La vi a Esther sentada bajo un umbral de luz, su vestido negro, al cuerpo, con un leve escote en forma de V, largo hasta la rodilla con volados en el extremo inferior. Las piernas cruzadas, dando una sensación de timidez. Sus pequeños pies vestían zapatos bajos, guillerminas de charol, empañado su brillo, por el frecuente uso.
Su contextura física es llamativa, es una mujer que porta cierta rigidez, alta, de piernas largas y brazos largos. Tiene un aspecto fuerte, imponente que se conjuga con otro aspecto vulnerable, fino y de clase. Su piel es extremadamente blanca, aún más clara por el polvo de cosmética que se aplica en los pómulos. Sus ojos, con una mirada seria, fuerte y ambiciosa, adquieren un halo lúgubre con el delineado negro que se suele aplicar. Sus labios carnosos están pintados con un rojo carmín. Tiene pelo negro oscuro, corto, con ondulaciones marcadas y peinada con mousse para fijar el peinado por más tiempo. Manos largas y cuidadas, uñas largas pintadas de un color rojo que combina con el color carmín del lapiz labial. Lleva consigo un pequeño bolso, que tiene cruzado, como morral, bien pequeño que combina con sus zapatos acharolados. En su cuello luce un collar con piedras brillantes, que al moverse lentamente, brillan y generan luces en las paredes del lugar.
