LA MASA CON QUE SE HACEN LOS SUEÑOS...

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Los personajes pertenecen a su autora, pero esta pequeña historia es solo mía.

Espero les guste y gracias por leer.

Dedicada a mi hija que amo y a quien le robo minutos y horas de juego, por el gusto de escribir.

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Annie, miraba inmóvil con sus ojitos azules, cómo su hermana era levantada en brazos por su madre y su corazón se llenaba de resentimiento, ¿por qué a ella no? si ella quería sentir también el amor de su mamá, reír así como su hermana, ser abrazada del mismo modo, ser amada por igual...

Quería decirle tantas cosas bonitas a mamá, pero nunca podía. No había forma de que ella le escuchara.

-Es que esa palabra es tan bonita... mamá... creo que es la mejor palabra del mundo. -Pensaba la fina muñequita al perderse en la dulce mirada de la mujer que sostenía en brazos a su hija, y de paso a ella.

La madre de la niña miró por un momento a la muñeca y se enterneció con los ojos celestes que le miraban fijamente, con añoranza. Pero al mismo tiempo, tuvo miedo.

-Ahora deja a tu muñeca que mi amor es sólo tuyo... -Dijo la mujer con voz amable a su pequeña hija para llenarla de besos.

Annie miró la escena desde el chaise longue, una lágrima habría salido de sus ojos si es que lágrimas hubiesen existido en su pálido rostro de porcelana. Pero no. Sólo pegamento y fríos materiales que no alcanzaba a comprender, conformaban su propia tez. Esa, que no la dejaba sonreír, cuyos los labios pintados no le servían para hablar, ni besar, ni decir...

-Vamos, deja el drama. Afuera hace viento, ¡Mira los árboles, mira las hojas!... -Habló una fina vocecita desde el suelo apuntando a lo alto, en la ventana.

-Déjame sola...

-Anda, podríamos salir por la puerta del gato. Ahora duerme el muy perezozo. -Insistió la de graciosas pequitas pintadas a mano, mirándose su manita y sobando el desgarre que el malcriado felino le había dejado como recuerdo de su último encuentro en el patio.

-Cállate Candy, ¿qué no lo entiendes? Quiero que alguien me cargue en sus brazos, quiero sentir los besos y los apapachos. Quiero sólo para mí, un papá y una mamá...

Y el viento se levantó con fuerza. Las hojas de repente golpearon el cristal y una llovizna helada enfrió aún más, la nublada tarde.

Y entonces ahí estaba ella, corriendo hacia el helado manto de nieve, seguida muy de cerca por esa pequeña y curiosa muñeca de trapo que se empecinaba en seguirle.

-No planeaba que fuéramos tan lejos, ¡regresa Annie! -La pecosa muñequita corría, al tiempo que gritaba a su delicada amiga, mirando siempre de reojo para cerciorarse que el gato siguiera durmiendo.

-¡Es necesario que regreses tú! ¡No quiero que me sigas!

-¡Podrías perderte! -Respondió la muñequita con los pies mojados por tanta nieve. No podía alcanzarla. Sus pasos eran cada vez más torpes y pesados.

-Entonces prefiero perderme. ¡Quiero un papá y una mamá! ¿No lo entiendes Candy? ¡No pienso volver!

-Escucha... somos de materia diferente, yo puedo mojarme y pudrirme, tú eres de porcelana, podrías romperte. ¡Volvamos a casa, aún no es tarde!

Pero Annie estaba decidida. No volvería a romperse su corazón una vez más al mirar como amaban a su hermana y ella, era un simple adorno. Por eso corrió y se adentró en la penumbra del espeso bosque, donde el viento era amortiguado por los troncos de los árboles del lugar, creando un efecto de chiflones y silbidos en el aire...

Alguna vez escucharon las muñecas, ese cuento de "La masa con que se hacen los sueños". Aquella noche habían estado atentas, apoyadas en la almohada de su dueña, la niña de carne y hueso que las vestía y las peinaba, las subía y las bajaba. De repente Annie sus ojitos desviaba para mirar un breve instante el dulce rostro de su mamita amada.

Pero Annie ya había memorizado cada palabra de la dulce y melodiosa voz de quien en sus sueños con olor a naftalina, consideraba también su mamá. Compartiendo con la niña de piel real esa magia, esa energía que se requiere para que un cuento cobre vida, para que la ilusión inmensa de una muñeca fuese capaz de hacer vibrar su corazón de juguete.

-¡Déjame sola! -Alcanzó a decir ahogada en llanto, la dulce muñequita de mirada triste antes de perderse en un profundo agujero, negro como el abismo, silencioso como sepulcro.

La muñequita de trapo y cabellos rizados de hilo dorado permaneció en el borde. Sus piecitos entumecidos apenas mantenían el equilibrio para no caer también.

-Eres necia Annie, eres una llorona. Ahora, ¿cómo te alcanzo? ¿Cómo te saco de ahí con bastante tiempo antes de que nos encuentre el mugre gato?

Y una lagrimita de hilo salió de sus verdes ojitos bordados. La desesperación la estaba alcanzando. La nieve le llegaba a la cintura y la luz de la tarde, de a poco, se estaba apagando.

-Tengo miedo, pero prefiero estar contigo que vivir una vida de trapo sin volver a verte. ¡Voy a alcanzarte Annie!

Y también ella saltó al vacío.

La noche era helada, el cruel clima abrazaba su cuerpo como un manto. Se puso de pie, adolorida. Se sacudió las hojas secas y un montón de insectos que se le habían trepado. Sus ojitos se acostumbraron a la oscuridad y vio muchos muñecos, rotos, viejos, todos ahí tirados.

-¿Annie? -Su vocecilla temblorosa denotaba un puchero.

Se tropezó con un brazo blanco y un elegante sombrero. A lo lejos arrumbado, el cuerpecillo maltrecho.

Era su Annie. Su única amiga yacía tirada en trozos por el suelo. De la impresión, sus piernitas de trapo en gelatina se convirtieron y cayó desmayada de nuevo.

Cuando abrió los ojos, escuchó su propio llanto. A lo lejos estaba Annie, la habían encontrado. La alzaban en brazos como tanto lo había deseado. Ahora era su turno. Su muñeca, su antiguo cuerpo estaba a su lado. Quiso en esa cueva recoger los trozos de su fina amiga, pero no pudo hacerlo.

Recordó todo. Su piel de trapo, el zarpazo del gato. Sus viejos recuerdos de juguete se estaban borrando. Ella nunca había necesitado una mamá, pero...

Unas manos la levantaron y una suave y amorosa voz pronunció su nombre...

-Candy...

Fue entonces cuando una carcajada salió desde su pecho vivo hasta sus labios, porque su noble corazón de juguete se estaba volviendo humano.

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FIN.

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⏰ Last updated: Oct 03, 2020 ⏰

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La masa con que se hacen los sueñosWhere stories live. Discover now