Cap 32. Llegada

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Layla

—Okey Félix, espera. Ya llego. —Dije, eran las cuatro de la tarde y Félix estaba llegando al terminal de buses, posiblemente en diez minutos el ya estaría abajo buscándome y yo apenas habría encontrado un taxi o bus que me llevara hasta allí.

—Tranquila, puedo esperar. —Rió—. ¿Acá no roban niños?

—Félix no eres un niño. —Contesté con una risa mientras me dirigía a la parada de autobuses, no asistiría a mi última clase que comenzaba a las cuatro con quince, de todas maneras solo duraba cuarenta minutos y mañana volvería a tener la misma clase.

—Pero lo parezco. —Rodé los ojos y seguí caminando, definitivamente yo y Félix nos llevaríamos muy bien.

—Te veo allá Félix.

Reí y colgué. A los segundos llegó un bus que por suerte no iba con mucha gente por lo que no haría muchas paradas. Me senté en la segunda fila y vi mi celular, tenía una llamada perdida de Lina la cuál no había contestado antes por atender a Félix.

—¿Lina?

—Hola maldita. —Ella y su forma de expresar amor—. ¿Hoy trabajas?

—Trabajo todos los días Lina. Y los miércoles horas doble.

—¿Qué? ¿Desde cuándo?

—Desde que comencé a trabajar. —Reí.

—Maldición, quería que hiciéramos una pijamada.

—¿A mitad de la semana?

—No tonta, el viernes.

—Mmh puede ser. Sobre eso, Félix llega hoy.

—¿Y ese quién es?

—El amigo de Chris.

—¿¡El de tu Sugar!? Ay no, yo paso. Cuando se vaya de aquí me avisas.

—Dios. —Reí, sabía que solo bromeaba, en unas horas más llegaría a mi casa a conocerlo. Lo sabía—. Solo te pido que no digas nada que Chris es mi Sugar ni que me paga, solo es mi amigo a los ojos de Félix.

—¿Y eso por qué?

—Christopher no quiere que sus amigos sepan, le da vergüenza.

—Y a quién no. Bueno, te paso a ver al trabajo ¿Dónde dejarás a Félix? Uy, suena como si fuera tu mascota.

—No lo pensé... No creo que sea buena idea dejarlo solo en casa, se aburriría y no conoce nada ni nadie.

—Llévalo a tu trabajo.

—Ya veré, nos vemos.

—Adiós.

Segundos después vi por la ventana que estaba cerca del lugar. Entré al chat de Félix para preguntarle cómo vestía, conocía su cara por lo que sabiendo como iba sería más fácil reconocerlo.

Félix (amigo Chris)

¿Con qué estás vestido?

Un buzo azul marino.

Me muero de calor.

Okey, ya te busco.

Estoy llegando.

Para su mala suerte él no podría buscarme ya que mi cara era completamente desconocida para él, incluso yo había logrado reconocer mejor sus rasgos por la foto de perfil que tenía en Whatsapp, en cambio yo no tenía foto, hace mucho estaba en blanco.

—Aquí por favor. —Pedí al chófer dónde debía bajarme, pisé la calle y alcé la voz—. ¡Gracias!

Entré al lugar, pasé todos los negocios donde vendían comida o desayunos y dónde vendían los pasajes para los próximos viajes.

—Cabello rubio, ropa oscura... Cabello rubio, ropa oscura... Cabello rubio, ropa oscura.

Cuando llegué al estacionamiento miraba a todos lados con atención para que no hubiese una sola cara que se me pasara por alto, tenía el rostro de Félix calcado en mi mente pero había demasiada gente y también muchos con ascendencia asiática.

Mi celular comenzó a vibrar pero lo ignoré, mi objetivo ahora era encontrar a Félix sin que alguien se lo raptara antes.

Comencé a evadir a la gente mayor que claramente no era Félix y en una de las esquinas habían tres adolescentes, una era una chica y los otros dos chicos, uno pelirrojo y otro rubio. Si ese rubio no era él entonces ya se lo habían raptado.

Me acerqué a paso lento mientras mordía mi labio inferior, ni siquiera sabía a dónde lo iba a llevar, debía trabajar y solo en casa se iba aburrir, mi hermano pasaba la mayor parte del día en la escuela y luego hacía las tareas en casa de nuestra vecina hasta que mamá se sentía mejor para cuidar de él o hasta que yo llegaba.

No podía ser tan irresponsable de dejar a Félix solo en la casa, quizá él quería conocer Perth pero ahora no podía, debía trabajar y justo tenía doble hora los miércoles, la semana pasada solo debíamos evaluar unas cosas de nuestros compañeros y luego irnos.
Hoy era trabajo pesado.

—Disculpa... —Toqué el hombro del chico rubio haciendo que se volteara y cuándo reconocí sus facciones me relajé, tenía miedo de haberme equivocado de persona—. Ah gracias a Dios sí eres Félix.

Rió y tomó su bolso.

—Entonces tú eres la famosa Layla ¿No?

—Mmh, tan famosa no. —Le seguí el juego—. ¿Tienes hambre? Podemos comer por aquí, cerca está mi trabajo.

—Está bien. —Sonrió—. ¿Estabas trabajando?

—Realmente entro en unos minutos. —Lo miré y hasta ahora no me había fijado que Félix tenía pecas, y tenía muchas—. Sucede lo siguiente, comienzo a trabajar a las cinco y termino a las doce, pero tampoco quiero que esperes tantas horas y...

—Tranquila, no importa. ¿En qué trabajas?

—Es un café que está aliado con una asociación de niños con discapacidad. —Respondí—. Realmente el café cierra a las diez pero siempre estamos haciendo regalos o cosas así, un día de la semana siempre se queda una pareja a trabajar especialmente en eso y los miércoles son mis días.

—Ya entiendo. —Asintió—. Eso es muy lindo... Realmente dormí casi todo el trayecto así que no estoy muy cansado, puedo esperar.

—Gracias. —Suspiré—. Pero vamos a comer primero, en el café puedo preparar algo más elaborado y no está muy lejos de aquí.

Mi trabajo no quedaba muy lejos del centro de Perth por lo que en poco tiempo llegaríamos allá con Félix.

C.

Sugar Daddy » Bang ChanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora