Mini relato 1: "Ida"

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--- ¡Oye, rival! No tienes que irte, quédate con nosostros, tus amigos... --- Gai intentando desesperadamente que el corazón del peliplata siguiera latiendo, derramaba lágrimas al ver como poco a poco sus latidos se hacían más lentos. --- Tienes que abrir los ojos, te están esperando en casa, Obito te espera junto a Akashi... ¡Vamos, maldición! --- Veía como el rostro del Hatake se ponía cada vez más pálido, se sentía impotente al no poder hacer nada por su mejor amigo. En estos momento quería poder utilizar ninjutsu médico para cerrar la herida y que la hemorragia parara.

Volteó a ver a todos lados en busca de alguien de su equipo para que le ayudara, no había nadie, todos estaban muertos y los únicos que quedaban eran él y su rival.

--- Vamos, vamos maldición... Kakashi tienes que levantarte, porque sino ya no podrás ver a tu hijo, abrazarlo y verlo crecer junto con Obito --- La desesperación iba creciendo dentro de él al ver como el peliplata sonreía triste y como de sus ojos lágrimas gruesas salían.

--- Gai, lo siento... Dile a Akashi que me perdone por no poder estar a su lado... --- Kakashi medio susurró tartamudeando y escupió sangre al no poder respirar con normalidad. ---... Y a Obito que lo amo... --- Lloraba al saber que ya no habría futuro para él y que no iba a ver a su familia nunca más, no vería a su pequeño niño correr y jugar con el azabache Uchiha, ya no tomaría su mano cada vez que caminaban por las calles de la aldea. No vería más a su pequeño bebé. Tampoco estaría con su estupendo esposo, ya no sentiría la calida sensación de sus abrazados y el amor de sus besos... ya no serian una familia.

--- Kakashi, ¡Kakashi! --- El pelinegro le gritaba tomando su rostro e intentaba que lo viera y le dijera algo más, pero su cuerpo estaba totalmente frío, no quedaba rastro de vida en él. La sensación de ardor en los ojos de Gai le obligaba a cerrarlos para que las lágrimas bajaran por sus mejillas, el dolor en su pecho se intensificaba cada vez más cuando recordaba a su mejor amigo con su familia viviendo de lo más feliz en la aldea, no imaginaba lo roto que se sentirían ellos al saber que el peliplata había muerto.

Porque era así, su amigo y rival de toda la vida estaba muerto y no había nada que pudiera hacer para poder evitar el dolor del pequeño niño de diez años al saber que uno de sus padres había fallecido.

Pequeños Relatos [ObiKaka]Where stories live. Discover now