Estrellas

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17 AÑOS.


Incluso cuando nadie más crea
No me iré a bajo tan fácilmente
Así que no te rindas en mi

Sonreían uno al lado del otro sólo con aquel cristal separandolos, miraban el techo mientras el castaño le contaba alguna que otra locura que había echo en una de sus misiones, al igual que trataba de explicarle como era la expresión de todos los que se enfrentó.

- ¡Si que te tienen miedo!- exclamó la chica mientras se abrazaba el estómago riendo y tratando de respirar bien ya que el aire se le había ido de los pulmones de tanto reír.

El castaño se levantó un poco del suelo apoyándose en sus codos riendo un poco por los intentos nulos de la chica tratando de respirar, pero su sonrisa se esfumó al ver como esta empezaba a toser estrepitosamente, se levantó y apoyo una mano en el cristal preocupado.

-Oye- la llamo, en cambio está siguió tosiendo, la puerta que estaba de aquel lado se abrió dejando a la vista un par de personas vestidas con un montón de materiales, quisieron acercarse a ella, en cambio está retrocedió.

- No, estoy bien- dijo dejando de toser- sólo dejen las pastillas allí las tomare- dijo tranquila, los adultos asintieron dejando las cosas en la mesa y salieron. La joven empezó a levantarse un poco tambaleada y se dirigió hacia las mesa y las pastillas.

Dazai hizo una mueca al ver una pequeña cantidad de sangre en el suelo, se levantó también y miro cada movimiento de la chica, está tomó algo temblorosa el vaso con agua y se llevó un aproximado de seis o siete pastillas a la boca para luego tratarlas con el agua.

Tomo un trapo y se limpió la boca el poco rastro de sangre que tenía, poniéndolo a lavar, luego se si vuelta y le sonrió al castaño.

-Perdon por aquello- hablo un tanto tímida y sonrisa triste- por cierto, algún día tendrías que decirle a Oda que venga, así jugamos al ajedrez otra vez, obvio tu moviendo mis piezas.

- Eres malísima jugando- le contestó el castaño cruzandome de brazos- hasta me cabe decir que el inútil de Chuuya te ganaría.

- ¡OYE!

- No pensándolo bien, Chuta perdería contra ti- interrumpió a la chica mirando hacia el techo con una mano en su mentón pensando.

Pudo ver en el techo como este tenía un extraño formato lo cual le llamo la atención y sin prestarle atención a la chica sobre que si era buena jugando al ajedrez la interrumpió.

-¿Por qué el techo tiene ese formato?- pregunto sin apartar la vista, la joven un tanto desconcertada dirigió la vista hacia el lugar.

- Es algo que siempre me pregunté- dijo con simpleza- y por cierto, Chuuya no es tan malo como tu dices.

- Si, si lo que digas, repitetelo hasta creerlo- dijo desinteresado- por cierto, mañana es tu cumpleaños número diecisiete, ¿quieres algo en especial?- pregunto el de ojos marrones.

- No tengo nada en mente- contestó- sólo...sorprendeme- le sonrió.

- De acuerdo, mañana vendré, ahora Morí me mando a un trabajo con Chuuya y la verdad es que no tengo ganas de trabajar con ese enano molesto- dijo triste encorbandose un poco.

- ¿A quién mierda le llamas enano?- interrumpió una tercera voz aquel lugar- no es mi culpa que tu seas un poste de casi dos metros- hablo el pelirrojo cruzandome de brazos.

- ¡Punto para Chuuya!- grito la chica levantando las manos, tenía razón, el castaño era alto para ella que media exactamente lo mismo que el de sombrero.

- No ves, hasta la aislada me da la razón.

- Tn...tenias que está de mi lado- se quejó- no del de...- examinó al pelirrojo con la mirada de arriba hacia abajo y lo señalo- ¡esto!

El pelirrojo tuvo un tic nervioso en su ojo mirando con furia al más alto, iba a recriminar que dejará de jugar ya que había que ir a trabajar, así podría terminar el trabajo más rápido y no tener que aguantar al castaño, pero fue interrumpido por la única voz femenina allí.

- Ya vayan, así puedo reconsiderar el suicidarme contigo Dazai-san la joven, haciendo que al de ojos marrones le brillaban los ojos de emoción.

- Entonces esperame sólo unas horas, volveré por ti bella dama- dijo el castaño para luego empujar con todas sus fuerzas al pelirrojo el cual se quejó, pero no le dio importancia y cerró la puerta dejando a la joven sola. Esta sonrió negando con la cabeza.

...

Al día siguiente Dazai le había dicho que iría tarde, ya que su regalo era tan grande y maravilloso que la haría esperar, la chica no se negó ante aquello y con una sonrisa asintió.

Ya entrada la noche el castaño se adentro a la habitación mirando a la joven la cual lo miraba con una sonrisa, el se la devolvió pero se percató de algo nuevo que ella no tenía el día anterior, así lado ella poseía un caño con patas en el cual había un suero intravenosa el cual por un pequeño clave de plástico se dirigía a su brazo. No pregunto, sólo no pudo hablar.

Todo estará bien.

Otra mentira que se hacia a si mismo.

- Ahora si- dijo el castaño- ¡Feliz cumpleaños número diecisiete Tn!- grito feliz para luego con un pequeño control en su mano, apretar un botón el cual hizo que el techo hiciera un ruido extraño para luego empezar a abrirse dejando paso a la oscuridad de la noche.

Las luces se apagaron dejando ver la claridad del cielo despejado y sólo la luz tenue de la luna acompañada de mucha cantidad de estrellas, faltaba decir que no había rastro de luz de ciudad, lo cual fue raro ya que sabie que estaban en la ciudad, en cambio, las estrellas se veían en extrema cantidad y claridad.

Aún así había otro vidrio antibalas que los separaba del exterior, pero con la vista fue más que suficiente como para que sus piernas temblaran y se cayera el suelo tapando su boca con ambas manos sin apartar la vista del cielo oscuro.

-¿C-como?- se pregunto a ella sin poder creerse lo que sus ojos veían, después de doce años se pudo volver a permitir apreciar el hermoso cielo de la noche. Sus lágrimas no tardaron en salir, y las de ella no fueron las únicas en derramarse, sino también una que otra lágrima salía de aquellos ojos marrones que contemplaban a la joven.

Se acercó acordándose a su lado y también miro el cielo, sólo, por un pequeño momento creyó haber sentido su calidez, pero luego volvió a la realidad al darse cuenta de que ese maldito y hermoso cristal los separaba.

- No preguntes el porque no hay luces de ciudad- dijo el castaño entre risas, la joven también se río.

- Ya me lo imagino- contestó y miro al castaño, este también la miro, conectando ambas miradas de almas en sufrimiento, simplemente aquella noche sus almas se conectaron como una sola sin necesidad de contacto físico.

Fue, algo que ninguno de los dos pudo explicar.

Y me sostendre
Me sontendre en ti
No importa lo que este mundo lancé
No me va a sacudir

⏳Sessuru⏳ - Dazai Osamu✔Место, где живут истории. Откройте их для себя