Sakura Haruno nunca regresó de su misión y lo unico que pudo hacer Konoha fue preguntarse que había sido de ella.
Su captor la quiere solo para él y no esta dispuesto a dejarla ir.
Una parte de él no quería que despertara, no quería enfrentarla sabiendo que le odiaba. Pero quería ver sus ojos, quería saber que estaba bien y sobreviviría al ataque de aquellos ninjas. Pero más importante ¿por qué Sakura Haruno estaba siendo perseguida? No encontró rastro de otros ninjas de Konoha pero si de una gran pelea. ¿Acaso se había separado del grupo o se quedó atrás?. Recordaba a Sakura como una kunoichi sin talento pero con una gran lealtad. Estuvo dispuesta morir defendiendo a sus compañeros y a pesar de que sabía no tenía oportunidad alguna, peleó con todo lo que pudo ofrecer de si misma. Ahora que lo pensaba, Sakura se parecía mucho a aquella mujer que lo salvó y crío en el orfanato, Nono. Siempre poniéndo otros ante ella misma. Un alma tan calida y bondadosa, algo peligrosa cuando se trata de proteger lo que ama.
"¿Ella está bien? " la voz de su pupilo hace que sus pensamientos se dispersen y regrese a la realidad. No supo por cuánto tiempo se perdió en sus pensamientos pero le sorprende que aquella kunoichi haya sido la razón. Le molestaba sentirse nervioso por ninguna razón aparente ¿por qué se estaba comportando así después de todo?
"Si, despertará pronto." Le asegura al niño el cual simplemente asiente. Gyo desvía la mirada de vuelta a la kunoichi y la observa con detenimiento.
"¿Vas a quedarte aquí a esperar?" El peligris inmediato niega con la cabeza, deja escapar un largo suspiro y tuerce los labios sabiendo que no podría enfrentarla, al menos no tan pronto.
"No, quédate tú. No le digas donde está o menciones mi nombre. Vendré después, no dejes que salga de aquí." El pelinegro asiente de manera diligente, después de todo es lo que hace: recibir y obedecer ordenes de Kabuto.
"Entendido. ¿Qué hago cuando pregunte por los brazaletes?" Y esa era una muy buena pregunta. Le intrigaba demasiado el hecho de Sakura andaba por allí sola de misión, en especial siendo perseguida. No sabía que tanto había mejorado en estos años pero sería una precaución para prevenir que use su chakra dentro de la base.
"Tan solo di que es una precaución."
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Gyo pasó una mano por su cabello negro de manera nerviosa, ya había sido un día completo desde que la pelirosa había llegado y sus ojos seguían cerrados pero al menos su pecho seguía subiendo y bajando gracias a su respiración profunda, aún estaba viva y según Kabuto, despertaría pronto.
No dudaba de su maestro pero lo asombraba verlo como se había estado comportando por los últimos dos días. Era claro que estaba nervioso, lo percibía en su tono de voz aunque lo escondía a la perfección. Era obvio que aquella chica lo conocía, o incluso interactuaron en el pasado. Le gustaría saber más al respecto pero su maestro no suelta ningún detalle. Está siendo meticuloso y eso lo intriga de manera monumental. ¿Quien es esa chica de cabello rosado?
Gyo era apenas un ninja de doce años, recogido por Orochimaru al descubrir su afinidad en un extraño jutsu de agua que lo dejó asombrado. El niño no tenía bastante futuro en su pequeña aldea y eso se lo recalcó el ninja de la hoja. Le prometió poder, ser alguien y bajo esa promesa, Gyo siguió a Orochimaru y quedó bajo el cuidado de Kabuto en su guarida. El pelinegro no se arrepentía a pesar de las cosas que había presenciado, las muertes y la tortura, tan solo agradecía que él estaba en un puesto privilegiado y su vida ya no era tan mala como lo era antes. A pesar de su edad y habilidades, Kabuto no lo trató como un experimento. Al contrario, le enseñó jutsus, jutsu médico y un nuevo estilo de pelea. Lo estaba tratando como sus padres nunca lo hicieron y eso se merecía su lealtad y más. Razón por la cual no siguió haciendo preguntas y se conformó con la incompleta information que le dio de la pelirosa.
Incluso había enviado uno de los suyos a infiltrarse en Konoha para que indagara sobre ella, no sabía cuando Futowa regresaría pero esperaba estar allí cuando le diera a Kabuto el reporte.
El sonido de las sabanas rozar lo hizo enderezarse sobre su silla y abrir bien los ojos en dirección a la chica sobre la cama. Se estaba haciendo un ovillo hasta que de repente abre bien los ojos y se sienta en la cama con brusquedad. Voltea a todos lados en estado de alerta y se detiene en el niño de cabello negro sentado a su lado. Viste una tunica negra sin la capucha puesta, con sus intensos ojos oscuros sobre ella mirándola curiosos.
"Hola."Saluda Gyo de manera tímida. La kunoichi rápidamente se relaja al ver que es un niño pequeño. Totalmente inofensivo, o eso espera.
"Hola." Devuelve ella en voz baja, bastante ronca por lo que se aclara la garganta.
"Bebe agua, has estado durmiendo por un día entero." Invita él señalando el vaso de agua en la mesita junto a su cama. Sakura obedece, estaba sedienta pero es cuando ve los brazaletes alrededor de sus muñecas.
"¿Qué es esto?" Cuestiona de vuelta a la defensiva.
"Surpresores de chakra. Solo por si acaso, los ninjas inconscientes que encontramos por esta zona no suelen ser amigables." Miente él de manera habilidosa. Aun asiSakura no puede evitar sentirse ofendida.
"Bueno, te juro que no soy peligrosa. No pienso hacerle daño a nadie ¿Podrías quitarlas? Necesito volver a mi aldea." Pide ella extendiendo sus brazos, sacando los pies de entre las cobijas para sentarse sobre el borde de la cama.
"No puedo hacer eso, no tengo poder para hacerlo." Explica de manera calmada.
"¿entonces quien lo tiene?" Escupe entre dientes disgustada con la situación.
"Mi maestro."
"¿Podrías llamarlo? ¿O llevarme a él? De verdad, necesito irme." Pide ella de manera lenta, queriendo asegurarse de que entienda que estar allí tan solo es un inconveniente para ella.
"Avisaré a mi amo que ha despertado, en mi camino le traeré algo de comer. Por favor quédese aquí hasta que regrese."anuncia el niño levantándose. Sakura no dice nada, tan solo lo observa marchar y espera a que cierre la puerta para beber el agua de golpe y levantarse descalza a la puerta. No escucha nada al pegar la oreja contra la madera por lo que toma la perilla e intenta abrirla... pero nada. Intenta concentrar chakra en sus manos pero es nulo, no puede usarlo.
"Mierda." Chilla frustrada llevándose ambas manos al pelo claramente comenzando a desesperarse tan solo de ser capaz de una sola cosa.
Esperar a que aquel niño regresara con su maestro.
