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¿Cuán basura se puede llegar a ser cuando se tiene el corazón roto?

¿Qué tan destrozado hay que sentirse para buscar calor en alguien que no amas?

Bastante, créanme que bastante.

No puedo hacer nada más que mirar al techo de una habitación que no me pertenece, un aroma que no es de la persona que me gustaría fuera el dueño me baña, sábanas de un extraño sobre mi cuerpo, mas es el sabor de cada beso lo que me tiene intranquilo, dolido.

¿Qué es lo que busco haciendo esto?

Sacármelo de la cabeza, evidentemente, es lo único que esperaba sucediera al sugerirle a Jisung pasar un buen rato juntos. Creí que funcionaría, ilusamente, pensé que podría olvidarme de quién era Christopher Bang por un par de horas, pero no, él estuvo en mi mente cada segundo.

Y sigue estándolo a la vez que escucho la ducha sonar como una melodía de fondo mientras que yo no me muevo de la cama deshecha. Mis labios se sienten irritados, mi cintura duele, tengo la cabeza dándome vueltas, estoy mareado, siento asco de mí mismo.

Soy una basura repugnante.

Quiero llorar, Dios, lo único que quiero hacer ahora es encerrarme en mi habitación y no salir de ella en dos meses.

La próxima semana es el cumpleaños de Chris. ¿Podría faltar? ¿Fingir que me siento enfermo? No lo sé.

Sus cumpleaños son agradables, porque él siempre me invita a pasarlo con él y su familia. ¿Este año será igual? ¿Invitará a Jessica en vez de mí? Probablemente.

Cerré los ojos, no quiero dormir, pero no tengo ganas de que la luz siga pegándome en ellos cuando los siento tan delicados. Jisung dijo que podía descansar si quería, usar la ducha, ponerme su ropa. Él no es malo, la verdad, Jisung es un buen chico.

¿Por qué no pude enamorarme de él?

Sería más fácil, porque sé que le gusto.

Y ese detalle en especial me hace sentir peor. Es como si estuviera aprovechándome. Es así. Lo siento mucho, Jisung.

—¿Felix? —No me di cuenta de que ya se había duchado.

Abrí mis ojos y giré a verlo, cansado, observándolo ir hacia su cajón para sacar algunas prendas. Mis uñas en su espalda llamaban mi atención, recordándome crudamente lo que quería olvidar.

Mi cuerpo al desnudo no era de mucha ayuda.

—Pensé que dormías—dijo cuando me vio—. ¿No quieres usar la ducha? —negué—. ¿Seguro? —volví a negar—. Bien, aunque no es un problema, hay toallas de más y puedo prestarte lo que quieras.

—No, estoy bien—dije sentándome sobre la cama, quejándome, tocando mi cuello con lentas caricias, justo en donde el raspar de mi mano causaba molestia en las zonas sensibles, rojizas, un poco amoratadas—. Creo que debería irme.

Vi que no quería que me fuera, pero ya no quiero estar aquí. Luego le pediré perdón, ahora solamente busco que nadie se preocupe por mí, al menos por hoy.

—¿Quieres que vaya a dejarte? —ofreció—. Para que te ahorres toda la caminata.

—No, pero gracias—respondí quitándome las sábanas de encima, viendo el suelo en busca de mi ropa.

No he visto mi cara, tampoco quiero saber cómo es que me veo. Un asco, obvio, no se puede esperar mucho después de tener sexo, llorar un poco y estar cansado como el infierno.

Heather [Chanlix]Where stories live. Discover now