MISIÓN

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Gulf sentía la cabeza pesada y apuntó de explotar del dolor. Había sido una noche terrible, deseaba tanto hacer que el sol dejara de brillar. El clima parecía perfecto para una un día matutino, pero su corazón al contrario de la brisa fresca que entraba por la pequeña ventana de su cocina, estaba nublado.

Sus ojos volverieron a picar. Lo sabía, su dolor de la noche anterior aún con todo lo que había llorado no era suficiente. La casa se sentía tan vacía sin Mew, sus bromitas mañaneras y los besos cálidos que recibía al despertar lo llenaban de energía cada mañana. Lo único que obtuvo hoy fue el frío piso de su cuarto, eso y un punzante dolor en su espalda y cuello por la posición en que durmió.

Tomó un poco más de la humeante taza de café en su mano. Miro el reloj en la pared marcando casi las 8, faltaría a las dos primeras horas de clases. No tenía los ánimos como para alistarse rápidamente y tampoco quería ver a Mew llegar con su atractivo porte y esa dulce sonrisa, sería una tortura tenerlo tan cerca. Su decisión seguía firme, ellos ya no eran nada, absolutamente nada.

Dolía recordar lo, como sufría su corazón ante lo vivido ayer. Por un momento anoche se sintió todo como una horrenda pesadilla.

¿Realmente Mew lo había amado en algún momento?

¿Todo el tiempo solo fue un remplazo?

¿cuando decía que lo amaba, a quien se lo declaraba?

" Así que tu eres la copia de mala calidad"

Rio al rememorar las palabras de Jasmine. Ella tenía razón, él solo era una copia de mala calidad. Rose era tan hermosa, su sonrisa tan brillante, sus facciones aniñadas le daban ese toque dulce que llevaba a conquistar el corazón de cualquier hombre ...

Esta vez combinó su risa amarga con unas gotas saladas. Rose conquistó el corazón del hombre más maravilloso que había conocido, un hombre que la amaba tanto que buscó refugio en la primera persona que tenía un parecido a ella, sin importar le que este fuera de su mismo sexo.

Limpio sus lágrimas rústicamente con el dorso de su brazo. Tomó todo el contenido de la taza en un trago dejando que la quemadura de su lengua y garganta opacara el dolor de su corazón. Subió a su cuarto y abrió su armario queriendo buscar la ropa más cómoda, pero lo que sus ojos no pudieron ignorar eran las camisas de gran tamaño mezcladas con las suyas. Saco una color Vinotinto llevándola a su nariz. Tenía su olor, ese perfume algo mentolado y cítrico tan característico de Mew.

Sin fuerzas para seguir escondiendo su vacío, se sentó en la cama apretando la tela en su pecho, callendo poco a poco sobre el colchón, encogió su cuerpo empapando la camisa en sus manos.

- M-Mew.. - eso era en todo lo que podía pensar mientras sollozaba.

M❤G

El profesor estacionó el auto que su amigo le había prestado en el parqueadero exclusivo para maestros, su carro quedó en la casa de Gulf.

Se mantuvo más de un minuto ahí sentado, pensando. Quería ver a Gulf, deseaba tanto tenerlo a su lado en ese instante. Lo único que hizo anoche fue tomar unos tragos en casa de Kaownah que se negó a dejarlo irse solo a su apartamento. Miró su espejo retrovisor y las enormes ojeras marcaban su rostro dándo le un aire más viejo. No había rastro del jovial hombre que llegaba cada mañana sonriendo y de buen humor.

Hoy, era alguien derrotado.

Desvío sus ojos a los lirios y la Caja de panecillos frescos. Anoche pensó que quizás ese detalle de su parte le gustaría a Gulf, el menor amaba todo lo que preparaba una panadería ubicada en el centro de la ciudad. Era un local pequeño, pero sus postres y panes eran tan deliciosos que todo lo que hacían se vendía rápidamente.

No Soy Un Remplazo Where stories live. Discover now