〖Ojeras ⁂ Shinsō Hitoshi〗

ᶜᵃᵖⁱᵗᵘˡᵒ²

La puerta de la habitación de Shinsō fue tocada en plena noche, este algo somnoliento se dispuso a abrir con un rostro enfadado para toparse con la mirada seria de la delegada de su clase.

— ¿Necesitas algo? Es algo tarde, delegada. — Shinsō le miró algo agotado.

— Un tratamiento de un día no será efectivo contra tus ojeras, debe ser algo habitual. — Mostró una bolsa negra. — ¿Me permites pasar?

— Adelante. — La dejó entrar y cerró la puerta detrás de él. — Entiendo que sea algo habitual, pero va a ser medianoche, además ¿Por qué sigues con el uniforme? ¿Acaso no tienes más ropa? - Suspiró sentándose en el piso mientras se apoyaba en su cama.

— No tuve tiempo para cambiarme, aunque tú también portas un pijama algo llamativo, no esperaba que utilizaras algo así.

El pelimorado se miró a sí mismo, llevaba un pijama de cuerpo completo de gato, pero la vergüenza no existía para él, solo asintió despreocupado.

— Hoy traje bolsitas de manzanilla, ya las he helado. — Sacó las bolsas y miró a Shinsō. — Cierra los ojos, Shinsō-san.

— ¿Se te olvidó el “por favor”? — Le recordó con cierta molestia mientras cerraba sus ojos. — Está helado.

Al oír la queja del pelimorado la delegada rodó los ojos mientras sacaba sus audífonos y prendía su celular. Ume planeaba aprovechar el tiempo.

— ¿Cuánto se supone que debo estar así, delegada?

— Unos 20 minutos, guarda silencio por mientras, no te haría daño siendo que nunca hablas.

La respuesta mordaz de la castaña hizo al pelimorado gruñir mientras cruzaba sus brazos, ella siempre era así, a simple vista una persona desagradable y por eso ella siempre estaba sola, no le sorprendía, pero también le causaba curiosidad, se preguntaba qué hacía ella en esa academia ¿Cuál era su motivación para ser heroína?

— Tampoco debería importarme. — Murmuró para sí mismo.

Más de 20 minutos habían pasado, Shinsō estaba seguro de ello, con cierto cansancio se sacó las bolsas de los ojos y miró a Ume la cual abrazaba sus piernas mientras tenía sus ojos cerrados y desde los audífonos se escuchaba una música animada.

— ¿Está dormida…? ¿Es una broma? — Suspiró y se acercó a ella.

Por la cercanía identificaba que la música que oía era de los mismos idols de la vez pasada, en verdad, era sorprendente aquel gusto secreto que mantenía, la hacía ver como alguien… Normal.

— Delegada, debes irte a tu habitación. — La movió de forma lenta. — Oye, Setoguchi, despierta.

Al no obtener respuesta, le quitó los audífonos y esta despertó en cuestión de segundos con una mirada somnolienta.

— No pareces del tipo que escuchan estos idols. — Comentó algo sorprendido y recibió una mirada molesta.

— ¿Qué tiene de malo? – Murmuró algo sonrojada por la vergüenza mientras le quitaba sus audífonos.

— Uhm, nada, ahora me imagino tu cuarto lleno de posters de esos tipos, toda una fan, ¿Verdad? – Se burló levemente, recibiendo una queja.

— ¿Crees que puedes burlarte de mí? ¿Has visto tu habitación, Shinsō-san? El fanatismo que tienes con Aizawa-sensei es sorprendente.

Esta vez Shinsō se avergonzó y se levantó rápidamente, abrió su puerta y le hizo una señal para que la fémina se fuera.

— Ya pasó mucho tiempo, vete.

— No tienes que decírmelo dos veces. — Agarró sus cosas y le miró a la cara mientras caminaba hacia la puerta. — Vendré mañana a la misma hora, debes esperarme.

Sin más que decir, Ume se fue dejando al pelimorado perplejo, cerró su puerta con cierta fuerza mientras se lanzaba a su cama y enterraba su rostro en su almohada.

— ¿Tanto te cuesta ser más amable? – Gruñó y entonces se sonrojó. — Aún así… Se ve linda sonrojada y es adorable mientras duerme… Ah, no entiendo qué me está sucediendo. ¿Y todo esto inició por mis ojeras? Es increíblemente estúpido.