Capítulo 17 -Bienvenida a casa-

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El áspero suelo rasga la piel de mis brazos provocando que estos sangren con intensidad

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El áspero suelo rasga la piel de mis brazos provocando que estos sangren con intensidad. Intento limpiar la sangre con mi propia camiseta, pero el fuerte dolor hace imposible el contacto.

Con la poca fuerza que me dejó el impacto, intento levantarme del suelo haciendo mi mejor esfuerzo. Un violento ataque de tos me invade cuando finalmente, logro ponerme de pie.

Observo hacia el frente, donde debería estar el portal, pero no hay nada. Sólo hay tierra seca, rojiza y vacía que se extiende hasta el horizonte. Una gran sensación de desesperación me invade al caer en cuenta, de que me encuentro completamente sola.

—¡Evan!— grito varias veces entre fuertes tosidos que dañan mi garganta —¡Evan, por favor!

Me siento tan asustada que no puedo retener las lágrimas. Mi llanto se pierde en el aire, y el dolor que siento en el pecho se vuelve cada vez más grande. Respiro agitadamente mientras me llevo las manos al rostro para evitar hacer demasiado ruido.

Estoy sola y desprotegida en el hogar de las bestias más oscuras. Estoy sola, en el infierno.

Mis manos tiemblan y creo que tendré un ataque de pánico, pero entonces, luego de unos segundos de puro terror, el miedo y la desesperación comienzan, poco a poco, a entrar en conflicto con una sensación nueva que toma inesperadamente, cada vez más protagonismo; comodidad.

El miedo sigue allí, pero hay una parte de mí que no teme en lo absoluto. Seco con cuidado mis lágrimas, y dejo que toda mi angustia choque contra la sensación de comodidad repentina.

De pronto, aunque esté descubriendo este lugar por primera vez, todo se siente extrañamente familiar, como si estuviese en un lugar sumamente reconfortante. No puedo dejar de sentir, como una parte de mí susurra con alegría; "bienvenida a casa".

No necesito pensar mucho para darme cuenta de lo que está sucediendo, no cuando lo siento a la perfección; esa parte de mí que está ligada a Lucifer, se siente a gusto, pero otra parte de mí, se encuentra completamente aterrada. Es como si fuese dos personas al mismo tiempo. Es confuso y agotador.

Tomo profundas bocanadas de aire, aunque estas, no me ayudan a recuperar la compostura. Limpio mi aún mojado rostro y me quejo una vez más del dolor que siento en los brazos cada vez que los muevo.

—Tienes que ser fuerte Nire, por Sol— susurro con tristeza.

Giro mi cabeza con temor, para seguir el camino de la carretera. Un cartel de madera, completamente podrido y asqueroso, da la bienvenida.

"Bienvenidos a Condere"

El nombre de mi pueblo en aquel cartel me desconcierta, así que, viajo con la vista siguiendo el recorrido del camino de tierra. A lo lejos, las figuras de algunas casas se abren paso entre la niebla que cubre al lugar. 

—¿Mi pueblo?— espeto confundida.

Respiro varias veces para intentar relajarme. El clima aquí es desgarradoramente frío. Cuando me imaginé el infierno, lo primero que se me vino a la mente fue una gran cantidad de calor sofocante y fuego, mucho fuego. Pero no. Hace tanto frío como en invierno o más, y el clima es áspero y seco.

LA ELEGIDAWhere stories live. Discover now