Capítulo 8

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Cuando despertó, Norte ya no estaba con él. Lo entendía, tenía mucho por hacer aún. Jesper salió de la habitación distraído, acostumbrándose a lo ligero que se sentía sin alas. Vio un yeti a la distancia, y apenas se acercó, el yeti le gruñó algo que no pudo entender en lo absoluto.

Perplejo, le pidió que repitiera lo que dijo, y aparentemente así lo hizo, más seguía sin entender.

¿Su don de los idiomas también se había ido?

—Dile a Norte que estaré en mi habitación— fue lo último que dijo antes de apresurarse a esta y encerrarse ahí.

Por supuesto, Norte había pasado por su puerta cerrada con candado en repetidas instancias. Quería ayudar y lo sabía, pero... Estaba abrumado. Necesitaba estar solo.

La habitación que Norte había destinado para Jesper tenía una cama, un armario con algunas prendas dentro, una mesa de noche, una cómoda, un espejo de cuerpo entero y un pequeño sillón.

Él solo había pedido un colgador y Norte le dió toda la habitación.

Lo mimaba demasiado.

Miraba a través de la ventana, la nieve cayendo y la corriente de viento le parecían lo más interesante del mundo, solo por querer distraer sus pensamientos. Sabía que debía afrontar la realidad tarde o temprano.

Horas después, se dirigió a paso lento al área donde su amado dijo que estaría. Apenas llegó, esperó desde el umbral de la puerta que notara su presencia, lo cual no tardó mucho.

—Llévame al Palacio.

Sus palabras fueron órdenes, y pronto se halló al lado de Norte en el trineo, atravesando el portal hasta los cielos que rodeaban su querido palacio. Tan bello, tan magistral... Aumentaba su temor por averiguar qué mas podría haber perdido. Si no entendía a los yetis, ¿entendería a las palomas?

Tenía obligaciones a las cuales atender, se recordó, y necesitaba comprobar si efectivamente había perdido sus habilidades innatas como espíritu de paz.

Intentó poner un pie sobre las nubes, y de no haber sido por los increíbles reflejos de su amado, habría caído hasta el suelo.

Bien, no podía pisar nubes.

Llamó la atención de una de las aves cercanas, queriendo que llame a Alva, pero no entendió nada de lo que la ave tenía por decir. Se sentó en el trineo, soltando un profundo suspiro. Confirmadas sus suposiciones, y con un gesto derrotado, se aferró al brazo de Norte.

—Hay que volver. Aquí no hay nada que se pueda hacer.

El camino de regreso fue silencioso. Jesper agradeció eso, no estaba de humor para hablar. Se sentía vacío, y quería entender porqué le estaba pasando eso pero no hallaba respuestas. Era ridículo.

En teoría, ya no era un espíritu. No podía realizar su único trabajo destinado post-muerte. ¿Acaso ahora era un alma vagabunda? No, aún podía tocar a Norte.

Nada tenía sentido.

Al llegar, Norte lo guió hasta su habitación. Tenía un gesto pensativo, serio. Intrigado por esto, Jesper solo dejó que el otro lo llevara.

Cerró la puerta tras él después de ingresar al cuarto y observó a Norte con curiosidad, esperando que comenzara a hablar. Su amado estaba sentándose al borde de la cama, justo frente a él.

—Hoy en la mañana—, comenzó a hablar el guardián, —Lidia me dio una visita.

Capturó su completa atención al instante. Rápidamente, se sentó al lado suyo y tomó su mano entre las suyas.

—Me guió hasta la habitación en la que te hallaron, la que tiene mis cosas viejas. Vi la caja musical en el suelo, la levanté y empezó a sonar—. Norte se detuvo un segundo, tomó aire, y volteó a ver a Jesper. —Y de pronto te recordé a ti... En mi vida humana.

Apretando su mano con fuerza, Jesper jadeó con sorpresa.

—Solo algunas cosas, supongo que lo mayoría, no lo sé, pero parece que ya nos conocíamos y-...

—Entonces estamos iguales ahora.

Confundido, Norte volteó a verlo.

—¿Qué?

—Ese día, yo... Yo también recordé gracias a esa misma melodía. Y todo este cambio—, se apuntó a sí mismo, —se dio al mismo tiempo.

—Oh.

Norte no dijo más. Fruncía las cejas, pero, ¿por qué?

—Eso no... No es problema, ¿no? El que nos hallamos conocido antes— indagó Jesper

—No, no, no. Es solo que...— Norte sonrió ligeramente— Es extraño. Éramos muy distintos.

—¡Cierto!— rió Jesper, ahora más relajado —Pero... Por lo menos volvimos a encontrarnos. Nos amabamos antes, nos amamos ahora... Si reencarnaramos, estoy seguro de que nos volveríamos a amar.

Jesper adoró ver a Norte asintir mientras reía, con un bello carmesí extendido por sus mejillas.

—¿Muy cursi?— preguntó Jesper sonriendo ampliamente.

—Sí, pero no niego que así sería, ángel mío.

Su sonrisa se desvaneció de pronto. El apodo aún era precioso, pero... Sin sus alas, parecía ya no tener sentido.

Notando su repentino cambio de humor, Norte tomó su mejilla, llamando así su atención.

—Hey... Sigues siendo mi ángel. ¡Eres prácticamente uno! Amable, hermoso, increíble, amoroso, muy bueno para ser verdad, un regalo del cielo-...

El pecho de Jesper se sintió cálido, su corazón latía contento y no podía dejar de sonreír con torpeza. No aguantó más, y guiando la mano de Norte que aún sostenía a su propia cintura en un rápido movimiento, pasó sus manos por el cuello de su amado y juntó sus labios con emoción, dejando que ese amor que sentía por Norte controlara sus acciones.

Después de todo lo sucedido, Norte aún hacía muy feliz a Jesper. Y el saber que ahora ambos se recordaban lo calmaba, puesto que no había mencionado ese detalle antes. No habían tenido la oportunidad de sentarse a hablar de lo sucedido.

Tal vez harían eso luego.

Ahora que Jesper estaba sobre el regazo de Norte ambos recorriendo sus cuerpos con sus manos mientras compartían besos entre risitas enamoradas, no había forma de que se vuelvan a concentrar en otra cosa que no sean ellos.

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Anywayyyy perdonen la tardanza! Esta semana es mi cumpleaños y estuve adelantando muchos trabajos para no estar saturadx ese día, pero actualizar se me super olvidó jajs:(

He hecho algunos cambios a lo que tenía planeado para el libro, y le quedan aproximadamente 6 capítulos, espero que los vayan a disfrutar;)

Hope you liked it!

PastTomorrow out!

Espíritu de Paz ;; RotG , KlausWhere stories live. Discover now