CAPÍTULO 7

27 3 2
                                    

Si algo había aprendido a lo largo de mi corta vida, pero llena de experiencias, era que, si deseabas algo con muchas fuerzas, tarde o temprano se iba a cumplir

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Si algo había aprendido a lo largo de mi corta vida, pero llena de experiencias, era que, si deseabas algo con muchas fuerzas, tarde o temprano se iba a cumplir.

¿Y qué puede haber deseado un drogadicto y perdedor como yo?

Follar a Liv Blackthorn.

Ahí estaba ella, con su cabello castaño revuelto por la brisa que entraba por el ventanal, una manga de su campera caída y aquella expresión de sorpresa  que hacía que me sintiera increíblemente orgulloso de mí mismo.

El hotel no era nada extravagante, pero sabía que le iba a gustar. Las paredes eran blancas, había una cama enorme con un edredón blanco y cojines de todas las formas habidas y por haber, todos con motivos marinos. Había cuadros de anclas, y pequeñas decoraciones referentes al mar alrededor del cuarto que lo hacían muy acogedor. Pero lo mejor de todo, era el balcón, y no podía esperar a que Liv lo viera.

Había visitado tantos hoteles en mi vida, había llevado a muchas chicas a esos lugares, había discutido cientos de veces con mis amigos y me había drogado hasta perder la consciencia, pero en ninguna de esas veces, había deseado tanto estar en un hotel como lo hacía ahora. Y todo tenía que ver con ella. 

—¿Te gusta? —le pregunté con una gran sonrisa, ya sabía que sí.

—¡Nicholas, me encanta! Es el mejor hotel en el que he estado — su cara expresaba felicidad plena.

Era como una niña pequeña y extremadamente feliz, que acababa de entrar a un castillo de princesas, completamente rosa y con unicornios volando por todos lados. Liv tenía la misma expresión que Stella cuando le regalaban una muñeca de Disney, es decir, los ojos llenos de luz y alegría.

—¿Has estado en muchos hoteles? —pregunté con inocencia y ella entrecerró los ojos curiosa, intentando descifrar la razón de mi pregunta —No malinterpretes, es simple curiosidad.

—Pues no, no he estado en muchos hoteles. Una vez, o dos, no puedo asegurarlo.

—Eso significa que no sueles viajar mucho —deduzco y ella levanta los hombros, con su mirada sobre un pequeño elefante dorado en la repisa.

—Sí viajo—confesó en un tono relajado, quitándole importancia al asunto—, es que suelo quedarme en las propiedades de mi padre a lo largo del país. Ya sabes...

Aquello me toma por sorpresa, ¿quién era de verdad Liv Blackthorn?

Podría llegar a ser la hija de un empresario multimillonario, y yo no tenía idea alguna.

La idea de conocer tan poco sobre ella me pone algo nervioso, pero supongo que ella tampoco sabe nada de mí. No obstante, es como deben ser las cosas. Esto no es más que un encuentro casual, donde tendríamos sexo y nos olvidaríamos a la semana, aunque con suerte, lograría repetirlo alguna que otra vez sin sentimientos de por medio.

Mil Pedazos Where stories live. Discover now