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Una de las desventajas de ser de tez pálida, es que las bolsas oscuras bajo los ojos se profundizan más.

En pocas palabras, las personas del trabajo no se cansan de repetirle que ya es más ojeras que persona. Así que carajo, Agust sabe que esta hecho trizas.

Ser padre es una de las cosas más... más.. desastrosas y si creía que se liberaría de las malas noches, los gritos y el estrés, estaba lejos de su realidad.

—Agust, despierta. —Alguien está clavando un dedo en su espalda y aunque el ruido de su voz es medio fuerte, no puede distinguir bien de quien es.

El cansancio lo tiene aplastado y ya no sabe cómo es que llegó hasta el estudio vivo. Porque cómodo como está, tampoco quiere saber nada acerca de las canciones que tiene que terminar para el nuevo grupo que pronto debutará, así que no hay forma de que salga de esa dulce bruma de sueño.

Pero al parecer no todos comparten sus revueltos pensamientos.

El dedo del mal sigue presionando en su espalda y Agust se queja, luchando por abrir los ojos pero a la vez sin querer hacerlo, porque por todo lo bueno del bendito mundo, necesita dormir un poco más y pensar menos.

—Aguuuuuuuuust, vamos, no me digas que eso ha sido todo.

Suspira.

Agust se acomoda con esfuerzo sobre el teclado, sus brazos cubriendo la luz de las lámparas bajas.

No le interesa un coño.

—Uff, pobrecito. —Pero incluso con ese pesar, el dedo continúa picando.

Dicen que algunas personas están dedicadas a joder y joder, hasta que se está lo suficientemente cansado como para golpearlo con una silla y Agust cree que sí, pero está en el limbo, más muerto que vivo.

NamJoon, quien ha estado intentando despertarle porque hay un montón de trabajo que hacer, suspira resignado y se aparta, acomodándose en la silla a un lado y sonriendo para sí.

Agust puede ser la representación misma de alguien que nunca tuvo una real presión sobre la espalda y que ahora mismo paga por ello.

Un hijo es asombroso pero es difícil y bueno, han sido amigos por mucho tiempo, incluso si Agust molesta tanto a su Jin.

Suspira resignado, acercando su propio teclado y decidiendo que por esa vez trabajará por dos.

Con suerte Agust descansará lo suficiente en el trabajo, como para llegar vivo a su casa con dos gatitos hambrientos de atención y mimitos.

—Si lo sabré yo. —Murmura, negando un poco divertido. No quiere ni pensar lo que sería de su pobre amigo si JiMin hubiese tenido trillizos.

Lil meow meow © YoonMinWhere stories live. Discover now