando su mejilla sobre su mano derecha mientras me mira, puedo sentir el peso de su mirada sobre de mí.

—Si...

Las palabras se me han acabado desde hace diez días y es que he perdido la esperanza de salir y ser libre, de que este "hombre" si quiera piense dejarme ir...

Se pone de pie entonces dejándome discernir su alta figura entre la obscuridad y le hago frente con la mirada, no la desvío porque quiero mantenerme alerta de cualquier movimiento. Se acerca a mi cama y sube una rodilla sobre el colchón, ¿qué pretende?

—Entonces haré que se hagan realidad

Me quedo muda cuando sube a la cama y gatea hasta estar sobre de mí. Su mirada color miel se pierde en la mía y es ahí cuando siento algo comprimirse en mi pecho, creo que ha sido un error no quitarle la mirada de encima que ahora no puedo moverme ni por instinto, he perdido la esperanza, cómo ya lo he mencionado si quiera de luchar.
Su cabello ondulado y negro cae por su frente y entonces mi corazón comienza a latir desaforado por el miedo de no saber qué es lo que me hará.

—Dame tu mano

Seguro quiere que responda por mi cuenta pero no lo hago, como dije, no puedo ni moverme por instinto así que él mismo toma mi mano con suavidad para llevarla a su nariz y olfatearla. Esto ya no me parece extraño.

—Hueles muy bien...
—Y...yo no huelo nada—no sé qué más decir. —quizás debería ducharme, me la he pasado aquí envuelta en sábanas

Busco cualquier pretexto para huir a otra habitación y no estar a su lado.

—Quizás deberías callar cuando quiero probarte, ¿podrías cerrar la boca?

¿Qué?

Abre sus labios finos y de ellos saca su lengua rosada la cual posee una calidad y humedad un tanto abrumadora en mi piel.
Suelto un leve suspiro; no puedo quitarle la mirada de encima mientras lame mi muñeca y aunque parece inofensivo esto me está asustando como desde el primer momento en que me amenazó de muerte y me maltrató.

Y de un momento a otro...veo sus dientes, esos que caracterizan a los seres inmortales.

—¡No!, por favor, e...espera

Intento alejar mi brazo pero él lo impide con esa fuerza que no había conocido antes.

—Te dije que cerraras la boca

Lleva uno de sus dedos a mis labios y yo solo ruego con la mirada tornándose cristalina.

Pero él desvía la mirada a mi muñeca y se lame los labios.

—Tranquila, esto dolerá los primeros quince segundos si estás nerviosa, así que relájate

¿Relájate?, ¿es enserio que me pide algo así?, ¿cómo es que puedo relajarme?
Mi pecho sube y baja, mi respiración casi me atraganta pero sigo sus instrucciones e intento respirar con calma mientras miro a otro lado y espero lo peor.

—¡AH!

Siento los puntiagudos colmillos clavarse en mi muñeca, como dos agujas. Mi cabeza da vueltas, mi vista se nubla y siento que perderé la conciencia.
El ardor es indescriptible junto con ese dolor que ocupa todo mi pensar.

—¡AGH!

Me retuerzo, pero eso lo hace peor cuando saca sus dientes y vuelve a clavarlos en la superficie anterior del antebrazo.

—¡Agh, dios!, ¡d...déjame! ¡Ah!

Comienzo a ahogarme con mi propio llanto, bajo la mirada y lo veo convertido en un monstruo. Sus ojos se han vuelto carmín y de las comisuras de sus labios escurre mi sangre manchando incluso sus propias manos que me sostienen con fuerza.

Sus ojos carmín hacen contacto los míos y jamás lo había visto tan feroz ya que la primera vez me desmayé a causa de Taehyung, cómo quisiera que viniese por mí ahora...

Mi cuerpo pierde su fuerza y mis ojos se cierran lentamente por mucho que yo quisiera mantenerme despierta...

—-
Narra escritor:

La obscuridad sigue presente cuando aquellos párpados se levantan.
Suni Soo mira el techo de la habitación el cual está agrietado y descuidado.
Se desanima al despertar, pues ya creía haber muerto anteriormente en garras de Jeon; al parecer no corrió con suerte.

Mira hacia un lado y un tazón de porcelana está sobre el pequeño buró.
Sopa de pollo fría que quizás pudo haber comprado Jeon en alguna tienda de conveniencia hace unas horas, pero la verdad no cuenta con apetito, solo con un dolor insoportable en su brazo derecho el cual al bajar la mirada se da cuenta que está vendado hasta la muñeca.

Sus ojos vuelven a cristalizarse, sin duda quiere ir a casa, esto es peor que una pesadilla. Con todas las fuerzas del mundo se reincorpora con su brazo sano y logra sentarse sobre el colchón. Sus pies están descalzos y al tocar el mármol del suelo se percata de la frialdad del lugar. Aún así se pone de pie y camina lentamente hasta la puerta la cual la abre sigilosamente.

No hay ruido, no hay movimiento y mientras va avanzando por el obscuro pasillo se mantiene alerta e intenta controlar ese nudo en la garganta generado por el pánico de arriesgar el pellejo por última vez; la puerta cada vez está más cerca.

Tan solo quiere estar afuera...

Al estar frente a su objetivo toma la manija y la gira haciendo sonar el crujido de que milagrosamente la puerta principal está abierta....

Ghoul.Where stories live. Discover now