La Esposa Del Señor Apuesto Saga: Amores Tabú

Prólogo.

POV
Renata Del Valle Montemayor De Galicia.

Era un día lluvioso en Mánchester cuando lo conocí por primera vez.

Yo estada sentada en una mesa hasta el rincón de la cafetería My Dear, y estada estudiando para mi último examen de la universidad y por igual estada ahí para poder descansar un rato de tanto trabajo e estudios.

Y como estada tan concentrada no me había percatado que había otra persona al lado mío.

Al momento en que volteó me doy el susto de mi vida o puede ser que me haya dado una gran impresión al ver ese magnífico rostro. Me había quedado sin palabras y con la boca abierta a igual que un pez afuera del agua, en pocas palabras estada haciendo el oso de mi vida al no saber como actuar enfrente de él.

- Tienes una linda letra. - Murmura a unos centímetros de mi.

Lo escuché hablarme en un perfecto español.

Yo solo me lo quede observando por un momento y al no tener palabras en mi boca lo único que se me ocurrió decirle fue un Okey entre susurros.

Al principio me miró con una cierta confusión al no entender lo que le dije pero después de unos segundos me sonrió amistosamente.

Yo por mi parte le di una de mis mejores sonrisas.

- ¿Eres de México?. - Pregunto sobre mi nacionalidad. - Yo asentí entusiasmada mientras regresada nuevamente mi mirada a mis cuadernos.

- ¿Tu de donde eres?. - Le regresé la misma pregunta. - A su vez no levante en ningún momento la cabeza a causa de mis nervios mientras le hacía la pregunta.

- Soy de Venezuela querida. - Escuche que respondía a mi pregunta con amabilidad.

Enseguida sentí como mi rostro se empezada a calentar con solo haber escuchado la palabra querida. Y al no saber que otra cosa decirle decidí mejor quedarme callada y fingir que estada leyendo.

Él por su parte decidió respetar mi silencio y por igual fingió no darse cuenta de lo que estada haciendo.

Pero después de unos minutos que a mi me parecieron horas decidió romper nuevamente la tención entre los dos.

- ¿Y como te llamas?. - Volvió hacerme otra pregunta pero ahora era por mi nombre.

- María Renata De Jesús Del Valle Montemayor De Galicia, pero para serte sincera odio que me llamen María. - Le respondo. - Levanto la cabeza nuevamente para mirarlo y veo que me mira
entre asombrado.

Yo por mi parte me lo quedo mirando con una cierta pena.

- Metí la pata, ¿verdad?. - Pregunto en voz baja mientras agarro mi rostro con mis dos manos para ocultar mi vergüenza.

- No has metido la pata. - Exclama entre risas. - Para serte sincero yo creía que mi nombre era largo, pero escuchando tu nombre ya no lo creó. - Me dice en un tono alegre.

- Entonces, ¿Cuál es tu nombre?. - Pregunto en voz baja.

- Mi nombre es Lionel Matías Buenavista Izaguirre. - Responde a mi pregunta. - Y estoy encantado de conocerte Renata.

Dicho eso bajo las manos de mi rostro y enseguida me encuentro con su rostro a unos centímetros del mío. Los dos nos quedamos en un silencio total mientras apreciamos el rostro del otro, desde donde estoy puedo darme cuenta que sus ojos son iguales a una aceituna y que su cabello es como el carbón. Poco a poco nuestras narices se rozan entre si y nuestros labios intentan juntarse.

Al no saber que hacer lo único que hago es cerrar los ojos mientras espero algún movimiento de su parte.

- Eres hermosa a igual que una águila. - Me dice cercas de mi oído.

Al escucharlo decir eso siento como me besa mi mejilla con lentitud y al cabo de unos minutos siento como se separa de mi.

- Abre los ojos, juro que no te haré nada malo pequeña. - Me dice en un tono suave.

Con lentitud abro los ojos y al tenerlos ya abiertos, lo busco con la mirada y lo encuentro parado enfrente de mi mesa.
Me mira con una sonrisa y al no saber que hacer igualmente le regalo una sonrisa de mi parte.

- Nos volveremos a ver, eso te lo aseguro.

Dicho eso deja un papelito encima de la mesa, después de hacer eso me agarra la mano y en modo de despedida me la besa con esos labios suyos. Ya hecho su cometido suelta mi mano con suavidad y antes de irse me da una última mirada.

Después de eso veo que se da la vuelta y empieza caminar hacia la salida de la cafetería, y de un momento a otro ya no lo veo adentro de la cafetería y eso significa que ya se ha ido de aquí.

Me quedo sentada en mi lugar sin saber que hacer, de repente empiezo a reír pero de felicidad mientras agarro el papelito que esta encima de la mesa.

Leo lo que dice encima del papel y en el momento en que leo su lugar de trabajo me pongo pálida a igual que una hoja.

- Mierda, el señor apuesto es mi futuro jefe. - Susurro en voz baja mientras sigo mirando el papelito entre mis manos.

Continuará.

Atte; AnairamBv.
27/09/20