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Tú tenías 4 años cuando lo viste por primera vez, te acercaste y él no se inmutó de tu presencia. De tu pequeña y dulce presencia, aquello no te gustó, querías que te mirara y explicara por qué cantaba en tus sueños tan libremente. Fuiste tú, con tu menudo y blanco cuerpo, la que se acercó con valentía, con una mano en tu pecho y la otra muriéndose de nervios.

Le hablaste, dijiste tu nombre y él sonrió muy tenuemente para luego ignorarte y continuar con su cántico. Frunciste tu ceño y, sin embargo, te sentaste a su lado y grabaste esa canción muy bien en tu cabecita de niña, balanceando tus pies descalzos en la hierba verde y cerrando tus ojos de dulce cielo, complacida ante las notas suaves que él liberaba con simpleza de sus labios.

Te hipnotizó. Te gustó mucho hasta que la melodía murió en su boca, así como nació. Lo miraste confundida y te quejaste de ello, impúdica e ignorante de lo cautivado que él había quedado de tu belleza de niña. Sus cabellos se movieron suavemente, fue como el soplo de una noche opaca, pero seguías viéndolo embelesada.

Aquel azabache se levantó suavemente y caminó sin esperarte, cosa que te confundió, pero eras perseverante y fuiste tras de él. Te caíste en ese lapso, porque sus piernas varoniles eran largas y las tuyas, frágiles y débiles, apenas le seguían el paso. Sus intenciones no eran voltear para ayudarte, pero aún así lo hizo, mientras tú contenías con todas tus fuerzas ese llanto caprichoso que amenazaba con salir. Sonrió con sorna ante ello y tú, ya algo molesta, le reprochaste «Soy una niña... deberías ayudarme»

Él con facilidad te cargó con un brazo, eras de peso pluma así que no fue un problema en lo absoluto. No te quejaste, a pesar de lucir un sonrojo de cereza en tu carita pequeña, porque pensaste que ya estabas dando un avance amistoso con el "joven amargado", sin embargo, por un momento te sentiste en peligro debido a que tu madre siempre te decía que no debías ir con extraños... Y uno prácticamente te estaba cargando.

Pataleaste y él rió ante tus nulos y frágiles movimientos, quisiste profundizar en ello ¿Por qué se reía?¿Por qué no te hablaba?¿Sería mudo? Difuminaste las incógnitas que se esparcieron en tu mente para recordar que eso era un sueño. Que él no te haría daño a menos que tu actividad onírica se tiñera en negro maligno. Como si te leyera la mente, él te dijo «No te haré daño, Anna... pero no hagas ruido o sino pegaré con cinta tu boca» refunfuñaste molesta por sus palabras tan ariscas hasta que paró de caminar y te soltó. Fuiste hábil y en lugar de caerte, te mantuviste de pie.

«Ah, por cierto, me llamo Ray» eso hizo de tu expresión molesta morir para sonreír victoriosa, él avanzó y tú tomaste de su mano para no perderte. Ray no se quejó, mas no te miró como tú te lo esperabas, pero eso ya no te importaba. Ya sabías su nombre y desde ahora él era tu amigo. Ray no lo sabía pero eso tampoco importaba, porque aceptó jugar a las escondidas contigo y eso hacían los amigos. Tú perdías rápido y él ganaba siempre, te habló de las estrategias que debías usar y tratabas con todas tus fuerzas de grabártelas para igualar su nivel.

Él te veía correr por los prados, corrías con el polen danzando en el aire y tus cabellos dorados, volátiles por la brisa de ese verano mágico e imaginario. Fue cuando el cielo se tornó lila que Ray te llamó y se despidió, tú entendiste ello pero le pediste cantar una última vez.

Él lo hizo, tu deleitaste tus oídos y dormiste en su hombro sin permiso, esperando verlo nuevamente para jugar.

Esa mañana te levantaste, con la carita pintada de rosa y una sonrisa de cristal en tus labios, brillante y diáfana, siempre blanca. Descalza bajaste rápido, como eras niña la suerte nunca te abandonaba y jamás te lastimabas las plantillas de los pies. Saltaste hacia tu madre y ella, curiosa, se dignó a mirarte después de una intensa pelea con tu padre. Su rostro yacía con una mancha morada, le dolía y no lo notaste por tu inocencia jamás marchita. Ella sólo te sonrió dulce, con sus ojos celestes ribeteados.

¡Tengo un amigo, mami! Su nombre es Ray y canta bonito.

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Ahh... No sé yo, pero creo que esta es una de las historias que más me gusta escribir ¿Le está gustando a ustedes, mis preciosos seres de luz? ;/w/;💖

🌼¡Muchas gracias por leer, los quiero mucho!🌼

❁Durmiendo a medianoche❁RayAnna❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora