POR LA VENTANA

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Inko Midoriya, es una mujer que ronda por poco más de los treinta años, de cabello verde y largo, complexión delgada y ojos esmeralda. Inko es una madre soltera desde hace ya algunos años, más específico, desde que su único hijo nació.

Claro que a ella no le importaba y salía adelante a pesar de las circunstancias, el simple hecho de ver la sonrisa del pequeño niño de cabello rizado y verde, era totalmente satisfactorio.

Izuku, el pequeño, era un niño travieso como cualquier otro, pero a su corta edad de cuatro años le era difícil hacer amigos debido a su natural timidez, sin embargo, el chico siempre estaba alegre a pesar de todo. Su mejor pasatiempo...mirar por la ventana.

La pequeña família de cabello verde vivía en un complejo de apartamentos en el piso 14, así que el mirar a través del cristal de la ventana era como un viaje por toda la ciudad desde ahí, pues se podían observar cada uno de sus rincones.

Izuku podía pasar varias horas mirando por la ventana, siempre en la que estaba en la sala, a veces, reía repentinamente mientras miraba a las afueras, quizá era porque vió algún lindo canario que pasó por ahí, en fín, es lo de menos.

Un día como cualquier otro, Inko se encontraba en la cocina preparando la comida, pues ya se estaba haciendo algo tarde, Izuku por su parte, estaba observando la cuidad a través del cristal de la ventana de la sala, el reía de vez en cuando, hasta que Inko le llamó para comer.

- ¡Izuku! - dijo la madre, haciendo un altavoz con sus manos. - Vamos, es hora de comer

- ¡Iré en un rato, mamá! - Le respondió el pequeño, desde la ventana.

- Ese chico... - Pensó con resignación.

Inko tomó un vaso de agua, dándole un sorbo, y se dirigió con el en mano hasta Izuku. Estando cerca, el pequeño peli-verde comenzó a llorar desconsoladamente, se sentó en el suelo y frotaba sus ojos con los puños.

- Izuku, ¿qué pasa? ¿por que lloras? - preguntó la madre, acercándose a él.

- E-es que... - decía entre sollozos. - M-mi amigo m-me dijo a-algo malo

- ¿Tú amigo? Pero si no hay nadie más aquí - respondió la mujer, extrañada.

- M-mi amigo de a-afuera -

- ¿Y dónde está ese amigo tuyo? Tendré que hablar con su madre en todo caso -

- E-en la ventana - dijo el menor, señalando el cristal.

Inko, resignada, suspiró un poco y se dirigió a la ventana aún con el vaso en la mano, la abrió y vió a un niño pequeño cerca de cuatro años de edad, con cabello rubio pálido y con una mirada egocéntrica.

- Oye, pequeño, creo que deberías pedirle una disculpa a mi... -

Inko no pudo articular una palabra más, su mente y cuerpo se habían congelado por completo y sus ojos parecían haber perdido su brillo natural, ocasionando que el vaso de vidrio que tenía en mano cayera, estrellándose en pedazos...
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⏰ Última actualización: Oct 15, 2020 ⏰

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