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JiMin salió de su acogedora casa y acomodó sus castaños cabellos al recibir la brisa de la mañana. Contempló por unos segundos el campo que lo rodeaba y suspiró con una pequeña sonrisa. Todo estaba igual. Comenzó a caminar hacia el pueblo a paso lento pero firme.

Tan aburrido todo” pensó mientras arrugaba su nariz. “¿Acaso no puede pasar algo interesante?” No lo malinterpreten, a JiMin le gusta el pueblo y le agradaban las personas de allí, pues siempre lo recibían con amistosos saludos pero, era todo tan... rutinario.

—Buenos días, JiMin —saludó el panadero, que salía con su bandeja cargada de panes recién salidos del horno. JiMin le sonrió abiertamente.

—Buen día, señor —contestó.

—¿Y qué tal va tu mañana? —dijo distraídamente el panadero mientras acomodaba los panes en una repisa.

—Va bien, de hecho voy a la librería a cambiar de libro —dijo entusiasmado—. Leí este de unas semillas que...

—¡Cariño! ¡Ayúdame por favor!

JiMin suspiró y sonrió negando levemente.

Siguió caminando balanceando el pequeño cesto que traía en las manos. Algunas señoras de edad lo miraban con una ceja alzada. Conocían a JiMin por su actitud algo despistada y porque no hace mucho había llegado al pueblo junto con su padre. JiMin venía de una cuidad y, hasta cierto punto, denotaba aires de elegancia lo que a muchas mujeres causaba envidia. Si, mujeres pues JiMin tenía mucha más clase que aquellas jóvenes que buscaban atención en los bares del pueblo. Aunque jamás lo admitirían.

—Hola —saludó JiMin al entrar en la pequeña librería—. He venido a devolver el libro —dijo alzando el libro de tapa azul.

—¡Ah! Hola, JiMin —saludó el hombre con felicidad—, ¿ya has terminado el libro? ¿Tan pronto?

—Sí, es que no lo he podido soltar —contestó avergonzado. Se subió a un pequeño banco y guardo el libro entremedio de los demás—, ¿hay algo nuevo? —preguntó esperanzado.

—Nada desde ayer —contestó el hombre mientras acomodaba sus lentes.

—No importa. —Apretó sus labios y contempló los libros de la repisa.— Me llevaré... mmh, ¡este! —cogió uno de tapa roja y se lo enseñó al señor.

—¿Ese? ¡Pero si lo has leído dos veces! —dijo animadamente.

—Es mi favorito. —Apretó el libro en su pecho.— Tierras lejanas, duelos, hechizos ¡El príncipe! —suspiró.

—¿Sabes? —El hombre acompañó a JiMin hasta la puerta.— Si tanto te ha gustado, te lo obsequio. —Le guiñó un ojo. JiMin lo miró asombrado.

—Pe-pero señor... —intentó formular palabra.

—Nah, insisto. —Empujó ligeramente a JiMin.— Es todo tuyo. —JiMin le regaló una de sus sonrisas.

—Muchas gracias. —JiMin dió un pequeño salto de emoción y abrió el libro, leyendo la pequeña sinopsis mientras caminaba.

Algunas personas miraban con curiosidad al joven, no siempre veían a una persona tan concentrada leyendo y caminando por el pueblo distraídamente. JiMin aún sumido en su lectura, ignoró todo aquello que le rodeaba y continuó caminando hasta que llegó a una fuente de agua. Se sentó en el bordillo y miró a la oveja y yacía pastando la hierba que había.

—Mi parte favorita es cuando ella encuentra el amor —le contó a la oveja. Volvió a sonreir—. Él era un principe —le dijo, y puso su mano al costado de su boca—, pero ella lo descubre al final —susurra, rió cuando la oveja se acercó e intentó morder la pagina del libro. Se levantó de la fuente y, aún leyendo, caminó hacia su casa.

Los murmullos dirigidos a él, eran como el pan de cada día, así que sólo los ignoraba mientras enterraba la nariz en el libro. Unos metros más allá, dió un salto de susto al escuchar un disparo.

 Unos metros más allá, dió un salto de susto al escuchar un disparo

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nos leemos en el próximo capítulo. 💕

-sya.

¡𝐄𝐬𝐚 𝐄𝐬 𝐌𝐢 𝐁𝐞𝐬𝐭𝐢𝐚! [𝐕𝐌𝐢𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora