Corriendo en el rio | español

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Sin nada que hacer, no del todo, me encontraba ahí sentada en un caluroso día de marzo, posiblemente un miércoles o tal vez un jueves, lo único que recuerdo bien es que corría el año 1959 y a el. Si si, a él, con unos lentes grandes como fondos de botella, un suéter azul marino roto y deshilado del lado izquierdo y su cabello color trigo. River estaba reposando en una silla de madera, al parecer estaba igual de aburrido que yo, tal vez la escuela le resultaba en extremo fácil, quien sabe, a lo mejor ya dominaba el tema y le resultaba inutil tener que escuchar de que iba el asunto. River, un nombre muy inusual, sus padres le pudieron haber llamado John o Samuel o Michael pero su nombre era río, lo cual encuentro absurdo ya que los ríos siempre hacen ruido con el fluir del agua pero el no. Él estaba siempre ahí sentado, calculando, callado. Núnca había notado su presencia hasta ese día, tal vez el sol fue muy amable en entrar por el tragaluz del salón e iluminar directo a su asiento como si de un reflector estuviesemos hablando, sus ojos azules como el cielo en primavera estaban perdidos y observaban todo a su alrededor hasta topar conmigo, Isabel. Mi cara estaba postrada encima del pupitre, recostada en mi brazo izquierdo para no sentir la dura madera de roble, lo ví y le sonreí amablemente a lo cual el respondió de la misma manera, dos horas después dejamos el salón para dirigirnos a otro, volvimos a cruzar miradas y esta vez él me sonrió primero a lo que yo contesté por segunda ocasión de manera igual "que persona tan agradable" dije para mí misma, pero no pensaba hablarle ni un instante, algo en él me parecía tan poco usual que me daba miedo, el simple hecho de acercarme me hacía olvidar como hablar, incluso como me llamaba. 

En los recreos se le veía solo, no hacía nada en particular, solamente se sentaba en el patio en una banca de piedra a comer solo, los demás pasaban por ahí sin siquiera inmutarse de su presencia, no lo comprendía ¿cómo alguien tan llamativo como River podía pasar desapercibido? si lo hubiera visto en la calle hubiera podido jurar que al menos 10 personas en su escuela y vecindario tenían interés en salir con él y otras 10 eran sus amigos. Pasaron un par de meses, los días, las semanas... siempre me topaba con River, incluso le preguntaba a mis amigas si lo conocían pero ninguna lograba ubicarlo, Sara de dijo "Ni en un millón de años hubiera olvidado a una persona con tal descripción" mientras que Carmen y Dolores no se cansaron de buscar por los pasillos de la escuela a alguien con la descripción física que yo les había proporcionado.

Un día en el cual salí un tanto más temprano de lo usual, noté a lo lejos a un chico rubio montarse en su bicicleta y pedalear por el sendero, inmediatamente supe que era él, así que lo seguí. Lo seguí sin pensarlo dos veces, fue como un impulso, era algo que sentí una gran necesidad de hacer, corrí mientras el matorral de pasto llenaba de pequeños trozos del mismo mis calcetas blancas, mis zapatos escolares y mi falda azul pastel que me llegaba abajo de la rodilla, River dejó caer de golpe su bicicleta y cruzó la calle, me oculté detrás de un arbusto con mis rizos despeinados, mi frente llena de sudor frío y mi corazón agitado en una combinación de cansancio de correr y nervio de ser descubierta, después observé la acción ocurrida: River entró a una tienda y a través de la ventana observé como robo tres paquetes de galletas de naranja y dos gaseosas medianas, luego se escabulló sin ser descubierto, tomó su bicicleta y huyó a su siguiente parada. Corrí detrás de él sin ser vista una vez más, volvió a dejar caer la bicicleta con más cuidado que antes ya que llevaba galletas y gaseosas en ella, esta vez frenó en frente de un taller de herreros, se acercó a un hombre grande y robusto con barba gris y un delantal azul noche manchado de grasa, me puse muy atenta a su conversación mientras me escondía detrás de un letrero que indicaba "Herrería" en letras rojas vistosas. Escuché que River estaba corto de dinero, necesitaba ayuda a lo que el herrero le ofreció un poco de dinero a cambio de una buena cantidad de metal, el rubio asintió sin decir nada más, se ajustó sus lentes y se marchó a su tercer y última parada, a la cual lo seguí. El cielo ya se estaba tornando más oscuro, de un azul violeta muy hermoso que solo se ve en primavera y el aire dejaba de ser tan cálido y se tornaba fresco más no frío, River Bottom llegaba a casa a cenar alrededor de las 7 de la noche, escondida detrás de un par de arbustos medio secos y una cerca blanca presencié cómo su viudo padre con una cara larga disfrazada en una sonrisa le decía de manera pasiva pero no alegre que llegaba tarde a la cena, River se disculpó y puso los bienes robados de la tienda en la pequeña mesa de madera del comedor. Su hermano mayor, Rain, quien llegaba de un terrible día en el trabajo, bajó estruendosamente las escaleras dándole un empujón a River para molestarlo. Yo ya había visto a Rain antes, era de la edad de mi hermano mayor y cursaron juntos varios años en la escuela. Me quedé unos minutos observandolos comer hasta que River se puso de pié y subió las escaleras en dirección a su cuarto. Llegué a casa y dormí angustiada pensando en todas las situaciones por las que River estaba pasando. 

𝐫𝐮𝐧𝐧𝐢𝐧𝐠 𝐨𝐧 𝐫𝐢𝐯𝐞𝐫; 𝐫𝐢𝐯𝐞𝐫 𝐩𝐡𝐨𝐞𝐧𝐢𝐱 Where stories live. Discover now