4

1.1K 85 5
                                    

Pov Genobeba

La gala de beneficencia de la institución FOC (A Future For The Orphan Childrens), en las Vegas, es de las pocas eventualidades que no involucran el vicio y la perversión en la ciudad, y que sin embargo, reúne a toda la crema y nata de la alta sociedad.

Un círculo social en él que todos odian a todos y las falsas sonrisas están a la orden del día.

Una reunión donde todos hablan en voz baja mientras comentan los chismes más escandalosos y se insultan con elegancia y cortesía,  mientras beben una copa de champán.

Yo, en lo particular, solo asistí a esa reunión porque aquella era una causa que me conmovía de sobremanera.

Cruce la puerta principal con un vestido color lila que llegaba hasta mis pies y tenía una raja hasta la mitad del muslo derecho, con un compiño drapeado que se separaba de la falda con una cinta blanca que no resaltaba demasiado pero que hacía ver mi cintura mucho más pequeña.

Claro que un diseño de ese tipo tenia que estar acompañado de unos preciosos Jimmy Choo blancos y una delgada cadenita de oro blanco con una rosa de brillantes muy pequeña.

El salón estaba lleno de personas que yo había visto antes y que no me agradaban ni un poco, pero por suerte no tarde en encontrar a mi mejor amiga.

Lidis estaba preciosa, con un vestido verde botella de mangas larga que se ajustaba su delgada figura como un guante.

Sonreía a todos con naturalidad y de vez en cuando me dedicaba una mirada de comprensión.

Pues ella sabia que se acercaba el peor día de mi vida y no había encontrado ninguna solución inmediata.

-Cariño, intenta sonreir...no hagas que se note tanto.

Susurro sin dejar de sonreir cuando estuvimos algo apartadas del gentio.

-Que quieres que haga. No puedo sonreir como si este fuera una de los mejores días de mi vida.

Ella me abrio los ojos a modo de regaño y yo fingí mi mejor sonrisa para darle el gusto.

-Tienes que intentarlo. Ya luego hablaremos en casa y te prometo que encontraremos una solución...- Estiró el cuello y se sonrojo ligeramente antes de volver a mirarme-...espérame por aquí, ahora regreso.

Y sin darme tiempo a responder se fue dejándome completamente sola, enojada.

Después de algunos minutos, me canse de estar esperándola y camine hasta la salida al jardín.

Cuando llegue a la puerta y me disponía a respirar la frialdad del aire nocturno, apareció en mi campo de visión una persona que yo jamás espere encontrarme: el idiota del café.

-¿Me persigue señorita?

Interrogó él con una sonrisa bastante fingida y los ojos chispeantes de enojo.

En ese momento quise gritar de frustración.

Encima de todos mis problemas, también tenía que enfrentarme a un idiota descerebrado.

-¿No será usted quien me persigue señor?

-Lo dudo mucho. De hecho yo asisto a todas las galas benéficas y esta es la primera vez que la encuentro en una.

Involuntariamente rodé los ojos a modo de burla y suspiré resignada a que definitivamente mi noche estaba arruinada.

-Me alegro mucho de que su vida social sea más activa que la mia. Ahora si me permite, esta noche ya esta siendo bastante horrible, no quiero tener pesadillas por su causa.

Heridas Del AlmaWhere stories live. Discover now