14.- Libre

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Hongbin, Hyuk y Ken esperaban en la cocina, los dos humanos con grandes tazas de café frente a ellos, Hongbin parecía especialmente preocupado y no dejaba de voltear hacia la puerta a pesar de los intentos de Hyuk por distraerlo y reconfortarlo

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Hongbin, Hyuk y Ken esperaban en la cocina, los dos humanos con grandes tazas de café frente a ellos, Hongbin parecía especialmente preocupado y no dejaba de voltear hacia la puerta a pesar de los intentos de Hyuk por distraerlo y reconfortarlo.

Luego de un tiempo que a Hongbin le pareció demasiado largo, Ken levantó la vista hacia la puerta, haciendo que los otros dos le imitaran aunque sin ver nada más.

―Ha terminado, ahora puedes subir a comprobar el bienestar de tu amigo, pero... ―antes de que pudiera terminar Hongbin ya se había levantado y casi corrió hasta el cuarto de Ravi, seguido por los otros dos.

Al entrar, encontraron a los dos profundamente dormidos, Hongbin se acercó un poco sin atreverse a despertarlos pues veía en el rostro de su amigo una placidez como cuando dormía a la luz del sol, y eso solo quería decir que se sentía seguro.

―¿Ves? Te lo dije, Leo puede parecer muy frío... bueno, en realidad lo es, pero es testarudo cuando se propone algo y, al parecer, se ha propuesto ayudarlos a ti y a Ravi, así que no corren el menor peligro a su lado.

―Lo lamento, es sólo que, nunca habíamos conocido a otros vampiros como ustedes, hasta el momento todos habían sido despiadados y egoístas.

―Ahora me siento especial, ―sonrió Ken―, sólo hazme un favor y no uses ese término para nosotros, es considerado algo "vulgar".

Por algunos momentos Hongbin lo miró con el ceño fruncido.

―¿Te refieres a vampiros?

―Justamente, no nos gusta, y puedo hablar en términos generales sobre todos nosotros.

―De acuerdo, prometo ya no hacerlo, ―la gran sonrisa que le dedicó, adornada por su par de hoyuelos, evitó que Ken pudiera decir algo más respecto a ese tema.

Hyuk se había quedado recargado en el umbral de la puerta para no interrumpir, por su parte Ken observaba la ventana que aún de noche estaba cerrada por gruesas cortinas de color azul marino. El suspiro que soltó no pasó desapercibido para el castaño.

―El amanecer está muy cerca y no habrá forma de despertar a estos dos a tiempo.

―No te preocupes, déjalo que duerma aquí, te aseguro que nadie va a abrir esas cortinas ni los pondrá en ningún peligro que podamos evitar, ¿verdad Hyuk?

El mencionado asintió.

―Comprendo, pero sí me gustaría decirles de la importancia de Leo, no solo porque es mi amigo, su función y su conocimiento son demasiado importantes para los que son como nosotros...

―Tranquilo, yo puse la vida de mi amigo en sus manos y todo salió bien, ahora tú pon su vida en las nuestras y el resultado será el mismo.

De nuevo aquella sonrisa que podía convencer al mismísimo diablo, de forma que Ken asintió. Además el amanecer ya le estaba pesando con el sueño.

Esclavitud feérica (WonTaek)Where stories live. Discover now