𝐊𝐄𝐘 𝐎𝐅 𝐋𝐈𝐅𝐄 ━ jatp

𝐎𝟐. 𝐒𝐓𝐄𝐋𝐋𝐀 & 𝐓𝐇𝐄 𝐏𝐄𝐏 𝐓𝐀𝐋𝐊.

╰➤ ⟨ 𝐎𝟐. 𝐒𝐓𝐄𝐋𝐋𝐀 & 𝐓𝐇𝐄 𝐏𝐄𝐏 𝐓𝐀𝐋𝐊. ⟩

STELLA PODÍA AFIRMAR QUE LO PEOR DE ESTAR MUERTA Y SER UN FANTASMA ERA ver a las personas que amaba sufrir y no poder hacer absolutamente nada. Lo segundo peor de ser un fantasma, que había estado sola por veinticinco años en un cuarto oscuro, era el estar sola nuevamente. Aunque sabía que no tendría porqué estarlo. Conocía a tres chicos que también eran fantasmas pero eso no le quitaba el hecho de que se sentía sola y muy dentro suyo sabía que estaba sola. No entendía porqué se había convertido en lo que era en ese momento. Sabía que no podría encontrar una respuesta pronto. El más allá era algo que nadie estaba seguro. Nadie había vuelto de ese sitio y, aunque le costara decirlo, no sabía si iría pronto a ese lugar. Por eso, después de llorar por algunas horas y tener un ataque de pánico, decidió que debía establecer varias cosas para mantenerse mentalmente estable. Por mucho que sus ideas a veces perdían el rumbo y siempre había algo que le molestaba en su mente, Stella podía reconocerse como una persona que podía mantener la tranquilidad la mayor parte de el tiempo. A veces forzándose a hacerlo para no dejar que la ansiedad se apodere de ella ni que su estabilidad mental se derrumbe. Había estado toda su vida aguantando y concentrándose en diferentes cosas para no derrumbarse, podía seguir haciéndolo ahora que era un fantasma... ¿verdad?. Bueno, quiso hacerlo, realmente quiso pero no pudo lograrlo por mucho tiempo, Stella tuvo que derrumbarse durante algunos minutos cuando vio a su familia, a sus padres. Su hogar seguía intacto. Por supuesto que seguiría intacto. Sus padres le habían dicho que querían mantener ese lugar hasta que ella tuviera hijos y ellos pudieran contarle historias sobre esa casa. Claramente, no se pudo. Y claramente, eso era mucho para cualquier persona que tuviera sentimientos. Y claro que ella lo tenía, aunque no trataba de sacarlos mucho a la luz.

Estuvo llorando y tratando de llamar la atención por varias horas hasta que se dio por vencida. Sabía que no podría hacerse notar ante ellos. Así que solo se sentó en las escaleras de su casa, observando como sus padres veían televisión mientras ella trataba de no morirse de un ahogamiento por la cantidad de llanto que soltaba. Tuvo que irse. Ya no podía soportarlo más. Era mucho para la estabilidad que había logrado conseguir ante la gran noticia que Julie le había dado. A pesar de que Stella no tuvo la mejor relación con sus padres desde el momento en el que les dijo que quería dedicarse a la música, eso no significaba que no los amaba con todo su corazón. Habían pasado algunos meses cuando ella huyó de su casa para vivir con Charlie y poder dedicarse a la música, no había día que la chica no llamara a sus padres para avisarles que estaría dando presentaciones en pequeños lugares. Nunca iban, pero siempre deseó que lo hicieran. Y Charlie. Bueno, ese había sido el punto de quiebre. Después de tratar de ubicarlo, yendo a donde solía ser su departamento, se encontró con la sorpresa de que ahora ese lugar era un estacionamiento a un centro comercial. Quería saber dónde estaba, saber qué había pasado con él, qué había sido de su vida, si se había casado con alguien más. Pero primero debía detenerse para pensar un momento, tratar de procesar todo para no caer más en el abismo de tristeza al que se estaba tirando. Así fue como apareció en el techo de el Orpheum, el teatro donde iba a tocar la noche anterior. O mejor dicho, hace veinticinco años atrás. A pesar de que habían pasado años en el mundo de los vivos, todo se sentía muy reciente. Y por supuesto que lo era. Parecía que el tiempo se hizo más rápido que flash y solo había pasado medio día para ella. La noche estaba presente y Stella no supo cuánto tiempo estuvo viendo las calles frente a el teatro, viendo a los autos y a la gente pasar. Tal vez horas, tal vez minutos, tal vez segundos. Su mente seguía procesando toda la información y trataba de encontrar una manera de mantener la calma. Pensando en qué haría ahora que ya no tenía a nadie, que ya no tenía absolutamente nada.